Se trata de Bibiana Vilá,
coordinadora científica de la Comisión Asesora sobre la Biodiversidad y
Sustentabilidad del Ministerio de Ciencia. Es la primera vez que un científico
argentino es reconocido por la entidad.

Vilá: “Las vicuñas son animales hermosos, muy interesantes a nivel
biológico y económico así como también muy valorados simbólica, social y
económicamente por los pueblos originarios de los Andes”.
Tras la notificación del
galardón, que por primera vez se entregó a un argentino, Vilá agradeció al
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET): “El
CONICET ha sido y es mi principal institución desde que a los 23 años comencé a
estudiar a las vicuñas del altiplano”.
“Desarrollé mi carrera investigando a las vicuñas y proveyendo las bases
para la toma de decisiones en materia de conservación y manejo de la especie”,
agregó. En lo referido a su objeto de
estudio, Vilá indicó que “las vicuñas son animales hermosos, muy interesantes a
nivel biológico y económico así como también muy valorados simbólica, social y
económicamente por los pueblos originarios de los Andes”. Se recibieron
nominaciones de más de 60 países y los ganadores fueron seleccionados sobre la
base de sus contribuciones a los objetivos de la década de las Naciones Unidas
sobre la Biodiversidad
(2011-2020) y del documento de Biodiversidad de Aichi en la línea de la
conservación y el uso sostenible de la Biodiversidad.
Además de la conservación de la
vicuña silvestre, Bibiana Vilá encabezó la implementación de medidas de uso
sostenible que integran tanto el conocimiento tradicional indígena como la
ciencia moderna para el bienestar animal.
Además el premio reconoce sus significativos aportes a las comunidades
locales y la implementación de la educación ambiental en las zonas donde vive
la especie. Estos logros fueron posibles gracias al uso sostenible de la fibra
de vicuña, una de las más valiosas del mundo. Según la Fundación AEON ,
co-organizadora del premio, “los resultados en materia de conservación y uso
sustentable diseñados por Vilá pueden ser situados como un modelo moderno de
conservación y son muy significantes”.
Vilá dirige además el grupo de
investigación VICAM (Vicuñas, camélidos y ambiente) que permitió, junto a los
pueblos nativos de los Andes, la recuperación del chaku, ritual de captura y
esquila de vicuñas prehispánico que permite la esquila del animal sin dañarlo.
Este acercamiento permite la subsistencia económica de los pueblos donde se
encuentra la especie y los incentiva a desarrollar conciencia sobre la
necesidad de la conservación. VICAM recibió en los últimos años subsidios por
$327.900 por parte del Ministerio de Ciencia.
La vicuña es una especie
silvestre de camélido sudamericano que habita en la puna. Hasta 1950 estuvo en
serio riesgo de extinción debido a la ausencia de planes de manejo y
conservación. Desde la llegada de los españoles se comenzó con la caza y
exportación de los cueros para la obtención de la fibra, que puede llegar a
valer U$S600 por kilo, lo que llevo a la casi desaparición de estos animales.
Por ese entonces, la población de vicuñas en América era cercana a los 4
millones de ejemplares, en 1950 no eran más de 10.000.
A fines de la década del 70
Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador firmaron un Convenio para la
conservación y manejo de la vicuña que permitió recuperar su población hasta
contar en la actualidad con más de 76 mil ejemplares en nuestro país.
En Santa Catalina, Jujuy, a 3.800 metros sobre el
nivel del mar, investigadores de CONICET, junto a comunidades y productores
locales, han logrado recuperar una tecnología prehispánica sustentable para la
obtención de la fibra de vicuña. Se trata de una ceremonia ancestral y captura
mediante la cual se arrean y esquilan las vicuñas silvestres para obtener su
fibra. Se denomina chaku y se realizaba en la región antes de la llegada de los
conquistadores españoles.
Además de Vila, quien recibirá U$S100.000,
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