Germán Abdala (1955-1993), nació en Santa Teresita, sindicalista y
político argentino, líder del Partido Justicialista y miembro del Grupo de los
Ocho. Falleció el 13 de julio de 1993. Había
nacido junto al mar –en su querida Santa Teresita bonaerense– un 12 de febrero
de 1955. "Mi viejo era comerciante, como mi abuelo, como todos los
turcos... En Santa Teresita fui hasta segundo grado y luego seguí en San
Clemente." Luego, estudia en Buenos Aires, en el colegio Manuel Belgrano,
y a los 15 años ya milita en una villa de Parque de los Patricios y después, en
otra, de Barracas.
Más tarde se afilia a la agrupación peronista Amado Olmos, enrolada en
la CGT de los Argentinos, que preside Raymundo Ongaro. Y a los 20 años ya es
delegado en los Talleres de minería del Estado. A los 22, junto a Víctor de
Gennaro, funda la agrupación ANUSATE y da pelea a la burocracia gremial de
Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), expresada en Juan Roberto Horvath,
a la cual derrotan en 1984, primera gran victoria de los trabajadores contra la
burocracia cómplice de la dictadura militar.
Aún no ha cumplido 30 años cuando ya es secretario general de ATE
Capital. Al año siguiente, junto a Carlos "Chacho" Álvarez funda la
agrupación política Movimiento Renovador peronista de la Capital Federal.
En los dos frentes hay que dar la lucha y a ellos entrega todas sus
fuerzas. Su claridad política, así como su conducta intachable y combativa, le
ganan nuevas responsabilidades. En 1988 es ratificado por otros cuatro años
como secretario de ATE Capital y en 1989 es electo diputado por el Partido
Justicialista.
Pero gran parte de la dirigencia sindical y política del justicialismo
se alinea junto al menemismo gobernante, traicionando las banderas históricas
del '45: privatizaciones, endeudamiento externo, contratos laborales ‘basura’,
relaciones carnales con el imperialismo, indulto a los represores genocidas. Su
respuesta es contundente: se aparta del bloque oficialista, integra en el
Congreso el grupo disidente "de los ocho", renuncia a los cargos
partidarios y a la afiliación. Y continúa su lucha de siempre.
En lo político, define: "Sostuvimos antes la necesidad del pacto
social... Pero ahora, ¿con quién? ¿Con Pérez Companc? ¿Con Macri, acaso?"
(1991). En lo sindical brega por la fundación de la CTA (Congreso de los
Trabajadores Argentinos), defendiendo un modelo sindical democrático, combativo
y antiburocrático. Pero ya está tomado por el cáncer y debe afrontar una larga
sucesión de operaciones en el país y en el exterior.
Sin embargo, su espíritu se mantiene erguido y rebelde, sin vacilación
alguna. En 1992 es elegido por un nuevo período como secretario de ATE Capital,
y en noviembre del mismo año concurre al primer Congreso del CTA en Parque
Sarmiento, donde levanta la voz para arengar a los compañeros. Está en silla de
ruedas, flaco y pálido, pero con los ojos luminosos de quien está seguro de la
victoria final.
Disculpe el lector que termine esta nota con algo personal. Estaba en
un café de La Boca, por razones de trabajo, cuando escuché por radio la noticia
de su muerte, ese fatídico 13 de julio de 1993, cuando tenía apenas 38 años y
una vida de lucha ejemplar.
El golpe fue tremendo y olvidando compromisos redacté allí mismo esta
despedida, que luego publicó un periodiquito militante que se llamaba En lucha
por la liberación nacional. Se lo transcribo como un recuerdo:
"Chau, hermano..."
En esta época de traición y de infamia, cuando los tránsfugas festejan
la orgía de la entrega, mantuviste firme tu bandera de lealtad a los
trabajadores, con tu conducta inclaudicable. No pudieron con vos, Germán. No
pudieron con tu indomable fe, con tu compromiso de sangre con la utopía de un
mundo mejor. Por tu inteligencia y tu corazón grandote eras uno de los pocos
dirigentes que podían mirar a los trabajadores a los ojos sin nada que ocultar,
con la certeza de que andábamos buscando el nuevo camino. Por eso no pudieron
con vos. No pudieron quebrarte la esperanza ni tampoco congelarte en ortodoxias
impotentes. "El pacto social con quién?" te preguntabas y nos
preguntabas hace dos años en una de tus últimas charlas... Cuando más débil la
materia, más fuerte tu espíritu y tu coraje.
Te recordamos en el último noviembre con la sonrisa de quien sabe que
más allá de todo, integra la caravana triunfadora capaz de salvar al hombre
argentino y coadyuvar a un nuevo destino para la humanidad. Allí nos dijiste y
ése fue tu último mensaje: "A mí no me va a matar el cáncer, me mataría,
eso sí, la tristeza, si no logramos dar forma organizativa y presencia a este
maravilloso fervor militante". Con esa fe nos diste fuerza para seguir,
para creer, para luchar en la buena senda, la tuya y la nuestra.
Ahora, cuando más te precisamos, te perdemos. Pero ni siquiera la
muerte podrá con vos, pibe, porque seguirás junto a nosotros, en tu conducta,
en tu militancia, en tus ideas. Y tarde o temprano, como vos lo sabés, la
victoria será nuestra y definitiva. Y estarás vos como siempre, Germán, como,
ayer, como hoy, como mañana... Chau, hermano.
Fuiste y seguís siendo un gran
ejemplo tanto para los que militamos desde jóvenes en el peronismo como para
quienes luchamos en el ámbito sindical.
Cómo olvidar también lo que
hiciste desde tu banca de diputado nacional, cuando te opusiste firmemente a
las privatizaciones y a los monopolios, enfrentándote a las políticas
neoliberales que se implementaban en aquel entonces! O tu defensa a los trabajadores
estatales, a quienes le dejaste la ley de convenciones colectivas de trabajo.
Inspirados en tu legado y
convencidos de que la educación es y será la herramienta transformadora de la
sociedad donde todos y todas estén incluidos creamos en el 2008 en la Tupac
Amaru el Centro de Terminalidad Educativa para Jóvenes y Adultos “Germán
Abdala” en el que miles de jujeños excluidos del sistema educativo pudieron
concluir sus estudios.
Hoy, como todos los días, te
recordamos con cariño y respeto.
Gracias Germán por tus
enseñanzas, que aún hoy, siguen guiando nuestro camino.
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