El organismo quiere que la edad de jubilación se ajuste con
la esperanza de vida
Sus economistas proponen recorte de prestaciones y aumento
de las cotizaciones
El Fondo plantea que las aseguradoras privadas cubran el
riesgo de longevidad
En la
imagen, la directora gerente del
Fondo
Monetario Internacional, Christine Lagarde. EFE
El envejecimiento de la población es un reto conocido. Y a
eso dedica un extenso análisis el Fondo Monetario Internacional, en un adelanto
de los documentos de su cumbre semestral. Lo que llama la atención es la
agresividad y crudeza con la que pone de relieve el problema. El Fondo reclama,
entre otras medidas, que se recorten las prestaciones y se retrase la edad de
jubilación ante "el riesgo de que la gente viva más de lo esperado".
Y también propone soluciones de mercado para mitigar ese "riesgo".
Es lo que los economistas bajo la batuta del español José
Viñals llaman “riesgo de longevidad”. Y dan una cifra para poner en contexto.
“Si el promedio de vida aumenta tres años más de lo previsto para 2050, el
coste del envejecimiento -que ya es enorme para los Gobiernos, las empresas,
aseguradoras y particulares- aumentaría un 50%” en las economía avanzadas
tomando como referencia el PIB de 2010.
Para los países emergentes, ese coste adicional sería del
25%. En términos absolutos, se disparará el coste previsto en decenas de
billones de dólares a escala global. Eso su pone una amenaza para
sostenibilidad de las finanzas públicas al disparar los niveles de
endeudamiento público en una proporción similar. En paralelo, es un riesgo para
la solvencia de las entidades privadas.
Según ha explicado el propio Viñals en la rueda de prensa en
la que ha presentado el informe, “vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo
financiero importante". "Nos va a costar más como individuos, a las
corporaciones y a los Gobiernos. Por eso debemos preocuparnos ahora por los
riesgos de la longevidad, para que los costes no nos atosiguen en el futuro”,
ha comentado Viñals, responsable del departamento de Mercado de Capitales.
Vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero
importante. Nos va a costar más"
En 1750, la esperanza de vida en el momento del nacimiento
en los países de la Europa occidental no llegaba a los 40 años. Desde 1900,
siguió un incremento lineal hasta tocar los 80 en 2010. A escala global pasó de
los 48 en 1950 hasta los 70 en el último año de referencia. Pero lo que cambia
los cálculos, según el FMI es la esperanza de vida cuando se tiene 60 años.
Naciones Unidas proyecta que para 2050 la esperanza de vida
a partir de esa edad llegará a los 26 años en las economías avanzadas y a los
22 años en los países en vía de desarrollo. Eso significa que irá mejorando al
ritmo de un mes por año. Tomando como referencia a los europeos de 60 años que
vivían en 1910, la esperanza de vida era de 15 años. Un siglo después llegó a
los 24 años.
Al vivir más la población, tendrá que pagarse más en
pensiones y prestaciones a la seguridad social. En este caso pone como ejemplo
los planes de pensiones privados en EE UU. “La empresas tendrían que
multiplicar varias veces sus contribuciones para poder afrontar esos pasivos
adicionales”, apunta. “Reconocer y mitigar este riesgo es un proceso que debe
ponerse en marcha ahora”, remacha.
Tanto el sector público como el privado llevan años
preparándose para amortiguar el impacto financiero del envejecimiento. Pero el
FMI cree que se subestimó la evolución demográfica de la población y eso pesará
“más de lo esperado” en un balance que en ambos casos están ya de por si
debilitados. Eso, por tanto, amenaza con exacerbar su vulnerabilidad frente a
otras crisis.
Si el promedio de vida aumenta tres años más de lo previsto
en 2050, el coste subiría un 50%”
JOSÉ VIÑALS
Christine Lagarde, directora gerente de FMI, quiere que la
reunión de primavera en Washington sirva para mirar hacia delante. En este
contexto, exige a los Gobiernos que reconozcan que el envejecimiento les puede
crear un serio problema en el futuro y que es un riesgo. Para neutralizar sus
efectos, recomienda combinar el aumento de la edad de la jubilación con otras
medidas.
Para el retraso de la edad de jubilación, propone que se
ligue a la esperanza de vida, de modo que el número de años en que los
jubilados cobran la pensión no aumente. En la reciente reforma española del
sistema de pensiones que retrasaba la edad e jubilación a los 67 años de forma
progresiva ya se prevé un mecanismo de este tipo, llamado factor de
sostenibilidad. Así, la ley prevé que las variables clave del sistema de
pensiones (como la edad de jubilación) se revisen cada cinco años a partir de
2027 en función del aumento de la esperanza de vida.
Pero ese retraso no basta. El Fondo cree que hay que tomar
más medidas y cita entre ellas el recorte de las pensiones, el aumento de las
cotizaciones y la posibilidad de que los Estados contraten con aseguradoras
privadas la cobertura de ese "riesgo de que la gente viva más de lo
esperado".
Así, el informe de estabilidad financiera plantea que se
recurra a los mercados de capitales para que se transfiera el riesgo de la
longevidad de los planes de pensiones a las instituciones que tienen más
capacidad para gestionarlo.
Los economistas del organismo plantean también que los
propios individuos aumenten su ahorro a través de planes de pensiones,
recomienda que se facilite o incluso obligue a contratar rentas vitalicias y
también apoya el uso de las hipotecas inversas, por las que la casa en
propiedad se entrega en el momento de fallecimiento a cambio de recibir hasta
ese momento una renta por ella.
El Fondo también pide más transparencia a los países a la
hora de informar sobre la tendencia del envejecimiento y como se están
preparando para financiar la jubilación.
El FMI concluye recordando que todas estas reformas
“tardarán años en dar fruto” y cualquier retraso en el proceso dificultará
hacer frente al reto como es debido. “Prestar atención al envejecimiento de la
población y al riesgo de la longevidad adicional forma parte del conjunto de
reformas necesarias para restaurar la confianza en la viabilidad de los
balances del sector público y privado”, remacha.
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