El 17 de junio de 1976 era asesinado en la provincia de
Mendoza el militante popular, responsable de la Regional Cuyo de Montoneros y
autor del célebre libro “La Patria fusilada”, en el que denunció la “Masacre de
Trelew” perpetrada por oficiales de la Armada el 22 de agosto de 1972 En la
ciudad mendocina de Guaymallén, el 17 de junio de 1976, el auto en el que
viajaban Urondo, su mujer Alicia Raboy, la hija de ambos, Ángela Urondo, de
ocho meses, y la compañera de ambos, René “la Turca” Ahualli, fue interceptado
a balazos por fuerzas de seguridad.
El entonces responsable de la Regional Cuyo de Montoneros
decidió mentirle a su mujer y decirle que había tomado una pastilla de cianuro,
con la intención de que ella escapara junto a su hija, pero en verdad lo
secuestraron y asesinaron a golpes.
Alicia Raboy fue secuestrada y trasladada al Departamento 2
(D2) de Inteligencia de la policía mendocina que funcionaba en el Palacio
Policial, a dos cuadras de la Casa de Gobierno -el centro clandestino más
importante de esa provincia-, y nunca más se supo de ella.
A su beba Ángela, su familia materna la halló 20 días más
tarde en la Casa Cuna, luego de haber pasado también por el D2. La adoptó una
prima de su madre, pero recién a los 20 años conoció su verdadera historia.
En 2012, en el marco de un proceso judicial que duró siete
años, Ángela Urondo Raboy, logró la restitución del apellido de sus
progenitores biológicos, en reemplazo del de sus padres adoptivos.
El 6 de octubre de 2011 el Tribunal Oral Federal 1 de
Mendoza condenó a prisión perpetua a cuatro ex policías y aplicó la pena de
doce años de prisión a un ex teniente acusados por crímenes de lesa humanidad,
entre ellos el de “Paco” Urondo y Alicia Raboy.
La familia Urondo volvió a ser noticia hace dos semanas
cuando, ante el Tribunal Oral Federal 5 de la Ciudad de Buenos Aires, el ex
secretario de un juzgado de menores, Gonzalo Torres de Tolosa, procesado por
los “vuelos de la muerte”, sorprendió al contar cómo fue el operativo en el que
mataron a Claudia Urondo y a su compañero Mario Koncurat, en diciembre de 1976.
Según la versión que confesó ante la justicia un civil
imputado en la causa ESMA, Claudia Josefina Urondo, la hija mayor de “Paco”
Urondo, y Mario Lorenzo Koncurat, su compañero, resistieron durante horas un
enfrentamiento.
La figura de “Paco” Urondo no sólo dejó huellas en el plano
político, sino también en las letras, ya que fue el poeta que escribió: “del
otro lado de la reja está la realidad, de este lado de la reja también está la
realidad; la única irreal es la reja; la libertad es real aunque no se sabe
bien si pertenece al mundo de los vivos, al mundo de los muertos…”.
En abril de 1973 escribía, en la Cárcel de Villa Devoto,
donde compartió celda con los sobrevivientes de Trelew, luego desaparecidos
como él: “los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel cuerpo, ese vaso de
vino, el amor y las flaquezas del amor, por supuesto, forman parte de la
realidad; un disparo en la noche, en la frente de estos hermanos, de estos
hijos, aquellos gritos irreales de dolor real de los torturados en el ángelus
eterno y siniestro, en una brigada de policía cualquiera, son parte de la
memoria, no suponen necesariamente el presente, pero pertenecen a la realidad”
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