Maxi Goldschmidt
Andrea Millañanco fue la primera persona fuera de la Lof en
enterarse de que había un desaparecido. Se lo comunicaron desde la propia
comunidad, vía telefónica, mientras Gendarmería estaba allí. “Falta un compa”,
le avisaron en uno de los llamados.
Foto: Juan Pablo Barrientos @viojf |
Hoy tenía que declarar Andrea Millañanco, una testigo clave
porque fue la primera persona fuera de la Pu Lof de Cushamen en enterarse de
que había un desaparecido.
Pero su declaración fue postergada porque el juez Guido
Otranto decidió que antes quería escuchar a los gendarmes del Escuadrón 35 de
El Bolsón César Alberto Peralta, Walter Ruiz Díaz y Juan Peloso, aparentemente
el único de los tres que llegó hasta la zona del río. Los primeros dos, que
cumplen funciones de cocineros y no entraron al territorio, escucharon que un
gendarme dijo que "le había tirado un piedrazo a un manifestante".
Por su parte Peloso, quien fue impreciso y contradictorio a la hora de hablar
de quién estaba a cargo y de la cantidad de efectivos del operativo, dijo haber
visto del otro lado del río a miembros de la comunidad a caballo.
“Hoy al final no declaramos. Nos cancelaron la declaración.
Nunca somos informados en tiempo y forma. Hoy decidieron que declaren los
gendarmes, dos de los cuales eran cocineros”, se queja Andrea Millañanco,
aunque su mayor preocupación es otra y tiene que ver con una noticia que
circuló desde temprano en el Juzgado de Esquel y que fue confirmada pasado el
mediodía: la negativa del gobierno ante el representante regional del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amerigo
Incalcaterra, de realizar una investigación con expertos internacionales.
“¿Por qué el Gobierno rechaza la ayuda que Naciones Unidas
quiere brindar en la investigación? ¿Qué se está ocultando para no querer que
Naciones Unidas intervenga?”, se pregunta Millañanco, para quien hay “que tener
mucho cuidado con esto, porque lo que el gobierno busca es quitarse de encima
la responsabilidad política por lo sucedido. El Gobierno insiste en que no se
trata de una desaparición forzada, sino de un homicidio y creemos que su
intención es cortar por lo más fino y que la responsabilidad caiga en algunos
gendarmes. Se dieron cuenta de que esto les puede costar muy caro
políticamente. Pero no se puede separar que esto tiene un inicio, que la raíz
de todo esto es político, y que está a la vista la persecución que venimos
sufriendo. En ese contexto es que sucede la desaparición forzada de Santiago,
no es algo aislado”.
¿Vos fuiste de las primeras personas que supo que había un
desaparecido? ¿Cómo te enteraste?
A las 7 de la mañana me llaman desde la Lof y me dicen que
Gendarmería se apostó delante de la tranquera, que reflectorearon y dispararon,
que los habían estado hostigando en la madrugada. Que después los gendarmes se
fueron y se ubican en la intersección de la ruta 40 y la ruta que va para El
Maitén. Yo mando a la lamién Soraya (Maicoño) para que se haga presente, vea lo
que estaba sucediendo y les comente a su
vez lo que había pasado con la gente que estaba detenida en Bariloche. El día
anterior habían hecho lo mismo: dispararon y se fueron. La lamién Soraya llega
y habla con ellos pero a la vuelta es detenida y no puedo comunicarme más con
ella.
¿Después recibís un segundo llamado?
Al correr de las horas, después de las 13 me llega un
mensaje de una lamién que se logró comunicar con la gente de la Lof que había
logrado cruzar el río. Entonces yo me comunico con ellos y lo primero que me
dicen es que la Gendarmería está quemando todo. Y que faltaba una lamién y un
compa. Me dijeron que tenían poca batería. A la hora los llamo para
preguntarles cómo estaban: me dicen que llegó la lamién pero que falta el
compa. En la tercera llamada me dicen que falta el compa y que se están
quedando sin batería.
¿Y después no pudiste hablar más?
No, después ya no me puedo comunicar con ellos. Me quedé
preocupada, entonces empiezo a buscar y preguntar si alguien sabía que en El
Matién hubiera algún detenido o alguien hospitalizado. Pero me dicen que no hay
nadie. Y más tarde cuando vuelve la gente del campo, confirman que
efectivamente se habían llevado a Santiago.
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