El documental dirigido por Gabi Jaime revela los vínculos
entre medios de comunicación y dictadura a través de la historia de Alejandrina
Barry y sus padres, asesinados en 1977 en el marco del Plan Cóndor.
En La construcción del enemigo Gabriela Jaime
(documentalista de Boedo Films y Contraimagen) relata la historia de
Alejandrina Barry, cuyos padres montoneros fueron asesinados en un operativo
del denominado “Plan Cóndor” a fines de 1977.
Sobre Alejandrina, que no llegaba a los tres años, las
revistas de Editorial Atlántida montaron una campaña siniestra para demonizar
la militancia de aquella época y mostrar al Ejército como “salvador”, con el
objetivo de justificar el accionar genocida de las fuerzas represivas bajo la
dictadura.
La película, además de demostrar el nexo poco explorado
entre medios y dictadura, también es una reivindicación de la militancia de
ayer y de hoy. La madre de Alejandrina, Susana Mata, era maestra y dirigente
del sindicato docente de Almirante Brown, además de fundadora de la Ctera. Su
padre, Juan Alejandro Barry, era estudiante de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires y dirigente montonero.
Hoy en día, la propia Alejandrina es militante del PTS y del
Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH). Fue parte de la
fundación de H.I.J.O.S. en la cual militó en la década del 90.
El caso de Alejandrina Barry fue uno de los más emblemáticos
que mostró la actuación de los medios como soporte ideológico de la dictadura.
Miguel Bonasso relata en su libro Recuerdo de la muerte que “fue una campaña al
estilo Goebbels. De manera orgánica y clandestina, directivos de Editorial
Atlántida se hicieron cómplices de los marinos de la ESMA y las Fuerzas
conjuntas del Uruguay en los delitos de secuestro y asesinato de ciudadanos
argentinos en Montevideo y sus alrededores, incluyendo la captura de una
criatura de tres años, Alejandrina Barry”.
“Con un guión proporcionado por el Grupo de Tareas 33/2 de
la Escuela de Mecánica de la Armada y bajo la supervisión directa de los
marinos, periodistas y fotógrafos a sueldo de los hermanos Aníbal y Constancio
Vigil viajaron al Uruguay a ‘cubrir’ una historia de presunto abandono por
parte de padres ‘desalmados y terroristas’, que publicaron sucesivamente en
tres revistas del grupo: Somos, Gente y Para Ti. Lo que se llama en la jerga
del oficio: una operación”, remata Bonasso.
Queda demostrado que la prensa capitalista fue partícipe
necesaria para el sostenimiento de la dictadura. Este operativo de prensa se
había montado como propaganda justamente para construir al enemigo, mostrando a
Alejandrina como víctima de sus propios padres militantes y no como víctima de
los militares y de estos empresarios.
La construcción del enemigo ayer y hoy
El reconocimiento actual de la dictadura como genocida y de
su carácter cívico-militar es una conquista de años de lucha de militantes y
organismos de derechos humanos. Más allá de sus límites, lo demuestran los
juicios que aún siguen en curso y los genocidas que se lograron encarcelar.
En este sentido, la batalla permanente del gobierno de
Macri, a través de ministros y voceros, para poner en duda la cantidad de
desaparecidos, los 30.000, es una política que prepara el terreno para derrotar
lo conquistado. El negacionismo oficial le brinda al Poder Judicial un aval
para avanzar con el 2x1 o los actuales pedidos de prisión domiciliaria y así
desandar el camino hacia una mayor impunidad de los crímenes cometidos en la
dictadura.
Del mismo modo que en el pasado, la construcción del enemigo
interno fue el sustento ideológico y político para lograr una base social que
acepte el aniquilamiento como forma de represión, en la actualidad, aunque bajo
la democracia, las operaciones políticas que involucran también a la prensa,
buscan los mismos objetivos.
Ahí está el caso de Santiago Maldonado, a quien se demonizó
junto a los pueblos originarios a través de la ministra de Seguridad Patricia
Bullrich, llamando “terroristas” a quienes luchan por su derecho elemental a
tener su tierra y su identidad. Ahí está también la legalización de la pena de
muerte, como se vio en el caso de Rafael Nahuel a manos de la Prefectura en
Bariloche, o en el de Pablo Kukoc a manos del agente Luis Chocobar o hace pocos
días con el terrible asesinato del niño Facundo Ferreira de 12 años en Tucumán.
Han transformado en doctrina asesinar despiadadamente a nuestros pibes por la
espalda. Y también implementan la represión brutal contra manifestantes, como
se vio en diciembre en la Plaza Congreso contra miles de personas y tantas
otras movilizaciones.
Un enemigo particular: las mujeres
Como denuncia Alejandrina, además de la operación de
propaganda orquestada en común por los militares y los empresarios
periodísticos, también pudo observarse un ensañamiento particular con su mamá.
En revistas de tiradas masiva, muchas de ellas dedicadas
especialmente a las mujeres, en forma brutal justifican su asesinato por haber
dejado “de ser madre para convertirse en una terrorista y había decidido
voluntariamente abandonar a su hija”. En palabras textuales de estas revistas
alguien que “merecía morir”.
La dictadura, como lo muestra el caso de Susana Mata, tuvo
un ensañamiento particular con las mujeres. Los crímenes más atroces fueron
cometidos contra ellas, violaciones, vejaciones, el robo de sus hijos por el
hecho de haber tenido la decisión más importante que alguien puede tener,
dedicar su vida no a fines individuales sino a acabar con las injusticias, la
opresión, los sufrimientos, la explotación que viven millones en este sistema
capitalista.
Los medios la quisieron mostrar como un monstruo por dedicar
su vida a la militancia que, por el contrario, para Alejandrina fue un orgullo
y un incentivo para su propia militancia. Con ella no pudieron.
A pesar de la historia de su vida, hoy es una militante
política y social, en el Partido de los Trabajadores Socialistas, del que fue
su candidata en el Frente de Izquierda. Y comparte militancia en el CeProDH
nada menos que con Myriam Bregman, quien a su vez es su abogada en la causa
contra Editorial Atlántida.
Al revés de lo que querían los militares y la prensa
colaboradora, ella está presente en cada lucha de los trabajadores y por los
derechos humanos. Lejos de espantarse, al conocer las operaciones de prensa
inventadas a favor del genocidio, la profunda indignación que le produjo fue un
incentivo para la reivindicación total de sus padres y la decisión de hacerse
militante revolucionaria, por juzgar y encarcelar a todos los genocidas
militares y empresarios, y por cambiar raíz esta sociedad de explotación y
opresión abrazando la lucha por el socialismo.
El dolor se transformó en bronca y en fuerza militante para
cada día. El documental muestra también la dedicación de Alejandrina a lucha
contra la impunidad y la represión, cualquiera sea el gobierno.
La construcción del enemigo, el documental de Alejandrina
Barry dirigido por Gabi Jaime, fue estrenado en 2014, cuando aún no gobernaba
Cambiemos. Sin embargo su actualidad es total. Precisamente en estos días
previos a un nuevo 24 de marzo se está haciendo un relanzamiento.
Puede adquirirse una copia a partir del jueves 15 en la
librería del Instituto del Pensamiento Socialista "Karl Marx", de 16
a 21 h en Riobamba 144, CABA. También a través del FaceBook de la película y en
el del CeProDH.
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