Sarlo fue invitada al programa que Blank y Van der Kooy
tienen en TN y se corrió medio centímetro del discurso tolerable en ese ámbito.
Acabóse.
No se corrió de su propio discurso, porque era previsible
para la aristocracia espiritual que Sarlo encarna que Macri le resulte
"aburrido, mortal". ¿Qué esperarían? ¿Qué dijera que le hace acordar
a Mandela, como dijo Majul, o que se parece a Kennedy, como dice Quintín?
En cambio, se dio el pequeño lujo de nombrar en un lugar
contraindicado a los trabajadores de Cresta Roja, los presentes y futuros
desocupados y los insostenibles nombramientos de jueces de la Corte por
decreto. También dijo que Macri les tomó el pelo a los opositores con los que
se reunió tres días antes de hacer ese estropicio jurídico. Lo que diría
alguien con un mínimo de coherencia que durante años se la pasó declamando el
respeto a las instituciones, algo que los macristas hoy no pueden deglutir.
Sarlo además gusta de cultivar ese personaje de profesora
pérfida que demuele a sus alumnos no preparados en una frase. Los conductores,
que venían de entrevistar a Gaby Michetti, no estaban preparados y quedaron
estupefactos. Intentaron débilmente encauzar algo que ya no tenía arreglo.Y
ella los fue enmudeciendo a fuerza de one-liners desopilantes. Twitter, el
medio macrista por excelencia, ardió en insultos a la vieja profesora que
protagonizó un paso de comedia memorable, ¿La volverán a invitar?
En verdad hoy los aportes de Beatriz Sarlo en
#CodigoPolitico fueron muy pobres y le afloró su origen maoísta.
— M. J. de los Reyes (@MJdelosReyes60) enero 8, 2016
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