“La escuela tradicional está colapsando”, entrevista a Noemi Paymal,
antropóloga
La nueva generación de niños
inquietos que llenan los colegios de todo el mundo necesita una escuela en las
antípodas de la tradicional. O, lo que es lo mismo, una institución que no
confunda chicos movedizos con hiperactivos o con déficit de atención, que
motive a los alumnos, que no los aburra ni los disperse. Una escuela vital,
“biointegral” que base las técnicas de enseñanza en las emociones sin descuidar
el intelecto. A grandes rasgos, ese es el planteo de Noemí Paymal, antropóloga
francesa que trabaja hace años en América latina.
La especialista en educación
alternativa y directora del Centro de Investigación Pedagógica 3000 La Paz, en
Bolivia, asegura que existen herramientas muy sencillas y efectivas para tratar
con los chicos del “tercer milenio”. Habla de una pedagogía holística que
entienda y atienda las necesidades de los niños y jóvenes de hoy.
-Los docentes suelen decir que no
tienen herramientas para incluir a los chicos hiperactivos. ¿Qué pueden hacer?
–Las investigaciones demuestran
que el 80 por ciento de los niños de ahora han cambiado su manera de aprender,
su nivel afectivo, su interés emocional; su hemisferio derecho es más rápido,
puede hacer varias cosas a la vez, es autodidacta y tiene intereses múltiples.
Hay muchas herramientas desde lo físico, lo intuitivo, lo emocional, lo
multicultural, lo ecológico, lo ético.
Hay muchas herramientas
pedagógicas hoy en día, que apuntan a desarrollar varios ámbitos del ser
humano, desde lo físico hasta lo intuitivo, lo emocional, lo multicultural, lo
ecológico, lo ético…
Antes se apuntaba sólo a lo
intelectual, lo cognitivo. Y ya sabemos que no funciona.
– ¿Algún ejemplo?
– Por ejemplo, podemos empezar
con recuperar todos los niveles de desarrollo del cuerpo. El niño tiene que
moverse cada 20 minutos en primaria y si es más pequeño tiene que hacerlo todo
el tiempo. Decirles que no se muevan es como pedir a la planta que no crezca o
al sol que se pare; es su naturaleza y hay que anclar el conocimiento con el
movimiento.
– ¿Vale para todos los niños?
– El 80 por ciento de los niños
de ahora es así. No son hiperactivos sino que tienen necesidad de moverse,
tienen intereses múltiples. Necesitan jugar casi todo el tiempo hasta los 10
años. El niño de hoy no es lineal, es holístico, ve todo a la vez. Si no se usa
el hemisferio derecho se atrofia y después se llega a una sociedad intelectual
como la nuestra, que no está equilibrada.
– ¿Estas características son
iguales en todo el mundo?
– Es igual en los 15 países que
hemos investigado. Como antropólogos estamos planteando un cambio de la
humanidad en su conjunto, el cambio es muy rápido. Se ha dado en 40 años, que
es nada en relación a la evolución de la humanidad.
– ¿Cómo se han adaptado las
escuelas a este cambio tan vertiginoso?
-No se han adaptado. No le echo
la culpa a ningún profesor o sistema porque fue más rápido que la capacidad de
manejar el asunto. Antes los cambios eran lentos, había leves diferencias entre
generaciones. Ahora son tan veloces que el niño rebasó al papá y a los
profesores. A esta rapidez hay que reconocerla y atenderla.
– ¿Qué genera la falta de
adaptación?
-Que los niños la pasan mal, de
allí las altas tasas de suicidio en adolescente y depresión infantil en el
mundo. Lo pasa mal también el profesor porque no tiene herramientas, porque en
su época no era así. Y lo pasan mal los papás. Bueno, sufre toda la sociedad.
– ¿Qué herramientas pedagógicas
se pueden usar?
Herramientas cognitivas, y
también herramientas emocionales, biointeligentes o biolúdicas, las
“intuitivas” y las herramientas que trabajan en la conexión mente-corazón.
– Claro que vamos a seguir
enseñando con herramientas cognitivas, pero lúdicas y con desafíos. El niño va
a hacer su proceso hasta que encuentre la solución. Un buen profesor no debe
dar la solución, tiene que esperar que el niño la encuentre. Otra herramienta
es la emocional. Siempre hay que trabajar la autoestima, reconocer sus
sentimientos y los del otro. Esto previene los problemas de violencia. Hay
herramientas biointeligentes o biolúdicas con las que se trabajan todos los
aspectos del ser humano. No hay que concentrarse tanto en lo intelectual y no
importan las notas. Están también las herramientas sensibles e intuitivas, con
las que el niño puede hacer juegos para sentir la energía. Los niños son muy
sensibles a pesar de que son inquietos y tercos, lo que suele ser una fachada
para protegerse de una suma sensibilidad. En las investigaciones que hicimos,
el 80 por ciento de esos niños tienen hiperestesía, una sobreactivación de
todos los sentidos físicos. Si uno grita, él lo siente más fuerte. Su vista es
más aguda. Las herramientas biointeligentes funcionan por sí solas (tejer,
cocinar, huerta). Hay también herramientas que trabajan en la conexión
mente-corazón donde se afianza la fuerza personal.
-¿Por qué se cree que los chicos
de hoy son como son?
-La lógica habla de medios más
estimulantes en los medios de comunicación, del bombardeo de información desde
el nacimiento. Vienen tecnológicamente más avanzados, pero también
emocionalmente muy maduros, con una percepción precoz y una sensibilidad que no
habíamos pensado. Creíamos que al llegar la computadora tendrían una visión
individualista, pero nacen con una suprasensibilidad, una percepción alta, lo
que nos da mucho aliento. Los niños son una manifestación de este cambio
masivo. Y porque es masivo, la escuela está colapsando.
– ¿Cuánto potencial se
desperdicia cuando no hay estímulo necesario?
– Más de la mitad (por decir alguna
cifra). El coeficiente emocional es más importante que el intelectual. Si un
niño no está atendido en su parte afectiva retiene sólo el 20 por ciento de los
datos de la clase. Casi no vale la pena enseñar.
– ¿La educación alternativa se
aplica en grupos pequeños?
– Lo ideal es tener grupos de
ocho a once niños y dos adultos. Si no se puede, el profesor puede dividir la
clase en varios grupos, hacer islas con las mesas y que trabajen en grupo. Me
gustaría ver papás que ayuden por turno, para ofrecerse de asistentes. Hay que
pensar que es un reto al que hay que darle solución ya. Buscar herramientas en
que el niño pueda canalizar su tremenda energía y creatividad.
– Un sistema así es muy difícil
de instrumentar masivamente. ¿Hay otra alternativa?
– Si, por ejemplo realizar
actividades extraescolares. Basta que una vez a la semana, el niño o el joven
tenga un lugar “seguro emocionalmente” donde pueda hacer su proceso personal,
recuperar su autoestima, “conectarse”. O dar técnicas antiestrés a los
profesores y a los papás, porque si ellos están bien, los niños van a estar
bien en clase.
-El niño atendido en todos los
niveles de desarrollo tendrá conocimientos pero, además, será equilibrado como
ciudadano, como ser humano.
Publicado el 8 abril, 2015 por Cambiemos el MUNDO, cambiemos la Educación
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