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sábado, 25 de noviembre de 2017

El aprobado final de la reparación de “media vida” del ARA San Juan lo otorgó la gestión de Macri El sello de “OK” lo estampó Cambiemos

La restauración del submarino terminó en 2014. Tuvo un período de pruebas y luego navegó en su “etapa de garantía”. Recién cuando finalizó esta fase, ya en 2016, se otorgó el aprobado definitivo.
El arreglo “de media vida” del submarino ARA San Juan comenzó a fines de 2008 y terminó en mayo de 2014, en la gestión de Agustín Rossi en Defensa, cuando la nave emprendió viaje desde el astillero Almirante Storni, del Complejo Industrial y Naval Argentino (Cinar), hacia Mar del Plata. A partir de entonces se inició el período de pruebas, que se dio por terminado en octubre de 2015, momento en el que Tandanor, la empresa encargada de la reparación, hizo la “entrega parcial” del submarino a la Armada. Luego empezó la “etapa de garantía” que duró seis meses hasta la entrega definitiva, que se concretó en 2016, ya durante el gobierno de Cambiemos. Así fue como en un infome al Senado, de ese año, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, aseguró que el ARA San Juan “ya fue entregado a la Armada Argentina y se encuentra operativo en Mar del Plata”. En diálogo con PáginaI12, dos integrantes del equipo de Tandanor que trabajaron en la restauración al ARA San Juan explicaron cómo fue el proceso de prueba de la nave y dieron los detalles sobre la entrega a la Armada.


“El submarino se entregó a la Armada cuando estaba 100 por ciento aprobado. Es una falta de respeto decir que lo mandaron a navegar atado con alambres”, dijo a este diario Fabián Quiroga, quien estuvo a cargo de la parte mecánica durante el arreglo de media vida del ARA San Juan, y tiene ahora el mismo trabajo en la restauración del submarino Santa Cruz. Quiroga advirtió que durante el período de prueba, en 2014, hubo una situación de alerta en el San Juan que fue “completamente normal”, dado que “el buque no estaba entregado, estaba todavía en período de prueba” y “hay cosas que sólo se verifican cuando la nave está en el agua; no hay forma de verlas antes, en tierra. Para eso se hacen todas las pruebas; se revisan todas las áreas y todos los sistemas”. El mecánico se refería al hecho que mencionó la esposa de uno de los tripulantes del submarino desaparecido, Itatí Leguizamón, el jueves, cuando denunció que en 2014 hubo un accidente con la nave. Quiroga indicó respecto al hecho que “hubo un problema y tuvimos que subir a la superficie, pero nada más. Después se solucionó en el astillero”.
“La reparación de media vida del submarino implicó un proceso largo, no sólo por las obras, sino también por cuestiones burocráticas”, apuntó, por su parte, un ex miembro de Tandanor. Según contó, dentro de las pruebas de protocolo que se iniciaron en 2014, “se hicieron pruebas de inmersión graduales; primero a 100 metros de profundidad, después a 150, hasta llegar a los 400 metros”. Esta prueba, detalló luego, “fue más exigente que la que se realizó en el astillero de Río de Janeiro, Brasil, con el submarino ARA Salta, que llegó a una inmersión de 200 metros”. También recordó el “momento de tensión” que protagonizó el submarino en 2014, y destacó que “justamente para eso son las pruebas”, y “durante todo ese período el submarino navega escoltado por fragatas, ya que está contemplado que surja algún problema”.

El ex integrante de Tandanor aclaró que, tanto en el proceso de reparación como en el momento de pruebas, participaron en conjunto los trabajadores del Cinar y los submarinistas de la Armada. “La conducción de la obra la tenía la Armada”, señaló. “En ese aspecto la Armada mantiene una unidad en todo el proceso de restauración y de prueba. De hecho, se encarga de algunas tareas específicas de la reparación, como, por ejemplo, de las baterías”, añadió.

Finalizado el período de prueba, en octubre de 2015, “se hizo la entrega provisoria a la Armada por parte de Tandanor, aunque todo el proceso de reparación y pruebas se había hecho en conjunto. Es un tema burocrático interno, sobre todo por la responsabilidad del astillero sobre el submarino, que pasa a la órbita de la Armada”, indicó. La entrega es provisoria, explicó luego, porque en ese momento comienzan los seis meses de “garantía”. “Si hubiese habido alguna observación sobre el estado del submarino, algún aspecto sobre el que la Armada estuviera disconforme, se tendría que haber advertido en ese plazo, que se terminó en 2016, ya con la gestión de Cambiemos en el gobierno”, agregó. “Si la Armada no tiene ninguna objeción firma le entrega definitiva y Tandanor ya no tiene responsabilidad”, remarcó. 

En ese contexto, en mayo de 2016, la ex ministra de Defensa Nilda Garré, ahora diputada por el Frente para la Victoria, le señaló a Peña que “el submarino San Juan necesita de una carena desde hace tiempo y se la deberá hacer pronto si no se quiere tener incidentes de navegación”. Esto ocurrió durante los usuales informes de gestión que el jefe de Gabinete presenta en la Cámara de Diputados. El funcionario no respondió a la inquietud de Garré – sólo se refirió al estado del submarino Santa Cruz –, a pesar de que en otro informe (en la pregunta 132 del Informe al Senado Nº 94), de ese mismo año, explicó que el ARA San Juan tuvo “una reparación de ‘media vida’ que extendió 30 años más la vida útil del mismo y ya fue entregado a la Armada Argentina y se encuentra operativo en Mar del Plata”.
A propósito del señalamiento de Garré a Peña en Diputados, el ex integrante de Tandanor explicó que “el servicio de carenado es el trabajo de mantenimiento sobre la parte exterior de la nave, sobre el casco. Si bien los cascos de los submarinos son muy resistentes, el agua de mar genera deterioro. Para este servicio se pone a la nave en seco; se la saca del agua y se trabaja sobre las partes que no se pueden revisar bien cuando está amarrada: el alineamiento de los ejes, las hélices y las válvulas”.
Informe: Juan Funes.

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