Todas las voces y músicas de la Patria Grande

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sábado, 3 de marzo de 2018

Las lágrimas de la inocente Ahed Tamimi al oír su condena.


Ahed Tamimi condenada a 2 años de prisión por defender su casa y sus parientes.

Israel ha invadido la región donde reside la familia Tamimi, se ha apoderado del río que abastece a la región, ha decretado la zona militarizada, y sostiene, agrede y mata a toda su población. La detención de niños palestinos en las tierras invadidas por los sionistas es rutina del gobierno israelí, una crueldad calculada para liquidar a la población palestina en su resistencia al invasor

La familia Tamimi es una de las víctimas de esta tragedia ante la cual la ONU responde con el silencio cómplice.

PALESTINA
Padre de Ahed Tamimi: “Hija mía, estas son lágrimas de lucha”
Bassem Tamimi, padre de Ahed, escribió una emotiva carta con profundo mensaje sobre la detención de su hija quien ya es un símbolo de la heroica resistencia palestina.

Andrés Mathe
Sábado 30 de diciembre de 2017
 El padre de la joven palestina escribió una nota de opinión en el diario israelí Haaretz, donde cuenta su visión ante la detención de su hija y lo que jóvenes como Ahed representan para la resistencia palestina, además de hacer una fuerte denuncia al régimen colonialista israelí.

La joven fue arrestada en medio de la noche del 19 de diciembre por las fuerzas israelíes, luego de que reaccionara ante unos soldados que estaban en la puerta de su casa tras dispararle a un primo suyo.

Tras su detención, se está llevando adelante una campaña internacional pidiendo por su liberación, que se ha difundido en las redes sociales diciendo #FreeAhedTamimi #FreeTamimiWomen.

Después de unas declaraciones de parte de medios y políticos de la derecha israelí diciendo que debería ser violada en la oscuridad y pasar el resto de su vida en la cárcel, se extendió su detención y la de su madre al menos hasta el 1 de enero.

A continuación reproducimos la nota escrita por su padre:

Esta noche también, como todas las noches desde que docenas de soldados allanaron nuestra casa en el medio de la noche, mi esposa Nariman, mi hija de 16 años Ahed y la prima de Ahed Nur van a estar tras las rejas.

Aunque es la primera detención de Ahed, ella no es ninguna extraña de sus prisiones.

Mi hija ha pasado toda su vida bajo la larga sombra de la prisión israelí -desde mis extensas detenciones a lo largo de su infancia, a los repetidos arrestos de su mamá, hermano y amigos, hasta la declaración encubierta que implican la presencia constante de sus soldados en nuestras vidas. Así que su propio arresto era sólo una cuestión de tiempo. Una tragedia inevitable esperando a que pasara.

Muchos meses atrás, en un viaje a Sudáfrica, mostramos a una audiencia un vídeo documentando la lucha de nuestro pueblo, Nabi Sales, contra la imposición de Israel. Cuando las luces se encendieron, Ahed se paró y agradeció a las personas por su apoyo. Cuando se dio cuenta de que algunos de la audiencia tenían lágrimas en los ojos, ella les dijo: “Puede ser que seamos víctimas de el régimen de Israel, pero al mismo tiempo estamos muy orgullosos de nuestra decisión de luchar por nuestra causa, a pesar del costo que lleva. Sabíamos a dónde nos llevaría este camino, pero nuestra identidad, como pueblo y como individuos, tiene sus raíces en la lucha, y saca su inspiración de ahí. Más allá del sufrimiento y de la opresión diaria de los prisioneros, los heridos y los muertos, también sabemos el gran poder que trae pertenecer a un movimiento de resistencia, la dedicación, el amor, los pequeños y sublimes momentos que vienen de la decisión de destruir los muros invisibles de la pasividad”.

“Yo no quiero que me identifiquen como víctima, y no le voy a dar a sus acciones el poder de definir quien soy y seré. Yo elijo decidir por mi misma como ustedes me verán. No queremos su apoyo por unas lágrimas fotogénicas, sino porque elegimos la lucha y la lucha es justa. Esta va a ser la única forma que dejaremos de llorar algún día”.

Meses después de ese evento en Sudáfrica, cuando desafió a los soldados, que estaban armados de la cabeza a los dedos del pie, no fue un enojo repentino por la grave herida Mohamed Tamimi (de 15 años) unos momentos antes y a sólo unos metros de ella lo que la motivó. Ni tampoco la provocación de esos soldados de que entren a nuestra casa. No. Esos soldados, igual que otros idénticos en sus acciones y su rol, han sido unos huéspedes indeseados y sin invitación en nuestra casa desde que Ahed nació. No. Ella les hizo frente porque esa es nuestra manera, porque a la libertad no la dan como caridad, y porque a pesar del duro precio, estamos listos para pagarlo.

Mi hija sólo tiene 16 años. En otro mundo, en su mundo, su vida hubiera sido completamente diferente. En nuestro mundo, Ahed es una representante de una nueva generación de nuestro pueblo, de jóvenes luchadores. Esta generación tiene que luchar en dos frentes. Por un lado, tienen el deber, por supuesto, de seguir desafiando y peleando contra el colonialismo israelí en el que nacieron, hasta el día que colapse. Por el otro, tienen que enfrentarse de manera valiente al estancamiento y la degeneración política que se ha difundido entre nosotros. Tienen que entender la arteria viva que va a revivir nuestra revolución y traerla de los muertos, en medio de una cultura de pasividad que ha surgido por décadas de inactividad política.

Ahed es una de muchas jóvenes mujeres que en los próximos años van a liderar la resistencia al régimen de Israel. A ella no le interesa la popularidad por su detención, sino el cambio genuino. Ella no es el producto de uno de los partidos o movimientos viejos, y con sus acciones esta mandando un mensaje: Para sobrevivir, tenemos que honestamente aceptar nuestras debilidades y vencer nuestros miedos.
En esta situación, el mayor deber para mi generación y para mi, es apoyarla y darle paso a ella, de contenernos y evitar corromper y encarcelar a esta joven generación en las viejas culturas e ideologías en las que nosotros crecimos.

Ahed, a ningún padre en el mundo le gusta ver a su hija pasar sus días en una celda de detención. Sin embargo, Ahed, nadie podría estar más orgulloso de lo que yo estoy de vos. Vos y tu generación son lo suficientemente valientes para vencer al fin. Tus acciones y coraje me llenan de asombro y me llenan de lágrimas en los ojos. Pero, respetando tu pedido, estas no son lágrimas de tristeza o arrepentimiento, son lágrimas de lucha.



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