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La RAE rechaza el uso de “todos y todas”
A la Real Academia Española (RAE)
le llamó la atención el uso creciente de un latiguillo lingüístico en América
latina: un artículo de la Constitución de Venezuela habla de “venezolanos y
venezolanas”, y la presidenta Cristina Kirchner comienza siempre sus discursos
dirigiéndose “a todos y a todas”.
Sin embargo, los hispanohablantes
no están discriminando cuando usan el masculino para designar a hombres y
mujeres: no necesitan modificar el uso de su idioma para huir del sexismo y
tampoco están obligados a pasar al género femenino el nombre de algunas profesiones.
Titulado “Sexismo lingüístico y
visibilidad de la mujer”, un informe de la RAE critica las nuevas guías sobre
lenguaje no sexista elaboradas en España por universidades, sindicatos o
gobiernos regionales, que proponen, por ejemplo, usar palabras como “la
ciudadanía” en lugar de “los ciudadanos” o “el profesorado” en lugar de “los
profesores” para hablar de grupos compuestos por hombres y mujeres.
El autor del informe de la RAE,
Ignacio Bosque, defiende que “el uso genérico del masculino para designar los
dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical” español y que no tiene
sentido “forzar las estructuras lingüísticas”.
“No es preciso, desde luego, ser
lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños”, fustiga.
Asimismo, “no parecen admitir
estas guías que una profesional de la judicatura puede elegir entre ser juez o
jueza”, critica el académico, considerando que las pautas propuestas por estas
guías están únicamente pensadas para el lenguaje oficial.
La corriente “reformista” ya ha
tenido varios ejemplos, además de los que brindan la Constitución venezolana y
la presidenta Kirchner. El 15 de mayo del año pasado, la Puerta del Sol se vio
desbordada por un movimiento de manifestantes que, para subrayar su conformación
por mujeres indignadas y hombres indignados, se autodenominó “de l@s
indignad@s”. Con el signo de arroba, para ser más inclusivos.
Pero la RAE decidió ponerle, si
no freno, al menos un límite a un modo de expresarse que considera artificial y
derivado de la exposición pública. En un detallado informe, cuestiona con
contundencia e ironía una serie de nueve guías gramaticales destinadas a
“evitar el sexismo en el lenguaje”, que fueron publicadas en los últimos 10
años en España.
En esas publicaciones, sus
autores recomiendan a los lectores, entre otros consejos, que no apelen al uso
genérico del masculino cuando se debe referir a los dos sexos al mismo tiempo.
Así, por ejemplo, sugieren que se emplee “las personas becarias” en lugar de
“todos los becarios” o, también, “las personas sin trabajo” para reemplazar a
“parados”, en España.
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