Una inmensa ola de repudio
Detrás de la bandera “la única casa para un genocida es la
cárcel”, decenas de miles de personas marcharon desde los tribunales hasta la
rambla marplatense. Organismos de derechos humanos, movimientos sociales,
partidos políticos y gremios se unieron a la protesta.
Por Ailín Bullentini
Desde Mar del Plata
Una bandera argentina con los rostros de los desaparecidos
de Mar del Plata y otra blanca con la leyenda: “la única casa para un genocida
es la cárcel” atravesaron ayer el corazón turístico de esa ciudad balnearia.
Recorrían a lo largo y a lo ancho la histórica movilización que se extendió por
25 cuadras, en repudio a la prisión domiciliaria de Miguel Osvaldo Etchecolatz,
el represor que llegó hace una semana al Bosque Peralta Ramos desde la cárcel
de Ezeiza. “Qué hermoso ver tanta gente al lado nuestro. Como marplatense, como
Madre y Abuela de Plaza de Mayo no quiero que Etchecolatz esté en Mar del
Plata”, agradeció y sentenció Angela Barili de Tasca con su pañuelo blanco en
la cabeza y sentada junto a otras madres, abuelas, hijos, nietos recuperados y
familiares de detenidos desaparecidos, víctimas de los delitos de lesa
humanidad que Etchecolatz y otros genocidas cometieron durante la última
dictadura cívico militar. Juntos, otra razón para que la movilización de ayer
sea considerada histórica, avanzaron desde la puerta de los Tribunales
Federales hasta la explanada que, sobre la rambla, se abre entre el Casino y el
Hotel Provincial de Mar del Plata. De fondo, el monumento a los lobos marinos y
el mar.
Protesta frente a la
casa
“Etchecolatz y (Juan Miguel) Wolk saben dónde está mi nieto,
dónde tiraron a mi hija. No lo dicen y ahí andan, tranquilos en sus casas.
Exijo que reculen con esta medida y sé que cuento con ustedes para eso, para
obligarlos a recular, para no dejarlos vivir en paz.” La que apuesta al “poder
del pueblo en la calle” es Carmen Ledda Barreiro, la Abuela de Plaza de Mayo
marplatense que busca a su nieto nacido en el Pozo de Banfield, territorio a
cargo de Wolk durante el terrorismo de Estado, último destino de su hija
Silvia, que permanece desaparecida. Ledda le habla a “la Justicia y a este
Gobierno” de recular. Y luego a los miles que marcharon ayer por la avenida
Luro y que coparon por unas horas la rambla de La Perla marplatense para
repudiar el beneficio otorgado a Etchecolatz: “Y los vamos a hacer recular”,
está convencida, “así, de pie y exigiendo”.
Movilización
histórica
La concentración comenzó sobre avenida Luro al 2400, frente
al Tribunal Oral Federal local, pasadas las 17.30 de ayer. Allí, sobre la
calle, extendieron los organismos de derechos humanos de la ciudad la bandera
argentina que lleva el rostro de los desaparecidos “propios” y que luego
hicieron avanzar marplatenses autoconvocados. Detrás de la pancarta blanca con
la consigna que reclama que Etchecolatz vuelva a la cárcel se ubicaron
referentes de Madres, Abuelas, y Familiares locales y de Buenos Aires –Taty
Almeida y Lita Boitano–, la abogada y miembro de la Comisión Provincial por la
Memoria Yamila Zavala Rodríguez, las hijas de desaparecidos Ana Pecoraro y
Paula Píriz, los nietos recuperados Horacio Pietragalla y Victoria Montenegro,
los sobrevivientes Walter Docters, Graciela Daleo y Emilce Moler, el Colectivo
de Hijos de Genocidas Historias Desobedientes y con Faltas de Ortografía, entre
otros. La caravana de gente continuó con miembros de la Asociación de Ex
Detenidos Desaparecidos y Correpi entre los que se ubicó la Madre de Línea
Fundadora, Nora Cortiñas. Luego avanzaron las organizaciones sociales de
trabajadores Ctep, CCC y Barrios de Pie; las agrupaciones de izquierda,
kirchneristas y peronistas, los gremios. Muchos militantes viajaron desde
Capital Federal y La Plata a participar del repudio.
Por la enorme cantidad de gente que reunió –llegó a ocupar
25 cuadras– los locales aseguraron que la movilización fue “histórica”. Pero
además, en la tarde de ayer se produjo otro hecho histórico: la confluencia de
las dos vertientes de Madres de Plaza de Mayo, que se unieron para repudiar la
prisión domiciliaria otorgada a quien en la última década recibió seis
condenas, cuatro de ellas prisiones perpetuas, por su participación, como jefe
de Inteligencia de la Policía Bonaerense, en 21 centros clandestinos de
detención y las violaciones a los derechos humanos de más de 960 personas. “Lo
que más me reconforta es vernos a todas las madres unidas, qué alegría. Así,
juntas y con memoria, no hay manera de que nos venzan”, remarcó la Madre
marplatense Dora Ojeda de Cardozo, quien arengó al final, desde el escenario:
“No se olviden, son ellos o nosotros”.
“¡A Batán! ¡A Batán!”
La manifestación partió desde los Tribunales Federales al
grito de “cárcel común, perpetua y efectiva, ni un solo genocida por las calles
de Argentina”. De a ratos, por el amplificador cargado en el techo de una
traffic, alguien arengaba a la masa: “El campo popular nunca baja las banderas.
Etchecolatz, no te queremos en Mar del Plata, te queremos en la cárcel”. Al
lado, la Madre Nelly Tacchi y la Abuela Barreiro acompañaban el andar. A las
pocas cuadras, la movilización desembocó en la costera Buenos Aires, que bordea
el mar frente a la rambla, justo en uno de los puntos más céntricos y populares
de la ciudad: la unión de Buenos Aires, Luro y la peatonal San Martín. El canto
viró en el clásico “como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a
buscar” y las banderas avanzaron hasta llegar a la plazoleta Armada Argentina.
Allí, enfilaron para la explanada que antecede a los lobos marinos de piedra en
donde esperaba un pequeño escenario en el que se ubicaron los y las referentes
de organismos de derechos humanos.“Para mantener la dignidad del pueblo y de
nuestro país tenemos que hacer este repudio y tienen que prontamente meterlo en
la cárcel como corresponde. Basta de domiciliaria para los genocidas”, definió
Nora Cortiñas. “Si quieren, su cárcel podría ser la de Batán, que está en esa
ciudad”, añadió. Desde el escenario, agradeció la compañía de “tanta gente”.
Los organizadores calcularon que participaron entre 30 y 40 mil personas.
“Estamos viendo en ustedes a nuestros hijos e hijas. Ustedes nos dan fuerza,
sería muy triste estar solas”, saludó Cortiñas.
Lita Boitano remarcó que “hace 40 años que estamos
reclamando por los derechos humanos pero nunca pensamos que tendríamos que
volver a pedir cárcel para los genocidas. Cárcel común, perpetua y efectiva”,
se lamentó. Recordó que “no solo hay domiciliarias para ellos ahora”, sino que
“también hay presos políticos, como Milagro Sala; desapariciones forzadas
seguidas de muerte, como la de Santiago Maldonado, y asesinados por protestar,
como Rafael Nahuel”. En esa línea, Taty Almeida acusó al “gobierno de Macri que
desde que llegó no hace más que violar derechos humanos a diario” y vinculó al
Tribunal Oral Federal número 6, que le dio la domiciliaria a Etchecolatz con
“este Estado horroroso”. “Para eso estamos acá, para repudiar a los jueces a
quienes hay que llamar con nombre y apellido, (José) Martínez Sobrino, (Julio)
Panelo y (Fernando) Canero”, detalló. La explanada devino en silbidos: “Más
fuerte, así. Para que lo escuchen todos. Devuélvanlo a la cárcel”, insistió
Almeida.
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