El Siglo Web 12 Jul 2020
El sorpresivo hecho tuvo lugar en la ciudad de Tenino, en el
estado de Washington. Las autoridades utilizaron una imprenta de 1890 e
hicieron 10.000 dólares sobre rectángulos de madera. Los repartieron entre los
más afectados.
Tenino se convirtió en una ciudad fantasma con sus negocios
tratando sobrevivir a la pandemia del covid-19 por lo que sus autoridades
revivieron una no convencional idea del siglo pasado: imprimir su propia moneda
en finas placas de madera. En Argentina, la crisis de 2001 dio paso a la
utilización de cuasimonedas de uso similar, como el Patacón y el Lecop. Pese al
imaginario colectivo de estabilidad vinculado a EEUU, no es la primera vez que
una ciudad de dicho país recurre a estas herramientas monetarias.
“No hay comercio, no hay ventas y las calles están muertas.
Es lo mismo a las 3 PM que a las 3 AM”, dijo Wayne Fournier, alcalde de esa
ciudad de 1.800 habitantes del estado de Washington; al noroeste de Estados
Unidos.
“Estábamos recibiendo muchas llamadas de empresas que nos
decían no estar seguras de poder continuar”, dijo a la AFP.
Como el museo de la ciudad tiene una impresora que data de
los años 1890, la utilizaron para hacer 10.000 dólares en rectángulos de
madera, cada uno con un valor nominal de 25 dólares.
El billete tiene una imagen del presidente George Washington
y una expresión en latín que traducida al inglés significa: “Lo tenemos bajo
control”.
Ese dinero es entregado como subvención a residentes que
demuestren que están siendo perjudicados por la pandemia. Cada uno puede
recibir hasta 300 dólares mensuales.
Conocidos como “Dólares Tenino” o “Dólares COVID” o,
incluso, como “Dólares Wayne”, por el apellido del alcalde, los billetes son
aceptados en casi todos los negocios de la ciudad a una tasa fija equivalente a
casi un dólar.
Esa madera solo vale dentro de los límites de Tenino.
Antecedente
La idea no es nueva. La ciudad la utilizó durante la aún
peor devastación causada por la Gran Depresión de los años 1930.
La escasez de dólares en aquel tiempo, llevó a directivos de
bancos de Tenino a imprimir dinero en corteza de picea.
“El concepto se hizo viral en los años 1930”, dice Fournier
y otras comunidades, empresas y cámaras de comercio lo emularon.
La atención de los medios provocó la curiosidad de
inversores y a lo largo de los años la moneda de madera se tornó en objeto de
colección a la venta en eBay y Amazon.
El uso de las cuasimonedas es bien conocido por el pueblo
argentino. Durante la crisis del 2001, las provincias debieron imprimir sus
propios billetes para hacer frente al pago de salarios de empleados estatales
como también para abonar a proveedores. Uno de los más conocidos fue el
Patacón, creado por la Provincia de Buenos Aires, con una circulación mucho
mayor que lo ocurrido en la ciudad estadounidense.
Utilidad
La versión contemporánea, al igual que su edición previa,
apunta a tender una mano durante la crisis económica que ha provocado el cierre
de negocios en todo el país.
“Es más que nada una promoción de la propia ciudad”, dijo
Chris Hamilton, gerente de la principal tienda de alimentos. “Mucha gente que
llega a la ciudad ni siquiera sabía que existe Tenino y quiere conocer cómo es
ese lugar que imprime su propia moneda”, añade.
“Podrían detenerse un rato, comprar un helado o recorrer las
calles y comer una hamburguesa”, comenta.
Monedas complementarias similares existen en muchos lugares
de Estados Unidos y Europa. No buscan reemplazar la moneda nacional sino apoyar
a la economía local; lo cual es una clara diferencia en tanto las autoridades
estadounidenses nunca ven con buenos ojos crear un billete que compita con el
poderoso dolar.
El departamento del Tesoro rehusó hacer comentarios sobre su
posición ante las monedas locales.
El sistema suizo WYR, creado en 1934, es considerado como la
moneda local más antigua del mundo, y es usado a diario en miles de pequeños
negocios.
Cuasimonedas, una forma de paliar la crisis
Con un desempleo de 11,1% en junio, una de las mayores tasas
desde la Gran Depresión, los estadounidenses que abogan por las monedas
complementarias dicen que este es un momento para considerarlas como una forma
de ayuda a la gente.
“La crisis en el financiamiento de los municipios impulsa la
creatividad. Los administradores están explorando emitir su propia moneda en
vez de emitir bonos para financiar su respuesta al covid”, dijo Susan Witt,
directora del centro de estudios económicos Schumacher.
Ese centro desarrolló los BerkShares, una moneda en
circulación desde 2006 en la región de Berkshires, al oeste de Massachusetts, y
es distribuida por bancos locales. Witt está asesorando a varios municipios
estadounidenses interesados en iniciativas similares.
Muchos consideran a las monedas locales como un baluarte
contra la desenfrenada globalización.
“La gente se empezó a dar cuenta que nos tornamos demasiado
globales, demasiado rápidamente y perdimos nuestras características propias”,
dijo Chris Hewitt, fundador de Hudson Valley Current, una moneda del Upstate
Nueva York y que opera como un sistema de crédito mutuo.
Los entusiastas de este tipo de monedas aspiran a generar un
movimiento nacional.
“Si eso se hace orgánicamente en todo el país, podría
salvarnos de una seria recesión”, dice Fournier.
fuente: ámbito