Último adiós a una luchadora
Así recordó Nora Cortiñas a María
Esther Biscayart de Tello, una Madre de Plaza de Mayo de La Plata que murió
días atrás a los 84 años. Había sido maestra y trabajadora social. La dictadura
le robó a sus tres hijos: Pablo Daniel, Rafael y Marcelo. Después del golpe,
viajó a París y desde el exilio recorrió embajadas, consulados y denunció a la
dictadura genocida.
Exiliada en París, María Esther
Biscayart de Tello recibió la carta de un amigo. Así se enteró que sus hijos
Pablo Daniel y Rafael habían sido secuestrados por los militares. Dos meses
antes, en mayo de 1976, habían desparecido a su otro hijo, Marcelo. Durante
varios años acudió todas las semanas a la Embajada Argentina en Francia para
reclamar por los tres jóvenes. Con el regreso de la democracia se sumó a las
Madres de Plaza de Mayo de La Plata. Murió el 1 de abril, mientras se preparaba
para declarar en el juicio por los centros clandestinos de detención de
Córdoba, La Perla y La Ribera, donde estuvo detenido Marcelo.
Durante la década del ’70, María
Esther trabajaba como docente en La Plata, su ciudad natal. Se había formado en
escuelas rurales y como trabajadora social del Departamento de Extensión
Universitaria. “En 1967, su hijo mayor, Pablo Daniel, ingresó a la Facultad de
Ingeniería donde participó de la creación de grupos estudiantiles anarquistas
que conformarían posteriormente el núcleo de la organización Resistencia
Libertaria (RL)”, explicó el periodista Luis Hessel en el portal Marcha. En la
organización también militaban sus otros dos hijos.
En los meses previos al golpe,
Resistencia Libertaria envió a Marcelo para colaborar con el trabajo obrero en
Córdoba. Su nivel de exposición en La Plata era demasiado elevado y la
represión estatal iba en aumento. El 8 de marzo del 76 participó de una marcha
en repudio del plan económico. Al día siguiente una patota lo secuestró en la
sede del Sindicato del Caucho.
Tras el golpe, María Esther viajó
a París. “Desde el exilio en Francia, ayudó a organizar los grupos de
solidaridad con los presos políticos de Argentina. Recorrió embajadas,
consulados y denunció a la dictadura genocida”, recordó la agrupación HIJOS La
Plata.En mayo recibió la carta de su amigo. Pablo y Rafael habían sido
secuestrados en el Astillero de San Fernando donde trabajaban. También le
avisaba que su casa había sido allanada.
Durante los ocho años que vivió
en Francia, María Esther acudió todos los jueves a la Embajada Argentina para
reclamar por sus hijos. Presentó denuncias ante Amnistía Internacional y en la
Justicia francesa.
Sobre el final de la dictadura,
su sobrino Eduardo “Carlón” Pereyra Rossi fue secuestrado en el bar Magnum de Rosario
junto a Osvaldo Cambiasso por una patota al mando del oficial Luis Abelardo
Patti. Los peritajes demostraron que los jóvenes fueron golpeados y torturados
antes de ser fusilados.
María Esther volvió al país en
1984 y se sumó a las Madres de Plaza de Mayo de La Plata. Tras la aprobación de
las leyes de Obediencia Debida y Punto Final que impidieron que los
responsables de la desaparición de sus tres hijos y su sobrino fueran juzgados
regresó a Francia.
En 2009 se instaló
definitivamente en La Plata y declaró los tribunales federales de la Ciudad de
Buenos Aires en el primer juicio por los
delitos de lesa humanidad cometidos en el circuito Atlético-Banco
Olimpo, por donde pasaron Pablo y Rafael. También se preparó para declarar vía
teleconferencia en el juicio por la desaparición de Marcelo, en Córdoba. Estaba
citada para este mes. No llegó a hacerlo. Murió el 1 de abril.
"Ella fue militante con sus
hijos en la época de los 70. Era una revolucionaria en serio”, la recordó hace
algunos días la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora Nora Cortiñas. También
expresó sus condolencias el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín
Fresneda.
FM Universo 94.3 MHz. Edid Medina - Ramón Bohle
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