Impactos en la mayor cuenca productiva
de Corrientes
Una firma construye una represa
con financiamiento parcial del Banco de Corrientes y devoluciones en concepto
de electricidad.
Bajo la proclama del desarrollo
productivo, con una millonaria inversión se dibujó una herida abierta en la
fecunda tierra mercedeña, en el centro de la mayor cuenca arrocera de
Corrientes.
Con fuerte acompañamiento provincial, el emprendimiento consistió
en la construcción de la represa Serrano, a siete kilómetros de la Ruta 123,
dentro de las 8.000 hectáreas que pertenecen a la estancia Itá Caabó.
En la
inauguración del emprendimiento el viernes, se contó con la presencia del
ministro de la Producción Jorge Alberto Vara; el director del Instituto
Correntino del Agua y el Ambiente, Mario Rujana; el presidente de la Asociación
Correntina de Plantadores de Arroz, Pedro Tomasella, y el intendente de
Mercedes, Víctor Cemborain. Cuatro presencias muy significativas considerando
que se trata de un proyecto de índole privado. Con la intención de ampliar en
un 40% la superficie de cultivo de la plantación que la empresa internacional
Adecoagro-Pilagá SA tiene en Mercedes, sus capitalistas tuvieron la contingente
necesidad de proveer riego para sumar cultivos a las 3.000 hectáreas sembradas
existentes, y, de esta manera, ampliar un 10% la superficie de siembra que
tienen en la provincia (distribuidas en estancias de Itá Ibaté, Perugorría y
Mercedes).
Parte de los 4,5 millones de dólares invertidos fue financiada sin subsidio de tasa por el
Banco de Corrientes, bajo el fomento de líneas productivas, pero sólo participó
de manera parcial en el financiamiento. A la par, la Provincia aportó en cuanto
a la viabilidad ambiental y a asistencia jurídica, como a cualquier proyecto
productivo, expresó el
ministro Vara a NORTE de Corrientes, y contó
que Corrientes dio un fuerte impulso al proyecto cuatro años atrás, pues la
electrificación se realizó con fondos de la empresa y otros arroceros de la zona, lo que
hoy es devuelto parcialmente por la Dpec en energía, y
añadió: Para la obra cerraron el arroyo Serrano, afluente del arroyo
Curupí y parte de la cuenca del río Miriñay. Además,
esta obra servirá de recarga de otra represa que
está en la estancia. Lo
cierto es que para dar riego por electrificación a las 3.000 hectáreas
arroceras se creó un lago artificial -que tendrá 1.700 hectáreas cuando la
novel represa llegue a su plenitud- a través de un embalse contenido por un
extenso terraplén de 3.200 metros de largo por 7 de alto. Todo esto se hizo
para ampliar cultivos, desarrollar la producción exportable, explotar una zona de aptitud arrocera, generar
puestos de trabajo y mayor materia prima para la industria y forraje a través del afrecho de arroz, explicó a
este medio el gerente argentino de Adecoagro, Ezequiel Garvás. Tras estudios de
impacto ambiental y una audiencia pública en 2014, se dio el visto bueno a la
propuesta. Pero uno de los puntos importantes observados es la formación de
ciertas algas por el embalse, lo que fue descartado a este diario por Mario
Rujana pues las lluvias de otoño renuevan el agua y el impacto de la presa es insignificante.
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