Este humilde zapatero sufre una parálisis de la cintura para
abajo, la cual lo obliga a moverse a todas partes en una improvisada silla de
ruedas, que es en realidad una parte de una carreta. Con ella va a trabajar
todos los días desde su casa, y su leal escudero es quien lo empuja.
El viaje al trabajo dura casi una hora para este hombre de
68 años, pero sabe que no está solo: su amigo canino se encarga de que siempre
llegue.
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