En una eurozona estancada, la
locomotora alemana parece haber encontrado la fórmula para repetir el milagro
de la posguerra: baja tasa de desempleo, crecimiento económico y aumento de las
exportaciones.
Pero este brilloso escaparate
esconde una realidad social impensable para la cuarta economía mundial y
segundo exportador del planeta.
Unos 7,4 millones de trabajadores
sobreviven con miniempleos que ofrecen un máximo de 15 horas semanales y
remuneraciones que no pasan de los 450 euros mensuales (US$607).
Este mercado laboral
flexibilizado explica una aparente paradoja reflejada en el Informe Social de
2013 publicado por la Oficina Federal de Estadística alemana.
Según el informe, el nivel de
empleo alcanzó en 2012 un récord histórico de 41,5 millones de personas, pero
el número total de horas trabajadas estaba por debajo del alcanzado en 1991.
"Cada vez hay más gente que
trabaja a medio tiempo sea voluntariamente o porque no le ofrecen otra
cosa", señalaba el informe.
La pobreza de un país rico
Esta precariedad laboral se ha
visto acompañada por un aumento del "riesgo de pobreza".
Según el indicador oficial
"se considera precaria la situación de una unidad familiar cuando sus
ingresos no superan el 60% de los ingresos medios de todo el país".
En moneda constante y sonante se
trata de todo el que se encuentre por debajo de 848 euros por mes (equivalente
a US$1.158).
La doble reforma del sistema de
Seguridad Social y el mercado laboral ha aumentado enormemente la pobreza y la
desigualdad. Nos estamos convirtiendo en un país de bajos salarios
Sebastian Dullien, autor de
"Capitalismo decente"
La flexibilización laboral no fomenta empleos de tiempo completo. |
En términos estrictamente
numéricos es evidente que un pobre en Alemania no es tan pobre como en América
Latina.
Pero si se toma en cuenta el
costo de la vida en Alemania, la dureza del invierno europeo y el salario
mensual de los miniempleos (450 euros) la película cambia.
A pesar de que el empleo ha
crecido en los últimos diez años, hoy más de un 16% de la población se
encuentra en "riesgo de pobreza" en comparación con el 15,2% de 2007.
El incremento puede parecer
mínimo, pero refleja una nueva premisa social: no basta tener empleo para
escapar de la pobreza.
Según el investigador alemán
Sebastian Dullien, autor de "Capitalismo decente", los cambios de la
última década están creando un nuevo modelo.
"La doble reforma del
sistema de seguridad social y el mercado laboral ha aumentado enormemente la
pobreza y la desigualdad. Nos estamos convirtiendo en un país de bajos
salarios", indicó Dullien a BBC Mundo.
Mundo global, trabajo flexibilizado
Agencia de empleo
El punto de partida fue la Agenda
2010, una reforma impulsada por el canciller socialdemócrata Gerhard Schroeder
en 2002 para combatir los retos de la globalización.
Ese año el crecimiento germano
fue 0% y había una alta tasa de desempleo considerada "crónica".
Muchos economistas llamaban a Alemania el "enfermo de Europa",
impotente para hacer frente a la competencia de China y los países asiáticos.
Según el jefe de investigación
del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, Hans Kundnani, la Agenda 2010 favoreció
a los empresarios en detrimento de los trabajadores.
"Para competir globalmente
los empresarios estaban trasladando su producción a países con costos laborales
más bajos. Esto forzó a los sindicatos a aceptar una moderación salarial. De
manera que los que no trabajaban vieron una caída de su nivel de vida por la
reforma de la seguridad social y los que sí tenían trabajo no sintieron que se
beneficiaban de este llamado 'segundo milagro' alemán. A esto se sumó el empleo
flexibilizado que contribuyó a bajar más el costo laboral germano", indicó
a BBC Mundo Kundnani.
El sistema de negociación
tripartito sindicatos-empresas-gobierno, instaurado después de la Segunda
Guerra Mundial, allanó el camino para que se hiciera este ajuste, pero si se
considera que el aumento del PIB entre 2002-2012 fue del 1,2%, el desempeño
económico está lejos de ser un "milagro".
"Tuvimos un par de años
bastante buenos, pero el crecimiento no ha sido tan fuerte. El estancamiento
salarial produjo una caída del nivel de vida y de nuestro consumo
doméstico", indicó Dullien a BBC Mundo.
El largo plazo
Jubilada en Bicicleta Las pensiones de los jubilados no son suficientes. |
A los índices de pobreza, hay que
añadir una crisis que está golpeando muy fuerte a los jubilados.
El cálculo oficial es que un 30%
recibe una pensión de 688 euros por mes (US$928).
La intervención de la seguridad
social ayuda a complementar este ingreso, pero la actual flexibilización del
mercado laboral pasará a la sociedad una cuenta sombría.
Según un reciente informe del
Ministerio de Trabajo las cotizaciones de las personas con miniempleos a los
fondos de pensiones públicas les dará un derecho de unos 3,11 euros al mes
(US$4,19) por año trabajado.
Con la edad jubilatoria a los 67
años, se puede calcular que alguien que haya tenido miniempleos en hotelería o
restaurantes, tendrá una pensión mensual de unos 140 euros (US$189) al
jubilarse.
Según Sebastian Dullien es una
situación que no solo afecta a los miniempleos.
"Hay trabajos de tiempo
completo que pagan unos 5 euros la hora (US$6,75). La pensión de este tipo de
salarios también se situará por debajo de la línea de la pobreza", indicó
a BBC Mundo.
Un modelo en aprietos
Angela Merkel fue reelegida pero
tuvo que formar una coalición con los social demócratas.
A pesar de estos datos Alemania
ha sido calificada como un "milagro" debido a que atravesó dos crisis
internacionales –el estallido financiero de 2008 y la de la deuda soberana de
2010– con un nivel de crecimiento que, sin ser excepcional, fue notable si se
lo compara con el resto de la eurozona.
Pero este milagro está comenzando
a disiparse. En 2010 y 2011 la economía creció un 4,2% y 3% respectivamente en
parte recuperando el terreno perdido durante la recesión económica mundial de
2009 (contracción del 5,1%).
Desde entonces la historia ha
cambiado. En 2012 el crecimiento fue del 0,7%. En 2013 un 0,5%. Son porcentajes
comparables con los años de crisis de principios de siglo.
Aun así, la canciller Angela
Merkel fue reelecta en septiembre, aunque se vio obligada a formar una
coalición con los social demócratas para gobernar.
El precio que los social
demócratas pusieron al pacto fue un mejoramiento de las condiciones sociales,
entre ellas, un salario mínimo, un aumento de las pensiones e inversión en
infraestructura.
Este nuevo pacto no significa el
fin de la flexibilización. Según Hans Kundnani, la globalización seguirá
imponiendo condiciones.
"Este es un dilema para
todas las economías desarrolladas. El problema es que Alemania intentó competir
con las economías emergentes en base a los precios y no en base a la innovación
y la inversión. Las nuevas medidas impulsadas por los social demócratas es
posible que aumenten el consumo. El argumento de la derecha es que con este
salario mínimo habrá pérdidas de trabajo", indicó a BBC Mundo Kundnani.
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