En Colonia Dolores, 160 kilómetros al
norte de Santa Fe, comenzó a transmitir FM 88,5 Aim Mokoilek ("Soy
mocoví"), creada como resultado de
Gustavo Montiel
Las palabras perdidas del pueblo mocoví
La comunidad mocoví de Colonia Dolores, 160 kilómetros al
norte de la ciudad de Santa Fe, vive jornadas que ya empiezan a romper con el
silencio y la monotonía cotidiana. Desde hace diez días, precisamente en el
Dalaic Naga Mocoit –el Año Nuevo Mocoví–, comenzó a transmitir FM 88,5 Aim
Mokoilek ("Soy mocoví"), la primera radio de pueblos originarios de
esa región, creada íntegramente como resultado de la aplicación de la Ley de Servicios de
Comunicación Audiovisual.
Colonia Dolores muestra un paisaje de casas bajas, algunas
con ladrillo a la vista y otras pintadas con cal, con los techos inclinados,
varios de material y otros tantos de chapa. El pueblo de 24 manzanas asoma
cuando las pujantes ciudades agrícola-ganaderas del sur de la provincia y las
grandes urbes santafesinas comienzan a quedar atrás, y arranca, rumbo al Chaco,
el norte, donde las rutas y cuadras de asfalto se convierten a poco de andar en
caminos de tierra.
"Este sueño ya estaba ahí, latente, hace 25 años.
Nosotros soñábamos con tener un medio de comunicación –cuenta a Tiempo
Argentino el cacique César Coria, en nombre de la Comisión Mocoví –.
Y esta vez se dio con la nueva Ley de Medios, y con la visita de la diputada Claudia
Giaccone (FPV-Santa Fe), que es la madrina de la comunidad. Se le presentó la
inquietud, y luego ella nos envió a la gente de Radio Nacional Santa Fe y del
Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO), que nos asesoraron. Elaboramos
un proyecto definido para tener la autorización, para poder instalar una radio.
Eso se aprobó, y en agosto del año pasado recibimos la autorización de manos
del delegado de la AFSCA
para la región norte de Santa Fe". La autorización legal fue el primer
paso para levantar la radio. Pero faltaba todo lo demás.
Coria no se aleja de su bastón de mando de madera, adornado
con tres cintas, una roja, una verde y otra blanca, los colores de la nación
mocoví. Cuenta que en septiembre de 2013 se presentaron a uno de los concursos
del Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual,
organizado por la
AFSCA. Ganaron , y los 96 mil pesos obtenidos sirvieron para
financiar parte de la instalación de la emisora. "En enero empezamos a
comprar equipamiento. Luego vino esto del dólar, por febrero, y nos tiró abajo
bastante. Colocamos una torre de 40 metros , que tendrá 48. En realidad, tenemos
autorizada una antena de 60
metros . Bien, ya tenemos la radio, estamos al aire y
gracias a Dios seguimos", dice el cacique.
Por ahora, la emisora sólo tiene un alcance de 50 kilómetros a la
redonda. Pero alcanza para empezar. "La palabra es el arma que reemplaza a
la lanza", sostiene Coria, y recuerda los tiempos en que el territorio
mocoví se extendía desde "el río Bermejo, en el Chaco, hasta la zona de
Melincué en Santa Fe".
El presidente de la
AFSCA , Martín Sabbatella, visitó la radio, recorrió sus
instalaciones y fue entrevistado por Jorge Catorí, un estudiante de la
comunidad, de 16 años, que concretó así su primera entrevista. "Es
maravilloso encontrarse con estas experiencias; saber que el Estado está donde
debe estar, acompañando y promoviendo el desarrollo de las comunidades,
permitiendo que tengan sus propios medios y que puedan escucharse sus acentos,
sus tonadas, sus propias lenguas", celebró el funcionario.
En el mismo predio de la radio, la comunidad tiene un
pequeño museo donde preserva elementos arqueológicos de sus antepasados, así
como fotos y leyendas, expresadas en idioma mocoví y en castellano.
"Discriminación en la escuela, vergüenza para decir que son mocovíes,
falta de oportunidades laborales, son algunas de las dificultades que afrontan
estas personas afrontan", describe Juan Carlos Cesoni, delegado local de la AFSCA. Separados
por el hombre blanco en distintas comunidades en la provincia, incomunicados
entre sí, "perdieron palabras, pero no las mismas palabras", a pesar
de hablar el mismo idioma. Ahora, con aire radial para las voces y las
palabras, ese rompecabezas se vuelve a armar. «
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