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jueves, 19 de octubre de 2017

Argentina: El proyecto de ley de semillas que propone el Gobierno nacional

"Las semillas que siembren nuestros productores ya no les pertenecerán aunque las paguen, seguirán siendo propiedad de las multinacionales que regularán su uso y cobrarán por utilizarlas no solo en forma directa sino también en forma indirecta".

El tema no es una cuestión de nicho como se las llama ahora y aunque pareciera ser un problema de los productores agrícolas nos involucra a todos. Está en juego nada menos que nuestra soberanía alimentaria y nuestro futuro económico, con una amenaza de tal magnitud que algunos se atreven a decir que está en juego el futuro de los seres humanos. Y está pasando aquí y ahora sin que la prensa apenas la registre.



Estamos hablando del Proyecto de Ley de Semillas presentado por Buryaile, Peña y Macri al Congreso de la Nación. Por más que la magia, la ciencia y la herética lo hayan intentado desde siempre el hombre jamás ha podido crear vida.

Se puede reproducir las condiciones para que esta aparezca, se puede alterar la estructura genética de los seres vivos y crear las condiciones para que aparezcan seres quiméricos y mucho, mucho más. Pero el hombre no puede crear la vida, ni siquiera las más modesta de todas, la un ser unicelular.

Quién o qué insufla en las cosas el ‘soplo vital’ sigue siendo un misterio que se resuelve en los vericuetos de la fe o en interrogantes abiertos para los que no creen.

Pero esto cambió en los años recientes en los EE UU, en ese país la justicia otorgó a las multinacionales cerealeras el estatus legal de creadores de vida, o sea el mismo rango que los creyentes le otorgan a Dios. Según las leyes de ese país las empresas pueden crear vida; y no solo eso: ser sus propietarios.

Esto no es una boutade pintoresca, es una realidad aterradora con consecuencias gravísimas para todos como ser:

Las semillas que siembren nuestros productores ya no les pertenecerán aunque las paguen, seguirán siendo propiedad de las multinacionales que regularán su uso y cobrarán por utilizarlas no solo en forma directa sino también en forma indirecta, por ejemplo: un productor se niega a sembrarlas y usa sus propias semillas que tiene guardadas, pero en un campo próximo alguien siembra semillas Monsanto, que en razón de la difusión del polen, fecundan las plantas del que se resiste a las semillas transgénicas.

Pues bien, de acuerdo a la legislación propuesta este productor ‘rebelde’ tendrá que pagarle igual a Monsanto, etc. sus reclamos por patentes aunque no haya querido sembrarlas.

Y no solo eso, el Instituto Nacional de Semillas (INASE), un organismo controlado por las multinacionales cerealeras podrá:

- Ingresar por la fuerza a las superficies sembradas para inspeccionar el tipo de semillas utilizadas

- Revisar los cargamentos de exportación para así fiscalizar el origen de los genomas.

Y no solo de los granos, también exigirán cobrar por el uso en las cosas que se hagan con ellos, por ejemplo y aunque parezca absurdo: si usted los fines de semana hace pastas caseras para vender, Monsanto podrá exigirle que le pague un derecho de uso porque usted utiliza harina elaborada con semillas transgénicas que la Justicia ha establecido que ellos crearon, no la naturaleza o Dios, según usted crea.

El tema es mucho más complejo y grave que lo que aquí referimos en forma sintética, usted si quiere puede no enterarse, lo que no podrá será evadir las gravísimas consecuencias que tendrá en su vida y la de quienes lo sucedan.

- Foto por Fundavida.


Fuente: Diario El Argentino

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