Las herméticas negociaciones del
nuevo gobierno para adherir al Tratado del Transpacífico revisten un peligro de
proporciones inimaginables para la economía doméstica y la industria nacional.
La principal agenda de Estados Unidos es recuperar el poderío económico y
comercial que perdió en las últimas décadas y para alcanzarlo no repara en
aplastar a países emergentes como la Argentina. El nuevo gobierno no llegó por
casualidad al poder, Argentina es la punta de lanza en el proceso de
desmembramiento del bloque regional en manos del gigante del norte.
Ante el riesgo inminente de que
el presidente Mauricio Macri, cumpla con la agenda que le marcan desde el
norte, y que presumiblemente explique el enorme poderío económico y mediático
que le permitieron alcanzar la primera magistratura, se hace imprescindible
revelar a la sociedad los riesgos de iniciar negociaciones para adherir al
Tratado del Transpacífico o TTP por sus siglas en inglés. Los países firmantes
son pasibles de caer bajo la sumisión económica de los Estados Unidos y del
poderío de empresas transnacionales que atentan contra la soberanía de los
Estados miembros.
Según un articulo publicado por
el presidente del Frente Popular Revolucionario y miembro del Comité de
Coordinación de la Liga Internacional de la Lucha de los Pueblos (ILPS),
Florentino López Martínez, este tratado es una evolución casi maquiavélica del
extinguido ALCA que los presidentes Néstor Kirchner, Luiz Inácio Lula Da Silva
y Hugo Chávez, rechazaron en la IV Cumbre de las Américas, en la ciudad de Mar
del Plata, ante los ojos enfurecidos del ex presidente de los Estados Unidos de
América, George W. Bush, en noviembres de 2005.
El pasado 5 de octubre, culminó
la negociación para imponer el Acuerdo Estratégico de Asociación Transpacífico
(TPP por sus siglas en inglés); se trata del tratado de libre comercio más
grande de la historia de la humanidad, el proceso de negociación se llevó a
cabo en absoluto secreto durante los últimos 5 años, aunque desde la llegada de
Barack Obama a la presidencia de los EUA se tenía proyectado, para acrecentar
el poder económico de los grandes consorcios norteamericanos.
El TPP, abarca un territorio de
12 países: Australia, Canadá, Chile, Brunéi, Japón, Malasia, Nueva Zelanda,
México, Perú, Singapur, Vietnam y Estados Unidos de Norteamérica (EUA);
ubicados en zonas estratégicas de ambos laterales del Pacífico, con una
población de cerca de 1000 millones de habitantes, estos países representan el
25% de las exportaciones globales y el 40% del Producto Interno Bruto (PIB)
mundial.
Recientemente, la prensa
internacional, algunos sindicatos, como la AFL-CIO y en particular Wikileaks,
han sacado a la luz algunos de los contenidos del TPP, partiendo de esa poca
información disponible podemos establecer algunas consideraciones:
1.- El TPP es un acuerdo de libre
comercio ventajoso para los EUA, hace añicos la soberanía de los países
firmantes poniendo por encima de ellos el poder de los monopolios
trasnacionales, quienes podrán reclamar hasta el pago por “pérdidas” si los
estados imponen medidas proteccionistas en sus respectivos países.
2.- En torno al llamado derecho
del autor o derecho de patente, el TPP tiene dos aspectos sumamente agresivos.
El primero, se refiere al control absoluto de la información que circula en los
distintos medios masivos de comunicación, en particular la Internet, según las
cláusulas de este tratado no se podrá propagar información en cualquier país si
no se tiene comprado el derecho correspondiente.
3.- El otro aspecto del derecho
de Patente, que se refiere a la industria farmaceútica es genocida; impone 12
años de exclusividad a los magnates norteamericanos, y durante ese tiempo se
prohibe la producción de medicamentos genéricos, lo que encarecerá severamente
el precio de los medicamentos.
4.- El TPP es un tratado
privatizador que elimina toda posibilidad de subsistencia de las empresas
estatales y paraestatales, obliga a los estados a finiquitar el proceso de
privatización de éstas.
5.- El acuerdo pone en bandeja de
plata todos los recursos naturales y agrícolas de los países firmantes a merced
de los monopolios trasnacionales, obligando a los estados a modificar sus
legislaciones para garantizar el saqueo de sus recursos.
6.- Obliga a los estados miembros
a modificar sus legislaciones laborales, para garantizar una mayor explotación
de la fuerza de trabajo; esto no sólo tiene consecuencias para los países
económicamente dependientes, también para la clase obrera norteamericana, que
tendrá como presión el traslado de sus fuentes de empleo a otros países, y con
ello la disminución de sus respectivos salarios y la pérdida de empleos.
7.- El TPP tiene como uno de sus
objetivos estratégicos, aislar y acorralar a la economía China, la segunda
economía más poderosa del mundo. El mensaje de Obama fue claro en esta
dirección: “No podemos permitir que países como China escriban las reglas de la
economía global, nosotros debemos escribir esas reglas…”.
8.- Lo referente a la cuestión
militar, se ha mantenido en absoluta secrecía, sin embargo, algunos analistas mencionan
que una cláusula principal en el TPP pretende reforzar la presencia militar de
los EUA en la cuenca Asia-Pacífico, a pesar de que actualmente ya cuenta con
presencia militar en 135 países de todo el mundo.
Aparte del TPP, los EUA están en
proceso de negociación de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la
Inversión (TTIP por sus siglas en inglés) que se lleva a cabo con la Unión
Europea, de concretarse este acuerdo de libre comercio, impactaría sobre el 60%
del PIB mundial, 33% del comercio en bienes y 42% en comercio de servicios;
este tratado tambien lleva varios años negociándose en secreto, y tiene las
mismas características que el TPP según las pocas filtraciones que se han hecho
sobre su contenido.
Por si fuera poco, un tercer acuerdo
de libre comercio que está negociando en secreto EUA desde hace 6 años, es el
denominado Acuerdo de Comercio de Servicios (TISA por sus siglas en inglés),
que afectará a 50 países: Unión Europea, Japón, Canadá, Colombia, Chile,
México, Australia, y Corea del Sur; este acuerdo abarca un 68% del comercio
mundial en servicios y pretende regular de manera supranacional, los servicios
financieros, de salud, agua, telecomunicaciones y tranportes principalmente,
restringiendo toda la capacidad de los gobiernos sobre estos servicios,
obligándolos a la privatizatización y entrega a los emporios yanquis.
El TPP ahora tendrá que pasar a
la aprobación de los órganos correspondientes de cada uno de los países, en el
caso de México y los EEUU, habrá de ser ratificado por los senadores; de
consolidarse, entraría en vigor en el 2017.
De prosperar las negociaciones
secretas para implantar el TISA y el TTIP, junto con el TPP, le daría el
control a EUA sobre el 80% del valor del PIB mundial, que lo ratificaría como
la primera potencia. Estos acuerdos sin duda buscan revirar la pérdida de la
capacidad de influencia que le trajo la crisis económica internacional del
2007-2009 a EUA y el incremento de la presencia China en el escenario
internacional.
Ante esta realidad, conviene
traer a cuenta que durante la primera mitad del próximo año se cumplirán 100
años en que Vladimir Ilich Lenin, escribiera una de sus obras económicas más
importantes: El imperialismo, fase superior del capitalismo; que en sus 10
capítulos describe la transformación del capitalismo a su época imperialista,
del papel determinante del capital financiero y la oligarquía financiera, de la
disputa del mercado mundial, la profundización de las contradicciones entre el
capital y el trabajo, entre las naciones imperialistas y las naciones
dependientes, entre los propios bloques imperialistas; nos advierte de la
inevitabilidad de las guerras imperialistas, como producto inherente al
desarrollo del capitalismo en la época del dominio de los monopolios.
Son justamente éstos elementos
que hoy se desarrollan en su máxima expresión, los amplios y agresivos tratados
de libre comercio que están por concretarse (TPP, TTIP y TISA), son mecanismos
que buscan ampliar la maximización de las ganancias del capital financiero, a
costa de la destrucción masiva de la fuerza de trabajo; la sobreexplotación de
la clase obrera, arrojando a la calle a millones de obreros y condenando a las
amplias mayorías de la población a la indigencia y la muerte.
Pero hay algo que hasta ahora ni los
analistas burgueses y pequeñoburgueses han dicho sobre la perspectiva de estos
tratados de libre comercio, el papel que la clase obrera, los campesinos y las
amplias mayorías debemos hacer ante esta ofensiva brutal del capital.
Pues bien, además de convertir el
mundo en un gran mercado único y una fábrica mundial, este proceso de
centralización y concentración del capital también obliga irreversiblemente a
los obreros de todo el mundo a verse como un sólo obrero, una sóla clase que
trabaja en una sóla fábrica; y de ahí que se posibilita el establecimiento de
una lucha única a escala internacional y crea las condiciones para la
socialización de los medios de producción a gran escala.
Esa es la tendencia que desde
abajo tenemos que empujar, todas las víctimas del capital financiero; el frente
unido de la burguesía se viene consolidando desde hace más de 100 años a través
de sus organismos internacionales como la ONU, el FMI, el BM, la OTAN, etc.,
cuyos objetivos se centran en la defensa de los intereses de la oligarquía
financiera profundizando la dictadura sobre todo el planeta, desarrollando
todas las formas de sometimiento, desde los métodos más democráticos y
transparentes de la democracia burguesa, hasta el fascismo más despiadado; es
hora que, desde el mundo del trabajo, desde la clase obrera, los campesinos y
el 99% de la población que somos damnificados de esa política, presentemos un
Frénte Único contra el imperialismo, contra el fascismo, y por el socialismo.
Como dijo Lenin, esta época del
predominio de los monopolios, del capital financiero, también es la época del
capitalismo agonizante que hoy está en vísperas de una nueva crisis y
probablemente preludio de una oleada de revoluciones proletarias.
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