Silvia Ríos, presidenta de la fundaciÓn AvÁ
El gabinete de investigaciones antropológicas (GIA) y la ong
presentaron un informe a la legislatura local sobre la cultura guaraní.
27 de Junio, 2017
Continúa la lucha de las poblaciones del Iberá para lograr
subsistir en medio de terrenos inundados (debido a la construcción de
terraplenes) y el cerramiento de caminos. Esto fue confirmado a NORTE de
Corrientes por el cacique (Karaí Guasú) de la comunidad guaraní de Ñu Puhy,
Ceferino Ríos: Vivimos aislados por las
tranqueras cerradas de la estancia lindera (Forestal Andina), atravesando
distancias en canoas y caballos. Ahora, la inundación nos dejó casi sin medios
para subsistir.
Al respecto, la licenciada Silvia Ríos, presidenta de la
Fundación Avá (organización para la conservación del medioambiente en
Corrientes), mantuvo una entrevista con este diario, y denunció la existencia
de un proceso de expulsión sistemático y planificado en el humedal correntino.
La profesional es licenciada en Ciencias Sociales y
Humanidades y museóloga.
¿Hay registros sobre quiénes
fueron los pobladores originarios del Iberá?
Antes de la instalación de
Conservation Land Trust y de la tranquerización de los pasos que llevaron
adelante, estos lugares (Iberá) eran recorridos fluidamente por familias
nativas. A pesar del grave proceso de expulsión, tranquerización e impedimento
al acceso de recursos naturales de subsistencia que aún se lleva adelante de
manera sistemática y planificada, la población del Iberá persevera en estos
lejanos parajes con la sola fuerza de su comunión con la tierra y la
naturaleza. Recientemente una comunidad de Ñu Pî (sic) obtuvo el reconocimiento
jurídico a su condición de indígenas guaraníes en términos de la Ley Nacional
23.302, dejando una vez más al descubierto que la realidad ecológica y cultural
se sobrepone al negacionismo imperante en Corrientes en sectores legislativos y
ejecutivos.
Ni siquiera el artículo 66 de la Constitución de Corrientes
fue suficiente para evitar este negacionismo político y social. El artículo
declara al Iberá como Patrimonio Estratégico, Natural y Cultural de Corrientes
a los fines de su preservación, conservación y defensa; y afirma que debe
preservarse el derecho de los pobladores originarios, respetando sus formas de
organización comunitaria e identidad cultural. Hasta el presente ninguna ley
materializó esta retórica constitucional y los pocos proyectos presentados al
respecto nunca logran salir del cajoneo.
¿Podemos decir que aún hoy
existen aborígenes en Corrientes? ¿Han sufrido una mutación en su organización?
Un legislador y ex ministro de
Salud afirmó durante la sesión de tratamiento de la ley de creación del Parque
Nacional Iberá, que en Corrientes no hay indígenas. Seguramente, basado en que
nadie vio a las tribus vestidas con taparrabos y danzando para que llueva. Es
sin duda el estereotipo del indígena que más abunda en la imagen colectiva
sostenida en un sólido trípode que comprende ignorancia, prejuicios e intereses
económicos.
¿En qué año inició la ocupación
del territorio?
El Gabinete de Investigaciones
Antropológicas (GIA) con el apoyo de la Fundación Avá produjo un informe que
fue enviado en 2015 a la Legislatura de Corrientes, en el que se informa que
hacia el 1800 a 400 años antes del presente (AP) se introduce la cultura
guaraní por la región Nororiental, ocupando también el sistema Iberá, hasta la llegada
del español.
El informe se basó en amplias y continuadas investigaciones
tanto arqueológicas como etnográficas y se pudo reconstruir el proceso de
indigenización. Los grupos guaraníes subsistirán en muy escasa proporción hasta
bien entrado el siglo XIX. Con el transcurso del tiempo se mixturaron
bioculturalmente dando origen a un tipo de sociedad indigenizada, por ser
propia y característica del lugar, es decir por adaptación de sus componentes
culturales materiales e inmateriales que le dan arraigo y pertenencia al lugar.
El arquetipo de estos nuevos indígenas es el mariscador del
Iberá, un ecotipo cultural cazador -pescador- horticultor que aún existe en el
sistema y que sobrevive a una injusta denostación que lo asimila falsamente a
un depredador. La actividad de mariscar, que en el lenguaje nativo significa
hurtar algo a la naturaleza, es practicada con diversa frecuencia y con fines
de subsistencia en pobladores tanto del interior del sistema como en las zonas
de borde. Ya en tiempos posteriores a la conquista española el Iberá se fue
poblando por familias dispersas formando parajes con aquellas que se habían
mixturado entre aborígenes y criollos desde antaño.
Por un lapso de 1.700 años transcurridos, se puede rastrear
la antigüedad de generaciones de residentes con una herencia biocultural que
fue ajustando sus modos de vida a las realidades cambiantes que la
geomorfología y la ecología del sistema Iberá les fue planteando. A partir de
la adaptación humana a este particular humedal, se fue configurando una cultura
propia y distintiva que en lo material e inmaterial de sus componentes está
ajustada a las características medioambientales, lo que los hace dependientes
del mismo tanto en aspectos de su supervivencia alimentaria, como también con
los recursos naturales renovables para viviendas, enseres domésticos,
artefactos de variados tipos necesarios para movilizarse en esteros y lagunas.
Todo lo expuesto refleja que el nativismo de los residentes de estas zonas tuvo
un devenir continuado en el tiempo que llega hasta la actualidad.
¿Podemos decir que hay una
decisión política, intento de desarraigo?
Existe una deuda con los derechos
humanos de los pobladores indígenas en Corrientes que vienen siendo
sistemáticamente vulnerados en pos de los agronegocios, la apropiación de
tierras y la connivencia política. Seguir permitiendo la expulsión de población
originaria del Iberá, acarrea imponderables consecuencias para una población
que no está calificada para sobrevivir en ambientes urbanos y que alimenta los
cinturones de pobreza, la pérdida definitiva de conocimientos tradicionales de
incalculable valor y un camino abierto a la sobrexplotación y agotamiento del
sistema, porque es la cosmovisión del poblador nativo la que sostiene el
balance equilibrado entre naturaleza y progreso.
Consecuentemente, en 2016 la Fundación Avá presentó al
Ministerio de Educación la propuesta de inclusión de contenidos sobre pueblos
indígenas en el curriculum de los institutos terciarios de Corrientes. Pero,
aún esperamos la definición de las autoridades educativas.
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