Todas las voces y músicas de la Patria Grande

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miércoles, 1 de julio de 2015

Palabras del jefe del Ejército al asumir el cargo

Palabras pronunciadas por el general de División "VGM" Ricardo Luis Cundom al asumir como nuevo jefe del Ejército, en el Regimiento de Infantería 1 "Patricios".
En esta ceremonia, que enmarca un hecho natural en la vida institucional castrense, el relevo de autoridades ordenada por el poder constitucional, permítanme unas breves reflexiones.
Con el juramento que acabo de realizar, asumo el desafío más importante de mi vida profesional.
Conducir el Ejército Argentino es un altísimo honor y una gran responsabilidad.
Por eso es difícil expresar cabalmente la emoción por esta designación con que me ha honrado el poder ejecutivo nacional.
Asumo esta responsabilidad con la misma pasión de aquel joven que eligió servir a la Patria como soldado; la misma decisión con la que partí a defender nuestra tierra de Malvinas y la misma entrega con la que desempeñé cada puesto en mi carrera militar.
Por estas razones, creo que sólo cabe el agradecimiento.

•   En primer lugar, a la señora Presidenta de la nación, nuestra comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, por haber depositado en mí su confianza.

•Al señor ministro de Defensa, por su incondicional apoyo.

•A mi antecesor, el señor teniente general César Gerardo Milani, a quien en nombre del Ejército agradezco los años prodigados a la institución. Su empeño y dedicación como jefe de Estado Mayor para impulsar la recuperación de las capacidades operacionales postergadas serán una inspiración para nosotros.

•A mi querida especialidad, la aviación de Ejército, dónde desarrollé gran parte de mi vida militar.

•A mis superiores que a lo largo del tiempo; con su ejemplo me formaron como soldado.

• A mis subordinados de hoy y de ayer, a quienes agradezco su apoyo y lealtad. Son muchos, pero muy importantes, como ocurre siempre en los hechos militares, no importa el grado, los protagonistas son todos.

•Finalmente, a mi familia: mis padres, mis hermanos, mi esposa y mis hijas, que son la razón última de mi existencia.

Asumo con orgullo el mando del Ejército Argentino.

* Un Ejército Nacional, nacido en el seno de un pueblo que tomó las armas para defender su patria, forjado en el ideal sanmartiniano de la lucha por la libertad.

* Un Ejército republicano, subordinado al orden constitucional y respetuoso de los derechos de sus compatriotas.

* Un Ejército democrático, que refleja los valores de la sociedad a la que sirve, en su diversidad y pluralidad, en toda la extensión de nuestro gran país.

* Un Ejército solidario que está presente en los momentos difíciles de los compatriotas que sufren alguna emergencia, silencioso en el cumplimiento de la misión.

La tarea que asumimos está determinada por la misión y los lineamientos estratégicos claramente señalados en el planeamiento militar y en las órdenes impartidas para el corriente año.
En este sentido, seguiremos trabajando para alcanzar los objetivos fijados, fundamentalmente, en el completamiento del personal y el equipamiento de las organizaciones.
Cumpliremos, también, con todas las previsiones en el ámbito educativo académico y operacional.
Convoco, entonces, a todos los integrantes de la fuerza a continuar con el mismo entusiasmo y dedicación profesional. Como siempre, en la austeridad de nuestros cuarteles, la mejor recompensa será la satisfacción del deber cumplido.
Agradezco a los que nos acompañan en esta ceremonia:
- A los camaradas en situación de retiro, oficiales y suboficiales, que representan a la reserva, especialmente considerada por quienes continuamos en actividad.
- A mis hermanos veteranos de la guerra de Malvinas.
- A nuestros hermanos de la Fuerza Aérea y de la Armada Argentina, instituciones fundamentales con quien enfrentaremos los desafíos por venir.
- A mis familiares y amigos, a quienes les pido que me hagan conocer sus opiniones con honestidad en todo momento. Nadie tiene la verdad y menos yo y ustedes saben que sólo le temo a la vanidad y al orgullo.

Señoras, señores, soy solamente un soldado.
Por eso, cierro estas palabras pidiendo a Dios nuestro señor y a la Virgen de la Merced, generala del Ejército Argentino, que nos iluminen y protejan en el cumplimiento del deber militar, para servir mejor al pueblo argentino, por el bien del Ejército y la grandeza de la Patria.



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