"..el conservadurismo de la sociedad correntina no es
ninguna leyenda y sigue siendo más fuerte, incluso, que sus tradiciones."
El último domingo el Balet Oficial interpretó una serie de
leyendas guaraníticas sobre el escenario Sosa Cordero, del Anfiteatro
Cocomarola, en el marco de la Fiesta Nacional del Chamamé.
Evento que convirtió a Corrientes en uno de los más
importantes puntos de atracción de todo el país.
Entre las tantas figuras personificadas por los bailarines
estaba, como no podía faltar, el tan mentado “Curupí”, quizás uno de los
duendes de la mitología regional más ponderado, aunque no tan abierta y
públicamente. Su fama crece por lo bajo, pero muy lejos de la del “Pombero” o
del “Yasí Yateré”, que están mucho más arraigadas en varias provincias.
El Curupí tiene baja estatura, de aspecto retacón, manos y
pies enormes y peludas, y de rostro muy poco agraciado, en consonancia con el
resto de su físico. Pero la particularidad que le dio fama no pasa por ahí,
sino por el enorme miembro viril que arrastra y que lleva, obligadamente,
pialado con varias vueltas a la cintura.
Así como el Pombero se devora a los niños que están lejos de
su casa a la siesta, y se internan en el monte, el Curupí da cuenta de las
jovencitas, principalmente doncellas, que salen solas en horarios inapropiados.
Pero el Curupí solo gusta de satisfacer sus bajos instintos, por lo que una vez
cumplido su cometido, devuelve a las mujeres fuera del monte pero ya,
irremediablemente, en cinta. La única forma de quitarle poder es cortándole el
pene.
Esto, que ancestralmente habrá servido para mantener a la
vista a los niños y a las jovencitas, obviamente ya no se utiliza, aunque se
procuran los mismos objetivos por otros medios. Y el pobre Curupí, tantas veces
utilizado para justificar embarazos indeseados quedó conminado al rótulo de
leyenda sin ser exonerado de tamañas imputaciones. A punto tal llegó la mala
prensa del Curupí que se llegaba a decir que sus hijos nacían prematuros y
morían sin más remedio.
La idea de sacar a la luz al Curupí parecía acertada, pero
no todos hicieron lugar a una merecida reivindicación del mito. Eso fue lo que
dijeron los conductores del equipo de transmisión de la Televisión Pública ,
liderados por Oscar "Cholo" Gómez Castañón, que le dedicaron varios
minutos a lo largo de la noche a fundamentar el cuadro artístico.
Las críticas, difundidas a través de varios medios de
comunicación a la mañana siguiente, hacían centro en lo inapropiado del aspecto
del duende, blandiendo su pene por el escenario, en un espectáculo que se
consideraba “para la familia”. Definitivamente, el conservadurismo de la
sociedad correntina no es ninguna leyenda y sigue siendo más fuerte, incluso,
que sus tradiciones.
Foto: Jorge Tello. Eschaco.com
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