Autor :Felipe Pigña
Nace el 9 de enero de 1927
¿Un periodista, un escritor, un
militante, un intelectual que fue más allá de ese papel? "Fui lavacopas,
limpiavidrios, comerciante de antigüedades y criptógrafo", decía él,
queriendo alivianar esa imagen deshumanizada con la que se mira a los grandes
humanos.
Sin embargo, para entender la
vida de Walsh es necesario dividirla en dos partes. “Operación Masacre cambió
mi vida. Haciéndola, descubrí, además de mis perplejidades íntimas, que existía
un amenazante mundo exterior", dijo el hombre, refiriéndose al libro que
inició el movimiento periodístico-literario de la novela testimonial.
“Después de la frustración por la
impunidad de la que gozaron los autores de los fusilamientos, Walsh ya no
piensa en pedir justicia, sino observar que, además de permitir obtener datos y
establecer la mecánica de sucesión de ciertos hechos, la investigación se ocupa
de hechos límites que movilizan y ponen en cuestión compromisos, actos, ideas.
La masacre de José León Suárez fue la perfecta culminación de un sistema; el
caso Rosendo García desnuda la esencia del vandorismo; el asesinato de
Satanowsky proyecta luz sobre el funcionamiento de los servicios de
informaciones y su conexión con los grandes diarios”, dirá Osvaldo Aguirre
Walsh se había criado en el seno
de una familia conservadora, de ascendencia irlandesa. Estudió en un colegio de
monjas irlandesas y fue interno en una congregación de curas también
irlandeses. "Tengo una hermana monja y dos hijas laicas", se reía. A
los 17 años comenzó a trabajar en la Editorial Hachette como traductor y como
corrector de pruebas, y a los 20 comenzó a publicar sus primeros textos
periodísticos. En 1953 publicó su primer libro de cuentos, Variaciones en rojo,
con el que había ganado el Premio Municipal de Literatura de Buenos Aires.
Cuando se produjeron los
fusilamientos de José León Suárez, Walsh estaba trabajando en la compilación de
cuentos de la Editorial Hachette. Una tarde de 1956, jugando al ajedrez en un
bar de la Plata escuchó la frase "Hay un fusilado que vive". Nunca se
le fue de la mente. A fines de ese año, comenzó a investigar el caso con la
ayuda de la periodista Enriqueta Muñiz, y se encontró con un gigantesco crimen
organizado y ocultado por el Estado. Walsh decidió recluirse en una alejada
isla del Tigre con el seudónimo de Francisco Freyre, y con la única compañía de
un revolver. El 23 de diciembre Leonidas Barletta, director de Propósitos,
denunció, a pedido de Walsh, la masacre de José León Suárez y la existencia de
un sobreviviente, Juan Carlos Livraga.
Walsh en Cuba
Antes de partir a Cuba, publicó
el Caso Satanowsky, en donde evidenció que matones de la SIDE asesinaron al
abogado Marcos Satanowsky debido a oscuros intereses en torno a la propiedad
del diario La Razón. En la investigación dio con los culpables.
En Cuba fundó la agencia Prensa
Latina junto con su colega y compatriota Jorge Masetti. Había decidido que no
sería nunca más un simple observador privilegiado del mundo, sino que quería
formar parte activamente de él: como jefe de Servicios Especiales en el
Departamento de Informaciones de Prensa Latina, usó sus conocimientos de
criptógrafo aficionado para descubrir, a través de unos cables comerciales, la
invasión a Bahía de Cochinos, instrumentada por la CIA.
A Cuba fue Walsh a respirar un
poco de aire libre. Sus experiencias amorosas con prostitutas cubanas fueron
para él también actos de liberación. "... Después de vestirnos le digo
‘¿cuánto es?’, porque ella tiene que seguir trabajando y ella dice ‘lo que
quieras’. Pero cuando le doy cinco pesos se sonríe un poco y dice ‘¿tan poco?’.
Entonces invento cualquier argumento, porque no estoy resuelto a darle más,
porque ahora no quiero ser engañado, ya la jauría del remordimiento y la
vergüenza galopa a mis espaldas. Apenas salimos me desahogo de ella lo más
pronto que puedo, y es entonces cuando empiezo a preguntarme si me habrán
visto, si ella era linda o era un monstruo, y qué habrían dicho en la agencia
si me vieran con una muchacha tan negra. Sí, me siento culpable de este gran
acto de liberación..."
Walsh escritor
Rodolfo Walsh tuvo una tortuosa
relación con la literatura, luego de haberse definido como marxista. “Soy
lento, he tardado quince años de pasar del mero nacionalismo a la izquierda.”
Después de publicar ¿Quién mató a Rosendo?, dijo: "las cosas cambiaron
realmente en 1968, cuando la política lo ocupó todo. Entonces empecé a ser un
escritor político. Mis ideas sobre la novela han cambiado".
A Walsh le faltaba la novela para
consagrarse como escritor. Pero después de Operación Masacre y de su estadía en
Cuba, decidió que ya en Argentina no podía desvincularse la literatura de la
política. Él ya había decidido. "Empiezo a asimilar lo básico del marxismo
y mi nivel de conciencia es hoy bastante mayor. No aceptaría hoy incluir una
cita de un bufón como Manucho (Manuel Mujica Láinez) en la contratapa de un
libro (se refiere a Un kilo de oro) ni vacilaría en rechazar una beca en USA,
etc."
La novela era, para Walsh, algo
así como la representación de los hechos. "Yo prefiero su simple
presentación. (...) ¿Eso quiere decir que la novela es lo difícil de decir, lo
que se resiste a ser dicho? ¿Lo que me compromete más a fondo? Otra variante
que he pensado es que la novela es la última forma del arte burgués, y por eso
ya no me satisface".
Ese mismo año, en Madrid, Perón
le presenta a Raimundo Ongaro, Secretario General de la CGT de los Argentinos,
y el 1º de mayo aparece el semanario CGT, que funda y dirige por expreso pedido
de Perón. En 1969 empieza a militar en el Peronismo de Base. "No le
entiendo nada -dijo Ongaro luego de leer unos escritos suyos- ¿Escribe para los
burgueses?" "Me molestó porque sé que tiene razón", escribió
Walsh, luego de este hecho.
Walsh militante
En 1973 comenzó a militar en la
organización Montoneros con el grado de Oficial 2° y el alias de Esteban. Creó
un sector del Departamento de informaciones de Montoneros y fue su responsable.
Junto a su amigo, el poeta Francisco Paco Urondo, participa como fundador y
redactor de Noticias. Este diario presentaba los puntos de vista de Montoneros.
A principios de 1974, dejó constancia por escrito de sus diferencias de
concepción, tácticas y estrategia con la cúpula de Montoneros, en un último
intento de cambiar el rumbo, que, de seguir así, llevaba a una segura derrota.
No fue escuchado. "Nosotros le decíamos traidores a ellos, a los Vandor, a
los Matera, a los Remorino. Pero los traidores éramos nosotros. Porque Perón
siempre los apoyó a ellos."
Bajo el golpe de Estado
encabezado por Jorge Videla, creó la Agencia Clandestina de Noticias (ANCLA).
"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance:
a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de
cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se
basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la
satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular
esta información."
El 29 de septiembre de 1976 murió
en un enfrentamiento su hija Vicki. Tenía 26 años, una hija y era militante de
Montoneros. Murió también su amigo Paco Urondo en Mendoza, perseguido por
fuerzas militares conjuntas.
El 24 de marzo al cumplirse un
año de la dictadura, envió su famosa Carta Abierta de un escritor a la Junta
Militar a las redacciones de los diarios. Nadie la publicó. El 25 de marzo,
entre las 13.30 y las 16.00, Walsh fue secuestrado por un grupo de Tareas de la
ESMA, comandado por el oficial de Inteligencia García Velasco. Sobrevivientes
de la ESMA le acercaron a su hija Patricia Walsh una versión de lo sucedido.
Según esa versión Rodolfo debía ser tackleado por el oficial de Marina y ex
rugbier Alfredo Astiz, quien falló en su intento. Esto generó una momentánea
confusión que permitió a Rodolfo gatillar el revólver calibre 22 que guardaba
en la entrepierna. Así hirió a uno de sus agresores, que quedó rengo. A fines
del ’77 ese hombre fue galardonado con una medalla en una ceremonia secreta de
la ESMA.
Aun herido, fue subido al auto y
secuestrado. Existen versiones que indican que Walsh disparó para no ser
atrapado vivo, ya que la pequeña arma que portaba no era suficiente para un
sostener un enfrentamiento armado. Testimonios de sobrevivientes señalaron
haber visto el cuerpo sin vida de Walsh en la ESMA, pero no hay información
exacta del paradero de sus restos, que al día de hoy permanecen desaparecidos.
El 25 de marzo de 1977 asesinaron
al hombre que decidió para siempre ser "fiel al compromiso de dar
testimonios en tiempos difíciles".
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