Casi un centenar de civiles trabajaron en el Chaco para el
tristemente célebre Batallón 601 de Inteligencia entre 1976 y 1983. Forman
parte del listado de más de 4.300 agentes dados a conocer a comienzos de este
año. La nómina completa.
Por Bruno Martínez Miño
Son 98 los agentes civiles que reportaban desde el Chaco al
temible Batallón 601 de Inteligencia durante la última dictadura militar. El
dato se desprende de la nómina desclasificada este año por el Ejército a
solicitud del juez Federal porteño, Ariel Lijo, quien pidió conocer todos los
nombres del personal que integró dicha dependencia militar, responsable de la desaparición,
tortura y muerte de miles de ciudadanos.
A 27 años del fin de la última dictadura, el Chaco inició un
camino sin retorno hacia la verdad. La realización de los juicios orales por la
Causa Caballero y la Masacre de Margarita Belén son claros ejemplos de ello.
Ahora, con la publicación de casi un centenar de agentes de inteligencia del
Ejército que trabajaron en la provincia entre 1976 y 1983, se aporta tan sólo
una pieza más a este rompecabezas que durante mucho tiempo estuvo cubierto por
un gran manto de oscuridad.
Esta historia arrancó en el verano de este año. El 18
febrero, la revista Veintitrés dio a conocer la lista de más de 4.300 agentes
civiles de inteligencia que reportaron para el Batallón 601 en la dictadura, un
documento histórico que tuvo fuertes repercusiones en varias provincias. Sin
embargo, en el Chaco pasó casi desapercibido, básicamente por dos razones. Una,
tiene que ver con el escaso número de lectores que tuvo esa edición. Esta
aseveración no hace referencia a un supuesto fracaso en las ventas de hecho la
revista se vendió como nunca-, sino que hubo un hombre que compró en
Resistencia gran parte de la tirada que había llegado a la capital chaqueña con
la clara idea de que nadie más pudiera conocer la información.
Con el rumor de que había un comprador compulsivo, algunos
pocos revisteros antepusieron el derecho social a la información al mero
beneficio económico que le representaba vender toda la edición de un tirón. Decidimos
esconder todas las Veintitrés que teníamos e ir vendiéndolas de a una. Al que
preguntaba le decíamos que nos quedaba sólo un ejemplar, confió a este medio la
dueña de un kiosco céntrico.
El otro motivo tiene que ver con una omisión errónea que
hizo la propia revista en el listado. En donde decía Nómina del personal civil
de inteligencia que revistó en el Destacamento 124 entre 1976 y 1983, debería
haber dicho: Nómina del personal civil de inteligencia que revistó en el
Destacamento 124 Resistencia entre 1976 y 1983. Faltaba sólo la ubicación de
esa dependencia castrense. Esta falta fue detectada por CHACO DIA POR DIA al
verificar los nombres y números de documentos con los que aparecen en el padrón
electoral chaqueño del año pasado.
Así, este portal pudo confirmar que en aquel grupo de 4.300
agentes civiles había 98 que trabajaron para el Destacamento 124 de
Inteligencia, con asiento en la capital chaqueña, el cual dependía del 601. La
mayoría de ellos (los que están con vida, al menos) tiene poco más de 55 años y
casi todos tienen domicilio en Resistencia. Algunos pudieron barrer bajo la
alfombra su pasado y en democracia continuaron desempeñándose como profesores
universitarios o folcloristas, entre otras actividades. Siempre con bajo
perfil.
De todos modos, vale aclarar que la inclusión en la nómina
del 601 no implica que los mencionados estén siendo investigados por la
Justicia y mucho menos acusados de haber cometido crímenes de lesa humanidad.
Pero todos fueron parte de la sección de Inteligencia de una de las fuerzas que
gobernó el país en la dictadura. Y, dado el caso, sus testimonios podrían ser
un importante aporte a las investigaciones por los delitos cometidos durante
los años de plomo.
Entre los que sí se comprobó que participaron directamente
en la maquinaria del terror, se encuentra Alberto Horacio Valussi, fallecido
impune en agosto de 2009, a los 68 años. Valussi, que en el listado del
Batallón 601 tiene el inofensivo rol de dactilógrafo, está acusado de
participar en sesiones de tortura, como las que sufrió el ex detenido político,
Hugo Barúa.
Además está sindicado como uno de los que participó del
secuestro en Posadas de Fernando Piérola, uno de los fusilados en la Masacre de
Margarita Belén. Mientras reportaba para al Ejército, Valussi se mostraba a la
sociedad como un simple profesor de historia que dictaba clases en el colegio
Don Bosco y en la Universidad Nacional del Nordeste. El propio Barúa, ironías
del destino, fue alumno de Valussi y lo reconoció mientras lo torturaba.
EL 601
El listado del Batallón 601, que lleva la firma del actual jefe
de Inteligencia del Ejército, César Milani, fue entregado al juez Lijo por
Ramón Torres Molina, titular del Archivo de la Memoria. Anteriormente, Torres
obtuvo la nómina gracias al decreto 4/2010 firmado por la presidenta, Cristina
Fernández de Kirchner que desclasificó esa información a comienzos de este año.
La nómina total incluye los nombres de 1.599 personas que se
desempeñaron como agentes civiles de inteligencia en el Batallón 601 y 2.353
que cumplieron tareas en distintos destacamentos y secciones en diferentes
lugares del país. El documento se complementa con una lista de 345 militares.
Se estima que sólo el 10% eran agentes con identidad cambiada.
Bajo la dictadura -y también desde tiempos previos- el
Batallón 601 se especializaba en hacer inteligencia sobre todos aquellos grupos
y personas consideradas subversivas, utilizando tácticas de infiltración,
seguimientos, secuestros, torturas y desaparición final de sus cuerpos.
Dependía de la jefatura II de la comandancia del Ejército y tenía destacamentos
en todas las unidades que le reportaban directamente.
El Destacamento de Inteligencia 124 de Resistencia era una
de esas dependencias castrenses. Con su base de operaciones por calle Brown al
100, el mismo tuvo varios jefes en su accionar durante la última dictadura:
Armando Hornos (desde el 17 de noviembre de 1975); Herminio Quiroz (desde el 26
de noviembre de 1976); Roberto Martínez (desde el 27 de octubre de 1977); Ítalo
César Pasquini (desde el 31 de octubre de 1979) y Dardo Herrera (desde el 30 de
septiembre de 1981).
Con la difusión del listado del 601, se confirma que la
concreción de aquellos hechos contó con el aporte de Personal Civil de
Inteligencia (PCI) reclutado para infiltrarse en sindicatos, universidades,
organizaciones políticas y sociales con el fin de recabar información para
luego transmitirla a los grupos de tareas. Según explican los periodistas
Adrián Murano y Franco Mizrahi, en Veintitrés, en la jerga del espionaje
castrense, a esos informantes se los denominaba Agentes
de Reunión y Agentes de Producción. En el organismo revistaban
en todo el país unas 800 personas con esa especialidad. En el Chaco eran 19.
Luego estaban los Analistas o Agentes
de Apoyo y Procesamiento-
encargados de clasificar los informes. Eran 475, repartidos en distintas
especialidades: agentes, asesores generales, asesores informáticos y asesores
universitarios. Estos últimos eran, en su mayoría, docentes que monitoreaban
los contenidos académicos para detectar presuntos mensajes subversivos
camuflados en bibliografías sugeridas y planes de estudio. Eran consultados,
además, sobre las distintas actividades estudiantiles que se desarrollaban en
las universidades.
Los que podían ser utilizados en los operativos recibían la
clasificación de Agentes de Seguridad. Era el grupo más nutrido de la nómina:
930, en todo el país, mientras que en el Chaco eran ocho. La lista aportada por
el Archivo de la Memoria incluye a mozos, ordenanzas, mecánicos, dibujantes,
fotógrafos, radioescuchas, contadores y operadores de sistemas. También a
espías y torturadores.
El Batallón 601 quedaba en familia: reclutaba a los
informantes civiles entre los familiares del personal militar o avalados por
otros agentes. Y varios de ellos incluso siguieron formando parte de la
estructura de inteligencia del Ejército aún en democracia.
LA LISTA
A continuación se detalla la nómina del personal civil que
trabajó para el Destacamento de Inteligencia 124, con asiento en Resistencia,
entre los años 1976 y 1983. Todos tienen junto a su nombre el rol que, en
teoría, desempeñaban dentro del Destacamento (Valussi es un claro ejemplo de
que las tareas de los empleados no quedaban acotadas sólo al rol que aparece en
la nómina):
Abuin, Raúl Ernesto. Según el listado del 601, su tarea era
de radio operador.
Dib, Luis Alberto. Agente de Reunión.
Maidana, Héctor Osvaldo. Auxiliar de Archivo.
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