El Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud nos
exhorta a recordar a las víctimas en todo el mundo y a reflexionar sobre los
avances realizados hacia la eliminación de todas las formas contemporáneas de
esclavitud, como el trabajo forzoso, las peores formas de trabajo infantil, el
matrimonio forzado y las formas serviles de matrimonio, el trabajo servil y la
trata de personas.
Este año, el Año Internacional coincide con el 90º
aniversario de la Convención sobre la Esclavitud, firmada en 1926, y con el 60º
aniversario de la Convención Suplementaria sobre la Abolición de la Esclavitud,
la Trata de Esclavos y las Instituciones y Prácticas Análogas a la Esclavitud,
firmada en 1956.
En cierta medida, podemos sentirnos alentados por la
disminución del número de niños sometidos a las peores formas de trabajo
infantil, por la ampliación de los marcos jurídicos y normativos integrales
para abordar las formas contemporáneas de esclavitud y la trata, y por la
creciente conciencia pública sobre la cuestión.
No obstante, de acuerdo con las estimaciones de la
Organización Internacional del Trabajo, casi 21 millones de personas son
víctimas del trabajo forzoso y viven atrapadas en situaciones de explotación
extrema, abusos y violencia, incluida violencia sexual y por razón de género.
Con demasiada frecuencia, aquellos que sufren múltiples formas de
discriminación, entre ellos las mujeres, los niños, los pueblos indígenas, las minorías
y las personas con discapacidad, son también extremadamente vulnerables a la
explotación y los abusos.
La mayor penalización de la migración que se observa en
nuestros días ha aumentado la vulnerabilidad de millones de personas que huyen
de los conflictos, la persecución, situaciones de crisis y de la pobreza
extrema, personas que fácilmente pueden caer presas de traficantes y otras
personas que se benefician de su desesperación.
En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se pide a la
comunidad mundial que ha de «adoptar medidas inmediatas y eficaces para
erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de
esclavitud y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de
las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la
utilización de niños soldados, y, de aquí a 2025, poner fin al trabajo infantil
en todas sus formas». Lograr este objetivo no es solo cuestión de prohibir la
esclavitud por ley en todo el mundo, sino que también se ha de luchar contra
sus causas fundamentales, ampliar el acceso de las víctimas a la justicia y
aumentar las disposiciones para la rehabilitación.
El Fondo Fiduciario de Contribuciones Voluntarias de las
Naciones Unidas para Luchar contra las Formas Contemporáneas de la Esclavitud
ayuda a restablecer los derechos humanos y la dignidad de miles de víctimas y
de sus familias concediendo subvenciones a proyectos que prestan servicios de
rehabilitación. Insto a los Estados Miembros, las empresas, las fundaciones
privadas y otros donantes a que aumenten sus contribuciones.
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