VISITA A CORRIENTES
Presencia. Pérez
Esquivel dio ayer su conferencia en la Unne. MARCOS MENDOZA
Antes de su charla en
la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Unne, el premio nobel planteó la
necesidad de revisar la democracia representativa por considerarla un “modelo
agotado y que no sirve a la gente”. También se refirió a los soldados muertos
en Malvinas y a la lucha de los pueblos originarios.
Juan Monzón Gramajo
Colaboración/Especial
para El Litoral
El premio nobel de la
Paz, Adolfo Pérez Esquivel, planteó la necesidad de revisar la democracia
representativa por considerarla un “modelo agotado y que no les sirve a los
pueblos”. Como alternativa propuso avanzar hacia un modelo de “democracia
participativa”, una herramienta contundente para decidir sobre los gobernantes
que no cumplen con los compromisos asumidos.
Este y otros
conceptos fueron brindados en una entrevista concedida previamente a la charla
que dio en el marco de la jornada de cierre de la Cátedra Libre de Derechos
Humanos y Participación Ciudadana de la Unne.
Su disertación sobre
“Cultura de paz y desafíos actuales” le permitió realizar un recorrido por
distintos temas que tienen en vilo al mundo, América Latina y la Argentina.
Como parte de su análisis comentó acerca de su reciente experiencia en el
Vaticano, donde participó de un encuentro internacional sobre desarme nuclear.
Según Pérez Esquivel,
en los debates que surgían siempre estaba flotando una pregunta dura pero real:
“¿Cómo se puede plantear un desarme si entre Estados Unidos y Rusia tienen más
de 15 mil bombas nucleares?”. La única solución, concluyeron, es “comenzar a
desarmar la razón de estar armados”, señaló.
Casi de inmediato y
como protagonista del escenario conflictivo internacional surgió el nombre del
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quien calificó como “un hombre
sin conciencia”. “Ni siquiera es un loco, porque los locos dentro de su locura
tienen una lógica. Pero él no la tiene”.
“¿Cómo se puede
entender el muro que quiere levantar en la frontera de México? Estados Unidos
tiene muchos intereses en América Latina. No sólo eso, también bases militares
que amenazan la paz del continente. Este y otros hechos no hacen más que confirmar
la mentalidad colonizadora de ese país, que nunca será un aliado”.
– De todas formas,
mucho de lo que Trump está ejecutando ya lo anticipó en campaña.
– Efectivamente, y
eso es lo más grave. El pueblo de Estados Unidos se dejó influenciar. Lo votaron
incluso muchos a quienes avisó que iría por ellos. Tenemos que avanzar hacia un
sistema de democracia participativa donde el pueblo no pierda el poder. Y que
tenga la capacidad de decidir sobre los gobernantes llegado el momento.
– ¿Un modelo más
participativo, tal vez?
– Siempre
relacionamos la democracia como el valor indivisible de los DD. HH. Si hay
torturas y desaparición de personas, muertes, se debilita y deja de ser
democracia. Entramos en gobiernos autoritarios que se esconden detrás de la
máscara de la democracia, de la ley, aunque no toda ley es justa. Hay leyes
injustas que hay que resistirlas hasta su total nulidad.
– ¿De qué manera?
– A través de la
acción de los pueblos con las leyes de punto final, obediencia debida, los
indultos a los ex militares. La otra herramienta es la acción jurídica, no sólo
nacional, también la regional e internacional. Los gobiernos firman pactos que
están obligados a respetar y hacerlos respetar.
– Usted participó en
la gestión de identificación de cuerpos de soldados muertos en Malvinas. ¿Cómo
fue esa experiencia?
– Muy dura. El caso
de Malvinas lo venimos trabajando desde el momento que se declaró la guerra y
sabíamos que era un enfrentamiento perdido. Este año, en el mes de marzo,
viajamos con una delegación a las islas. Fue un paso para el proceso de
identificación de soldados caídos en combate. Gracias a un trabajo conjunto de
la Cruz Roja Internacional y el grupo de Antropólogos Forenses, se logró dar
con la identidad de 88 soldados, cuyos familiares están siendo informados en
estos días. Afortunadamente y pese a la oposición de muchos, pudimos llevar a
buen puerto esta tarea.
– ¿Significó algo
para usted estar en las islas?
– Me permitió ver la
devastación de nuestros mares. Es un hecho que lo denunciamos en diferentes
organismos internacionales. En la noche de las islas Malvinas, cuando se
encienden las luces, también se ilumina el mar con los reflectores de cientos
de buques pesqueros que van a saquear. Se está realizando una explotación a
mansalva de nuestras riquezas, sin que podamos hacer nada.
– ¿Está dentro de sus
posibilidades poder hacerlo?
– Hace un par de años
viajé a Londres con una carta de siete premios nobel de la Paz y quise
entregársela a David Cameron que por entonces era el primer ministro. No nos
quiso recibir. Entonces fuimos a la Cámara de los Lores y tomamos contacto con
el líder del Partido Laborista, Jeremy Corby, con quien pudimos dejar expresada
nuestra posición. Tengo planeado viajar en el mes de febrero para abrir y
mantener un espacio de diálogo sobre una agenda de temas que nos incumben a
ambos países. La razón es sencilla, no podemos estar siempre confrontando.
– ¿Qué análisis hace
de la lucha territorial de los pueblos originarios?
– Quien viola los DD.
HH. y el Derecho Internacional es el Gobierno. No se respeta la Constitución
Nacional ni la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas
de Naciones Unidas. Se les debe entregar a los pueblos originarios las tierras
a nivel comunitario. ¿Cómo puede ser que grandes empresarios como Benetton
tengan un millón de hectáreas en la Patagonia, con la comunidad indígena
adentro y que se los expulse?
Hace unos años llevé
un matrimonio mapuche y los senté frente a Luciano Benetto, quien ante el
reclamo de esta pareja les expresó haber comprado las tierras de buena fe.
Les propuso hacerles
una donación, pero los mapuches le respondieron “cómo va a donarnos nuestro
propio territorio”. Lo que no se investiga y hay que hacerlo es quiénes
vendieron la tierra a Benetton.
Viene a cuento un
dicho de Arturo Jauretche: “Malo es el gringo que nos compra, pero peor es el
criollo que nos vende”. Esto ocurre con los pueblos originarios de todo el
país. La mala actitud hacia nuestros hermanos no es sólo de este gobierno, de
igual manera se manejaron los gobiernos anteriores.
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