Argentina ha sido durante toda la gestión de Macri el principal emisor emergente de deuda en moneda extranjera en el mundo.
Se presenta un nuevo informe del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET, cuyo objetivo es darle visibilidad a una política que compromete el desarrollo futuro de la Argentina.
“El rumbo del modelo de Cambiemos en materia de Deuda Externa es, de persistir el esquema actual, escasamente sustentable en el tiempo. Como hemos venido expresando mes a mes, la deuda se ha vuelto la columna vertebral del modelo económico y no queda muy claro que los decisores de política tomen verdadera dimensión de esta problemática y sus efectos. El financiamiento con deuda externa es el sostén del indomable déficit fiscal y la única fuente de dólares significativa que han podido elaborar para nuestra economía. Los anuncios de inversiones en la economía real quedan como otro elemento más de la posverdad que el gobierno sostiene con títulos espectaculares en los medios o en los documentos de powerpoint de sus funcionarios”, afirmó Nicolás Trotta, Rector de la UMET.
Por otro lado, completa el director del Observatorio de la Deuda Externa y Director del Departamento de Economía de UMET, Arnaldo Bocco: “Argentina ha sido durante toda la gestión de Cambiemos el principal emisor emergente de deuda en moneda extranjera en el mundo. De hecho, Argentina emitió en los meses del mandato del gobierno Pro un 263% más que el segundo mayor emisor que es Arabia Saudita (uno de los principales productores petroleros del mundo), emitiendo USD 45.951 millones contra los USD 17.500 millones del país árabe.”
La cuestión central de esta predisposición al sobreendeudamiento es que no es sostenible en el tiempo, sobretodo si la economía sigue sin arrancar y se continúa otorgando reducciones impositivas a sectores con capacidad de pago (véase retenciones agropecuarias, mineras, reducción del impuesto a los bienes personales, etc.), ante las dificultades del ejecutivo de domar el déficit primario y el déficit financiero (con pagos de intereses en constante ascenso), que la propia gestión gubernamental empeoró.
De hecho desde octubre de 2015 (USD 235.000 millones, último dato cierto del nivel de deuda de la gestión anterior) al número proyectado por el Observatorio a mayo 2017 (estimamos una deuda de USD 290.000 millones), la deuda bruta total habría aumentado unos USD 55.000 millones, es decir más del 11% del PIB (23% de crecimiento en 18 meses, contando deuda de mercado y colocaciones directas), siendo este cambio absorbido en especial por un incremento en la participación de acreedores privados (en su mayoría extranjeros).
Finalmente la magnitud de salida de divisas continúa muy elevada (en todo concepto). En sólo los primeros 4 meses del año, tomando la formación de activos externos (del sector privado no financiero), la remisión de utilidades, y los gastos por turismo (gastos suntuarios con los que se benefician en este contexto los sectores de mayores ingresos), se fugaron de la Argentina USD 9.408 millones. Si sumamos el pago de intereses, la salida neta de divisas por estos rubros asciende a los USD 11.348 millones.
“Con estos guarismos de endeudamiento y fuga de capitales, de no mediar un cambio en la estrategia oficial, no hay economía que los pueda aguanta”, concluye el Director del Observatorio.
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