25 enero, 2018
Jeferson Miola.Analista político brasileño: “La condena
contra Lula es la segunda etapa de un golpe que empezó con Dilma y es a la vez
jurídico, mediático y parlamentario”
Por Cecilia
Escudero, de la redacción de NODAL
La agónica espera terminó en el peor de los resultados para
el expresidente de Brasil, Lula da Silva. Un tribunal de apelación de Porto
Alegre ratificó en forma unánime la condena por la que había sido juzgado en el
marco de la mega causa del Lava Jato. Pero, hay más: los magistrados aumentaron
la pena a 12 años y un mes de cárcel. Ahora, no sólo corre peligro la
candidatura presidencial del exmandatario para los comicios de octubre -en los
que parte como favorito- sino que también puede eventualmente ir a prisión. En
diálogo con NODAL, el analista político brasileño y exdirector de la Secretaría
del Mercosur Jeferson Miola desgrana este complejo panorama en el que se juega
el futuro político de Brasil. Miola asegura que la sentencia se conocía de
antemano y que produndiza el “régimen de excepción en el país” impuesto tras el
golpe perpetrado contra Dilma Rousseff.
-¿Qué lectura hace de
la sentencia dictada contra Lula da Silva?
Al condenar a Lula en segunda instancia, en un proceso
fraudulento y sin pruebas, con plazos y ritos manipulados, el poder judicial
brasileño profundiza el régimen de excepción y asume contornos cada vez más
fascistas. La sentencia contra Lula concreta un crimen premeditado de la
Justicia, cuyo resultado se conocía de antemano. Tal es así que el segundo
grupo de medios más grande del país -la rede Bandeirantes- cometió una “falla
técnica” y publicó el resultado del juicio a las 10:18 de la mañana de este
miércoles, justo en el momento en que el abogado de Lula recién comenzaba la
presentación de los argumentos de la defensa, y antes de que los propios jueces
del Tribunal de excepción comenzaran a presentar sus votos. La sentencia contra
Lula también demuestra que los golpistas optaron por profundizar la violencia
contra el exmandatario: los tres jueces votaron en contra en forma unánime y,
lo que es aún más grave, aumentaron la condena a 12 años y 1 mes de prisión.
Con eso, los jueces -que en la sesión de este 24 de enero actuaron como
fiscales- reducen los recursos que puede presentar la defensa de Lula. Así,
tratan de anticipar la prohibición criminal de su candidatura en la próxima
elección presidencial y amenazan con su arresto inmediato, apenas se cumplan
los plazos para presentar nuevos recursos judiciales.
-¿Qué puede pasar de
ahora en más? ¿Cómo afecta al panorama político de cara a las elecciones
presidenciales?
Todavía es temprano para predecir las consecuencias de este
arbitrio judicial. Es cierto, sin embargo, que la interferencia mediática y
jurídica en el proceso electoral puede agravar el conflicto en la sociedad y
alterar la calidad de la lucha política y la resistencia democrática en Brasil.
Lula no verá su candidatura impedida inmediatamente, porque ahora deberá
recurrir a otras instancias del poder judicial, pero sin ilusión de que pueda
revertir esta brutal injusticia. Con esta condena ilegal, deberá intensificar
la actividad política de masas, los comicios, las caravanas y los comités de
solidaridad en todo el país. Y eso podrá hacer crecer aún más la conciencia del
pueblo de que Lula es víctima de una odiosa persecución, aumentando las
posibilidades de que, incluso condenado, pueda elegir y apoyar a un candidato
para representar el proyecto democrático-popular. Por otro lado, la prohibición
criminal de Lula no soluciona el problema principal de la clase dominante, que
continúa sin contar con un candidato competitivo y viable electoralmente. Por
eso, no se puede despreciar la hipótesis de que, de persistir la inviabilidad
electoral de la derecha, se profundice la dinámica fascista, incluso con intentos
de prescripción del PT.
-Se habla de una
persecución jurídica, política y mediática contra Lula para que no vuelva a ser
presidente. ¿Cuál es su opinión?
Está claro como la luz del sol que el propósito de la
investigación judicial del Lava Jato, desde el principio, nunca fue el combate
a la corrupción sino interrumpir el ciclo de gobiernos progresistas inaugurado
por Lula en 2003, y que sacó a más de 40 millones de personas de la miseria. El
golpe de 2016 que derribó a la presidenta Dilma Rousseff con un impeachment
fraudulento fue la primera etapa de esta estrategia. La condena contra Lula es
la segunda etapa de un golpe que es a la vez jurídico, mediático y
parlamentario. Este golpe fue diseñado por el capital financiero y en los
centros de poder de EEUU. Es innegable el activismo de procuradores, fiscales,
jueces y policías federales del (partido) PSDB que instrumentalizan sus cargos
públicos para atacar y aniquilar a sus enemigos. Los grandes medios
capitanearon una masacre implacable contra Dilma, Lula y el PT a lo largo de
estos últimos años. Y la Rede Globo lideró un proceso de degeneración de la
democracia y el Estado de Derecho en Brasil.
-En este panorama,
¿qué posibilidades hay de que Lula efectivamente vaya a la cárcel?
Lula todavía tiene recursos judiciales, aunque es bastante
improbable que consiga revertir la decisión porque todo el poder judicial
brasileño -en todas sus instancias, hasta la Suprema Corte- está totalmente
implicado en el golpe. En términos técnicos, por lo tanto, una vez presentados
los recursos a la condena de este miércoles, Lula podría ser arrestado. En caso
de que esto ocurra, la clase dominante podría estar abriendo las puertas del
infierno, y este mito vivo que es Lula sería transformado en el Nelson Mandela
de Brasil.
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