Se conoce como la masacre de San
Patricio al crimen perpetrado por los militares argentinos con el asesinato de
tres sacerdotes y dos seminaristas palotinos el 4 de julio de 1976, durante la
dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, ejecutado
en la iglesia de San Patricio, ubicada en el barrio de Belgrano de la ciudad de
Buenos Aires (Argentina).
Los religiosos asesinados fueron
los sacerdotes Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Duffau, y los seminaristas
Salvador Barbeito y Emilio Barletti.
Aproximadamente a la 01:00 a.m.
del 4 de julio, tres jóvenes, Luis Pinasco, Guillermo Silva y Julio Víctor
Martínez, vieron cómo dos automóviles estacionaban frente a la iglesia de San
Patricio. Como Martínez era hijo de un militar y pensó que podría tratarse de
un atentado contra su padre, fue a la Comisaría Nº 37 para hacer la denuncia.
Minutos después un automóvil policial llegó al lugar y el oficial Miguel Ángel
Romano habló con las personas que estaban en los autos sospechosos. A las 2 de
la mañana Silva y Pinasco vieron cómo un grupo de personas con armas largas
salían de los autos sospechosos y entraban a la iglesia.
A la mañana siguiente, a la hora
de la primera misa, un grupo de fieles esperaba frente a la puerta de la
iglesia, que se encontraba cerrada. Extrañado por la situación, el joven
Fernando Savino, organista de la parroquia, decidió entrar por una ventana y
encontró en el primer piso los cuerpos acribillados de los cinco religiosos,
boca abajo y alineados, en un enorme charco de sangre sobre una alfombra roja.
Los asesinos habían escrito con tiza en una puerta:
Por los camaradas dinamitados en
Seguridad Federal. Venceremos. Viva la Patria.
También escribieron en una alfombra:
Estos zurdos murieron por ser
adoctrinadores de mentes vírgenes y son M.S.T.M.
La sigla M.S.T.M. corresponde al
Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, en tanto que la primera frase
sobre «Seguridad Federal» está evidentemente referida al atentado con
explosivos que Montoneros había realizado dos días antes en el comedor de esa
dependencia policial causando la muerte de 20 policías.1 Sobre el cuerpo de Salvador
Barbeito los asesinos pusieron un dibujo
de Quino, tomado de una de las habitaciones, en el que Mafalda aparece
señalando el bastón de un policía diciendo: «Este es el palito de abollar
ideologías».
Al día siguiente, el diario La
Nación publicó una crónica sobre la masacre que incluía el texto de un
comunicado del Comando de la Zona I del Ejército que decía:
Elementos subversivos asesinaron
cobardemente a los sacerdotes y seminaristas. El vandálico hecho fue cometido
en dependencias de la iglesia San Patricio, lo cual demuestra que sus autores,
además de no tener Patria, tampoco tienen Dios.
Ese mismo día, 5 de julio de
1976, se celebró en la iglesia de San Patricio una misa por los religiosos
asesinados. A la misma se presentaron altas autoridades militares y más de tres
mil fieles. En el valiente sermón pronunciado por el padre palotino Roberto
Favre, parcialmente publicado al día siguiente por el diario Clarín, aquél
dijo:
No puede haber voces discordantes
en la reprobación de estos hechos. Tenemos necesidad de buscar más que nunca la
justicia, la verdad y el amor para ponerlas al servicio de la paz... Hay que
rogar a Dios no sólo por los muertos, sino también por las innumerables
desapariciones que se conocen día a día... En este momento debemos reclamar a
todos aquellos que tienen alguna responsabilidad, que realicen todos los
esfuerzos posibles para que se retorne al Estado de Derecho que requiere todo
pueblo civilizado.
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