Ahed Tamimi condenada a 2 años de prisión por defender su
casa y sus parientes.
Israel ha invadido la región donde reside la familia Tamimi,
se ha apoderado del río que abastece a la región, ha decretado la zona
militarizada, y sostiene, agrede y mata a toda su población. La detención de
niños palestinos en las tierras invadidas por los sionistas es rutina del
gobierno israelí, una crueldad calculada para liquidar a la población palestina
en su resistencia al invasor
La familia Tamimi es una de las víctimas de esta tragedia
ante la cual la ONU responde con el silencio cómplice.
PALESTINA
Padre de Ahed Tamimi: “Hija mía, estas son lágrimas de
lucha”
Bassem Tamimi, padre de Ahed, escribió una emotiva carta con
profundo mensaje sobre la detención de su hija quien ya es un símbolo de la
heroica resistencia palestina.
Andrés Mathe
Sábado 30 de diciembre de 2017
El padre de la joven
palestina escribió una nota de opinión en el diario israelí Haaretz, donde
cuenta su visión ante la detención de su hija y lo que jóvenes como Ahed
representan para la resistencia palestina, además de hacer una fuerte denuncia
al régimen colonialista israelí.
La joven fue arrestada en medio de la noche del 19 de
diciembre por las fuerzas israelíes, luego de que reaccionara ante unos
soldados que estaban en la puerta de su casa tras dispararle a un primo suyo.
Tras su detención, se está llevando adelante una campaña
internacional pidiendo por su liberación, que se ha difundido en las redes
sociales diciendo #FreeAhedTamimi #FreeTamimiWomen.
Después de unas declaraciones de parte de medios y políticos
de la derecha israelí diciendo que debería ser violada en la oscuridad y pasar
el resto de su vida en la cárcel, se extendió su detención y la de su madre al
menos hasta el 1 de enero.
A continuación reproducimos la nota escrita por su padre:
Esta noche también, como todas las noches desde que docenas
de soldados allanaron nuestra casa en el medio de la noche, mi esposa Nariman,
mi hija de 16 años Ahed y la prima de Ahed Nur van a estar tras las rejas.
Aunque es la primera detención de Ahed, ella no es ninguna
extraña de sus prisiones.
Mi hija ha pasado toda su vida bajo la larga sombra de la
prisión israelí -desde mis extensas detenciones a lo largo de su infancia, a
los repetidos arrestos de su mamá, hermano y amigos, hasta la declaración
encubierta que implican la presencia constante de sus soldados en nuestras
vidas. Así que su propio arresto era sólo una cuestión de tiempo. Una tragedia
inevitable esperando a que pasara.
Muchos meses atrás, en un viaje a Sudáfrica, mostramos a una
audiencia un vídeo documentando la lucha de nuestro pueblo, Nabi Sales, contra
la imposición de Israel. Cuando las luces se encendieron, Ahed se paró y
agradeció a las personas por su apoyo. Cuando se dio cuenta de que algunos de
la audiencia tenían lágrimas en los ojos, ella les dijo: “Puede ser que seamos
víctimas de el régimen de Israel, pero al mismo tiempo estamos muy orgullosos
de nuestra decisión de luchar por nuestra causa, a pesar del costo que lleva.
Sabíamos a dónde nos llevaría este camino, pero nuestra identidad, como pueblo
y como individuos, tiene sus raíces en la lucha, y saca su inspiración de ahí.
Más allá del sufrimiento y de la opresión diaria de los prisioneros, los
heridos y los muertos, también sabemos el gran poder que trae pertenecer a un
movimiento de resistencia, la dedicación, el amor, los pequeños y sublimes
momentos que vienen de la decisión de destruir los muros invisibles de la
pasividad”.
“Yo no quiero que me identifiquen como víctima, y no le voy
a dar a sus acciones el poder de definir quien soy y seré. Yo elijo decidir por
mi misma como ustedes me verán. No queremos su apoyo por unas lágrimas
fotogénicas, sino porque elegimos la lucha y la lucha es justa. Esta va a ser
la única forma que dejaremos de llorar algún día”.
Meses después de ese evento en Sudáfrica, cuando desafió a
los soldados, que estaban armados de la cabeza a los dedos del pie, no fue un
enojo repentino por la grave herida Mohamed Tamimi (de 15 años) unos momentos
antes y a sólo unos metros de ella lo que la motivó. Ni tampoco la provocación
de esos soldados de que entren a nuestra casa. No. Esos soldados, igual que
otros idénticos en sus acciones y su rol, han sido unos huéspedes indeseados y
sin invitación en nuestra casa desde que Ahed nació. No. Ella les hizo frente
porque esa es nuestra manera, porque a la libertad no la dan como caridad, y
porque a pesar del duro precio, estamos listos para pagarlo.
Mi hija sólo tiene 16 años. En otro mundo, en su mundo, su
vida hubiera sido completamente diferente. En nuestro mundo, Ahed es una
representante de una nueva generación de nuestro pueblo, de jóvenes luchadores.
Esta generación tiene que luchar en dos frentes. Por un lado, tienen el deber,
por supuesto, de seguir desafiando y peleando contra el colonialismo israelí en
el que nacieron, hasta el día que colapse. Por el otro, tienen que enfrentarse
de manera valiente al estancamiento y la degeneración política que se ha
difundido entre nosotros. Tienen que entender la arteria viva que va a revivir
nuestra revolución y traerla de los muertos, en medio de una cultura de
pasividad que ha surgido por décadas de inactividad política.
Ahed es una de muchas jóvenes mujeres que en los próximos
años van a liderar la resistencia al régimen de Israel. A ella no le interesa
la popularidad por su detención, sino el cambio genuino. Ella no es el producto
de uno de los partidos o movimientos viejos, y con sus acciones esta mandando
un mensaje: Para sobrevivir, tenemos que honestamente aceptar nuestras
debilidades y vencer nuestros miedos.
En esta situación, el mayor deber para mi generación y para
mi, es apoyarla y darle paso a ella, de contenernos y evitar corromper y
encarcelar a esta joven generación en las viejas culturas e ideologías en las
que nosotros crecimos.
Ahed, a ningún padre en el mundo le gusta ver a su hija
pasar sus días en una celda de detención. Sin embargo, Ahed, nadie podría estar
más orgulloso de lo que yo estoy de vos. Vos y tu generación son lo
suficientemente valientes para vencer al fin. Tus acciones y coraje me llenan
de asombro y me llenan de lágrimas en los ojos. Pero, respetando tu pedido,
estas no son lágrimas de tristeza o arrepentimiento, son lágrimas de lucha.
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