Se producen a partir de un árbol sin
celulosa. Se venden en el corredor turístico provincial, que va desde Posadas
hasta Cataratas. También comercializan alfajores y mermeladas.
Misiones ya no será sólo conocida
por las Cataratas del Iguazú, ya que ahora tiene un nuevo producto que es único
en el mundo: los alfajores, bombones y mermeladas de madera comestibles.
Es que en la localidad de
Eldorado se encuentra el árbol Yacaratiá, el único que no tiene celulosa, lo
cual lo hace comestible. Si bien los bombones son, literalmente, de madera, son
opuestos a la imagen de algo duro o resistente, ya que son tiernos y
nutritivos, confeccionados como delicatessen, muy a tono con la nueva tendencia
alimentaria de consumir fibras y minerales, revalorizando así el poder de los
bosques.
“Sólo utilizamos aquellos ejemplares
que van a ser cortados debido a la poda, de modo de respetar lo que la
naturaleza nos vaya dando”, recalca Vanina Pascutti, dueña de la empresa
Yacaratiá Delicatessen.
Se trata de un producto 100%
natural, que aporta calcio, fosfato, potasio, magnesio y fibra, ideal para
celíacos.
Cada persona que lo prueba le
encuentra un sabor especial: para algunos sabe a higo o a dulce de zapallo,
para otros a pasa de uva o a coco, y para otros a café o a cayote.
Por lo pronto, ya tuvieron
pedidos de España, las Islas Canarias, Italia, Alemania, Rusia y Camerún. Pero,
por el momento, sólo distribuyen en HOTELES, vinotecas, locales de artesanías,
de gourmet y bombonerías de Buenos Aires, la costa atlántica, Rosario,
Corrientes, Córdoba y Chubut.
Aunque donde están más presentes
es en los puestos regionales que se ubican a lo largo del corredor turístico de
Misiones, que va desde Posadas hasta las Cataratas del Iguazú, pasando por las
Ruinas de San Ignacio, los Saltos del Moconá, la ruta india donde estaban los
guaraníes y los diferentes saltos.
“Esta madera se come mucho de
postre, junto con el queso, como si fuese un vigilante, en reemplazo del dulce
de membrillo o de batata”, detalla Pascutti.
Los chefs se subieron a la ola y
cada vez son más quienes lo usan para hacer los tradicionales wok, ya que
cortan la madera en tiritas para aportarle un sabor agridulce a la comida.
La receta de cocción dice que,
una vez que se corta el árbol, los productores tienen cinco horas para
aserrarlo. De lo contrario, la madera entra en un proceso de oxidación. Después
se le saca la corteza, se le corta con una sierra sinfín y durante tres días se
hierve en una olla, se decanta y se escurre, para luego agregarle azúcar y
hacer el almíbar.
Con esto, buscan conservar la diversidad
biológica y el aprovechamiento sustentable con fines alimentarios.
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