Todas las voces y músicas de la Patria Grande

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domingo, 15 de marzo de 2015

Correntino es suboficial de unidad en transporte de la Armada

De Bella Vista al mar

 Jorge Flores se crió cerca del río y hoy trabaja junto al mar, es suboficial principal en la Armada Argentina y se desempeña en un puesto clave dentro del transporte ARA “Bahía San Blas”, es el suboficial de unidad. 

BASE NAVAL PUERTO BELGRANO - Pasaron 26 años de aquel día que dejó su Bella Vista natal para subir al tren rumbo a Buenos Aires con el anhelo de ser marino. Cuenta que siempre vuelve a Corrientes, por sus hermanos, y que continúa en la Armada porque lo motiva aprender.
Este año, el suboficial maquinista Jorge Horacio Flores, echará de menos las turbinas y motores, para cumplir una función destacada como suboficial encargado de la embarcación. Este correntino de 45 años es el suboficial más antiguo del buque y ahora el nexo entre el comandante, oficiales, y los marinos suboficiales del “San Blas”.
Cada departamento del buque tiene encargados de división y de cargo quienes conocen bien a sus equipos y a su personal, y el suboficial de unidad guarda relación directa con ambos, y sus  superiores.
“El trabajo cotidiano tiene mucho de organización, y de tomarse el tiempo necesario para conocer en profundidad a las personas”, dijo el suboficial Flores y resumió su labor en 2 palabras: charla y papeles. Tomó el cargo hacia fines de febrero, aunque comenzó a familiarizarse con la función junto al anterior suboficial de destino, a fines del 2014.
“La noticia fue muy buena, este cargo es de suma importancia para mi carrera naval como un gran desafío y responsabilidad; deseo ser útil y cumplir bien con mi función buscando el mejor rendimiento para el buque”, enfatizó el correntino.
Está conciente que la nueva actividad le demandará más tiempo que en su anterior destino en el Arsenal Naval Puerto Belgrano (ARPB) y pospuso sus actividades en la subcomisión del Hípico de Suboficiales en Puerto Belgrano. “Me gustan mucho los caballos, tengo los propios porque me crié en el campo”, dijo y contó que al ser soltero, el hípico se ha convertido en su casa y lo conecta siempre con su infancia.
Pero Corrientes no es un lejano recuerdo ya que viaja en vacaciones y en cada fin de semana largo que tiene disponible. “Yo sigo ligado totalmente a mi provincia y cuando me fui la valoré aún más, tengo a la mayoría de mis hermanos y familiares en Bella Vista”, expresó.
 Corrientes cerca de su corazón
La localidad de Bella Vista se encuentra sobre el margen izquierdo del río Paraná a unos 160 kilómetros al sur de Corrientes. Ahí se crió Jorge, entre barrancas y mucha arboleda.
 Los padres de Jorge fallecieron, su mamá hace muy poco y su padre en el 2007. Contó que es el cuarto de 8 hermanos, y los une un hermano con Síndrome de Down en quien deposita su mayor atención. También agregó con orgullo que otro de sus hermanos menores siguió sus pasos e ingresó a la Armada.
 Le gusta el folcklore, el chamamé, y la milonga surera con letras relativas al campo, “la escucho y me lleva enseguida a Corrientes”, apuntó. En su hablar no faltan aquellos vocablos de origen guaraní “que los correntinos sabemos mucho”, se sonríe. Uno de ellos es chipá, para nombrar cualquier tipo de torta o chipá cuerito como le dicen a la tortafrita.“Cuando éramos chicos nunca nos faltó nada y me ha sobrado buenos ejemplos de mis padres. Mi infancia es campesina, hice mi primaria en la escuela Nº 451 General José María Paz y éramos muchos los chicos que íbamos caminando unos 5 kilómetros de ida y vuelta al colegio; el que tenía bici era un millonario”, recordó con gracia. En el campo aprendió a atar los terneros, a cosechar algodón, y plantar maíz.
“En ningún lugar encuentro el gusto de esa sopa casera con elementos naturales de huerta y animales de nuestro corral, que hacía mi mamá o su locro o esa crema de postre que nos daba; eso extraño mucho”, expresó con añoranza.
 Un correntino en la Armada
Su padre hizo la conscripción en la Infantería de Marina en Puerto Belgrano. “Creo que inconcientemente, al ver muchas fotos suyas, trabajando y en formaciones, me llamó la atención y decidí averiguar cómo ingresar a la Armada. Papá era un hombre que no hablaba mucho, nunca me comentó sobre las fotografías… era muy poco expresivo y me enteraba de que estaba orgulloso de mi vida por otras personas o cuando se le iluminaban los ojos al vernos llegar con mi hermano de uniforme.”
Jorge ingresó en febrero de 1989 con una condición particular, “en ese tiempo, con tener cuarto año del técnico completo y quinto cursado tuve la posibilidad de ingresar como cabo primero en comisión salteando jerarquías y años”, contó. Fue una ventaja que no desaprovechó y como era electromecánico siguió la especialidad en Máquinas y se especializó en Sistema de Control.
“Me apasiona de la Armada poder entregar a los jóvenes la experiencia que me enseñaron los que estaban antes de mí. Considero que tengo mucho que aprender y eso me motiva a seguir en la Armada”, dijo con humildad. “Servir a la patria es cuidar a mi familia”, sintetizó.

Aún recuerda con cariño su primer destino en el cazamina ARA Formosa, “es el que más recuerdo y destaco porque con mis compañeros compartíamos todo juntos, somos amigos fieles y muchos compadres, hasta el día de hoy. La Armada es un gran hogar para mí, aquí tengo hermanos de la vida”, concluyó el marino del litoral.

Por www.gacetamarinera.com.ar

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