La historia de San Baltasar y el Niño Jesús
La fiesta del rey Baltasar nace en el barrio Cambá Cuá,
(primera definición en guaraní que se indica como “cueva de negros”).
El pionero de esta historia fue el mulato Don Justo Cosio,
quien se instaló en el año 1850 aproximadamente en la calle Pujol e Yrigoyen
(hoy Provincia del Chaco e Yrigoyen) y es él quien da origen a esta celebridad
del rey Baltasar y del Niño Jesús con sus imágenes de 40 centímetros talladas
en madera de roble, de una sola pieza, traídas de Europa a través de la
República del Paraguay.
La procesión con las imágenes se realizaba por las calles
del barrio al inicio del anochecer, acompañadas con la iluminación de las
antorchas de vela de cebo vacuno realizadas para esta ocasión, concluida esta
manifestación se iniciaba el tradicional baile, donde el “candombe” era
ofrecido al rey Baltasar.
Una de las atracciones de esta fiesta era Doña Mercedes
Vedoya (en esa época adolescente) quien
danzaba frente al altar de las imágenes y era ella la que daba el inicio del
baile. Luego, la madre de doña Mercedes Vedoya adquirió otra imagen del rey
Baltasar de 15 centímetros de altura apoyado en un andamio sostenido por cuatro
negritos aproximadamente de 6 centímetros de altura, talla de madera de una
sola pieza y una del Niño Jesús de similar medida.
Esta fiesta se realiza el 5 y 6 de enero, coincidentemente
con la celebración de la Epifanía del señor, es decir, la adoración de los
magos al Niño Jesús. Como los cambá fueron convertidos al catolicismo adoptan
al rey Baltasar como referente y patrono de su comunidad.
Esta tradición es narrada de boca en boca y de generación en
generación porque no existe nada
escrito.
La casa de don Justo estaba ubicada a unos 50 centímetros de
distancia de la casa de doña Mercedes. Estas fueron construidas de adobe de
baja estatura con techos de teja con una sola puerta y dos ventanas, al frente
rodeadas de grandes patios, cubiertos de frondosos árboles y enredaderas
iluminadas con antorchas y candiles, en el lugar donde se realizaba el baile.
Esto se convirtió en un fenómeno religioso y sociocultural
conocido en toda la ciudad y en provincias aledañas que congrega cada año a más
personas.
Las imágenes de doña Mercedes Vedoya, después de la
procesión, eran llevadas a la iglesia Nuestra Señora de la Merced donde
permanecían hasta el día siguiente y retiradas después de la solemne misa
oficiada el 6 de enero.
El saludo al Niño Jesús
Ubicadas las imágenes en sus espacios, comenzaba el
tradicional saludo, la adoración al niño Jesús por los reyes. Acto relatado en
la Biblia por San Lucas.
Se iniciaba el saludo avanzando con pasos lentos, el
abanderado del rey Baltasar se detenía y se inclinaba colocándose de rodillas y
bamboleaba la bandera tres veces de derecha a izquierda. Similar acción la
realizaba el abanderado del niño frente a la imagen de Jesús. Ambos, luego
cruzaban las banderas en agradecimiento al Niño Jesús que es a quien adoran.
Concluida esta ceremonia, las imágenes pasaban por debajo de
las banderas cruzadas que luego eran colocadas en su altar -este se convierte
en el mejor momento, que se vive con gran emoción por toda la comunidad del
barrio y es acompañada por los acordes musicales de la Banda de Música de la
Policia-.
No debemos permitir que nadie mal utilice esta histórica
tradición y menosprecie el valor cultural utilizando falsos comportamientos que
desvirtúan el sentir de la celebración.
Las imágenes del mulato Cosio y de doña Mercedes Vedoya son
las autenticas y gestaron esta historia
en el barrio; relato que se refleja
en el tema de don Sosa Cordero quien escribió y puso música en el año
1926 a “Cambá Cuá”.
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