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sábado, 20 de abril de 2013

Primer Buceo en la Antártida -Fm Universo 94.3-Ctes Capital Rep. Argentina


El Recuerdo del Primer Buceo Científico en la Antártida

18-4-2013  

Alejandro Ambertín fue uno de los buzos de la Armada que efectuaron la primera incursión científica en aguas antárticas

Puerto Belgrano - Hace 45 años un equipo de buzos de la Armada Argentina efectuaba el primer buceo científico en aguas antárticas, al oeste del entonces destacamento naval Melchior.
El tucumano Alejandro Ambertín fue uno de esos buzos. Hoy tiene 75 años y relató su experiencia en el continente blanco y los años vividos en la Armada Argentina.
Nacido en Los Guayacanes –un campo en Villa Alberdi a unos 100 kilómetros de San Miguel–, Alejandro es uno de los miles de marinos que han dejado su huella en la nieve.
Alejandro Ambertín
Inquieto en su andar y viajero, ingresó por vocación como marinero maquinista en 1953 a la entonces Escuela de Marinería en la Isla Martín García “por mi interés en los fierros, heredado de mi abuelo paterno alemán, “Don Germán”, introdujo.
Más tarde, en la Armada, descubrió su pasión por la actividad subacua. Un día de 1958 se detuvo a mirar una exhibición de buceo en Puerto Belgrano, “no tenía la menor idea de lo que era”, apuntó, pero le entusiasmó tanto que se anotó como postulante.

“Éramos 100 los postulantes y unos 60 iniciamos el curso para buzo táctico; todas las semanas había deserciones por la exigencia , nosotros la llamábamos “el colador”; hacia fin de año egresamos sólo 6, recordó.

“Eramos varios tucumanos en la Armada, muchos de Alberdi, pero buzo táctico había uno solo”, destacó.

Este tucumano ama tanto el mar como la Antártida, desde la primera vez que viajó al continente en 1960. Según cuenta, los mejores momentos de su carrera fueron durante la Campaña Antártica de 1968-69; por entonces Alejandro tenía 33 años y era cabo principal.
Alejandro Ambertín
“Los paisajes son incomparables, únicos, es difícil explicar en palabras cómo el viento y la nieve aparecían y, así como llegaban, desaparecían. El trabajo antártico es intenso y el movimiento logístico, impresionante”, expresó.

¿Por qué recordar la Campaña Antártica del ‘68?

Ese verano del ‘68 llegó al continente blanco un equipo de 10 militares, 4 científicos y un oceanógrafo. Entre los buzos se encontraban Ambertín y los cabos primeros Jesús Páez y Luis Alberto Morales.
“Lo histórico fue sumergirnos en aguas con temperatura bajo cero hasta 63 metros, todo un récord de profundidad en marcas de descenso en aguas heladas”, contó.
“Fuimos tapa de los principales diarios del país de la época”, recuerda entusiasmado. Descubrieron varias especies autóctonas y extrajeron muestras.
Lo cierto es que trabajaron muchas horas diarias recorriendo en total 513 millas marinas –unos mil kilómetros– en tres lanchas y botes con motores fuera de borda, realizando en ese lapso unos 45 buceos.

La expedición en primera persona

En horario de rancho (comidas) y descanso, Ambertín ponía el disco La zamba del pata-pata durante la “guardia de tocadisco”. “La camaradería es muy importante a la hora de convivir en un destacamento antártico”, apuntó.
“Recuerdo días sin feriados y, en particular, la guardia del aguatero, quien cumplía esta función, era el responsable de mantener lleno el tanque de agua del refugio y entregarlo de la misma forma al finalizar el día; para eso debía salir a buscar hielo y nieve para derretir. Todas las noches el grupo de buceo tomaba clases sobre flora y fauna antártica, las que debíamos buscar a distintas profundidades”, contó.
Luego de esa campaña, la carrera de Ambertín como buzo táctico continuó primero como ayudante instructor y luego como jefe de curso por 8 años. “Tuve alumnos de Marinas extranjeras, militares de todas las jerarquías y Fuerzas argentinas. Un alumno emblemático fue Pedro Giachino”, puntualizó, recordando al primer héroe de la Patria caído en el desembarco en Malvinas.

Hacia fines del ’77, Ambertín se retiró y se convirtió en marino mercante, hasta el 2001.

Pero no volvió a su Tucumán natal, se quedó en Mar del Plata, ciudad que lo adoptó desde sus años de buzo. “Dejé mi provincia físicamente a los 18 años pero siempre la tengo presente; extraño el sol, la forma de ser de los tucumanos, el tonito, las empanadas, tamales, humitas, chivitos, el vino norteño, el mistol y las vizcachas ¡Hasta comer locro con 45º de calor!. En Villa Alberdi se encuentran su padre y hermanos.
“Hice raíces en Mar del Plata, estoy casado con Alcira, quien tuve 4 hijos: Adolfo, licenciado en Ciencias Políticas; Erika, profesora de Castellano, quien vive en Suecia casada con un maquinista sueco y con 3 hijos; Guillermo, especialista en logística y trabaja en una empresa naviera petrolera en Buenos Aires; y el menor, Gustavo, también logístico y vive en Mar del Plata”, comentó.
Alejandro fue uno de los primeros en sumergirse y desde aquel buceo científico en la Antártida se continúa explorando en las gélidas profundidades.

Fuente:La Gaceta Marinera 
Publicado:FM Universo 94.3-Ramon A. Bohle-Edid A. Medina 

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