EDUCACIÓN
Análisis del documento del Banco Mundial que receta paso a
paso la reforma educativa que está implementando Cambiemos a nivel nacional. No
es revolución educativa, sino neoliberalismo en estado puro.
El jueves 15 de septiembre el ministro Esteban Bullrich
participó de una de las conferencias para inversionistas extranjeros realizada
en el llamado “mini” Davos. Allí afirmó que “no importan cuánto se invierta
sino en qué se invierte”, muy a tono con su rechazo, de hace un par de semanas,
a reabrir paritarias.
Hablar de mejorar los resultados sin aumentar la inversión
implica, pensando la educación desde su punto de vista empresarial, aumentar la
“productividad” de docentes y estudiantes. Con este objetivo e ideología es que
están planificando el Operativo Aprender 2016 a realizarse el 18 y 19 de
octubre en todas las escuelas primarias y secundarias del país.
Este tipo de reformas basadas en evaluaciones censales,
externas y estandarizadas vienen siendo impulsadas y aplicadas desde hace más
de 10 años en gran parte de América Latina. El Banco Mundial es su principal
impulsor e ideólogo. Esto se puede apreciar claramente en la publicación que
hicieron hace dos años titulada Profesores excelentes, cómo mejorar el
aprendizaje en América Latina. Allí el Banco Mundial analiza la implementación
de reformas educativas durante la primera década de este siglo y saca
conclusiones para imponerlas con la “menor resistencia posible”.
Un manual del Banco Mundial para reformas educativas
neoliberales en Latinoamérica
Centrado en la experiencia de la región, la receta
desarrollada en Profesores Excelentes se podría resumir en tres pasos. “El
primer paso son las pruebas a los estudiantes, con una divulgación transparente
de los resultados”; “el segundo paso ha sido la adopción del pago de
bonificaciones a nivel de las escuelas, mediante el cual se establece el
concepto de pago por desempeño y las escuelas se centran en el progreso del
aprendizaje del alumno” y el tercero, la evaluación de los docentes “en forma
individual y de manera voluntaria, con el atractivo de recompensas financieras
para los profesores que asuman el riesgo de ser evaluados y demuestren un buen
desempeño”. El trabajo no olvida a los sindicatos y la resistencia docentes:
“Por lo general, los sindicatos se han opuesto a esto, pero con programas
voluntarios se puede evitar la confrontación”.
Cabe señalar que es el propio Banco Mundial quien confirma
que este tipo de evaluaciones censales a estudiantes, como la que se propone
ahora para Argentina, fueron el primer paso de la reforma privatista chilena,
“esta secuencia de reformas se implementó en Chile entre 1995 y 2004, más
recientemente en el estado de São Paulo”.
Preocupados por la previsible resistencia, el documento
recomienda una campaña mediática como la que viene desarrollando Clarín con su
“periodismo de guerra contra la educación pública”: “los líderes políticos pueden
establecer alianzas eficaces a favor de la reforma entre directivos de empresas
y la sociedad civil mediante campañas de comunicación”.
Pero esto es sólo el principio. Una segunda tanda de campaña
por una reforma neoliberal es recomendada con la publicación de los resultados
de la primera evaluación censal, ya anunciada por el PRO para principios del
2017, ¡junto cuando se estén discutiendo las paritarias! En palabras del Banco
Mundial, “contar con datos duros sobre los resultados del sistema educativo es
una herramienta política clave. El uso de estos datos por parte de los líderes
políticos para justificar las reformas ha sido un factor clave de todas las
estrategias que han tenido éxito hasta la fecha”.
Premios y castigos según resultados
Bullrich intenta atenerse al libreto y negar el carácter
punitivo de la evaluación, ya que lo recomendado por los organismos de crédito
para esta etapa es crear una cultura de la evaluación y concientizar a la
sociedad. En otras palabras, naturalizar que vienen operativos ajenos a las
escuelas a evaluar a todos los estudiantes de un año y utilizar los datos para
convencer a la sociedad de la necesidad de reformas neoliberales.
Sin embargo, el archivo lo delata a Bullrich. En mayo del
2013, en declaraciones para La Nación, afirmó: “si la escuela mejora un 10% con
respecto al año anterior podemos darle una nueva biblioteca. Si mejora un 20%,
los chicos del séptimo grado podrían viajar a Bariloche. Lo que queremos es que
se comprometa toda la comunidad en la mejora de la calidad”. A confesión de
parte, relevo de pruebas.
Ahora bien, ¿en qué consisten esto premios y castigos? Según
el documento analizado el objetivo es “lograr que los docentes rindan cuentas
por su desempeño”.
En este sentido señalan que “los aumentos salariales
generales son ineficientes” y que “los buenos sistemas garantizan que los
resultados de las evaluaciones tengan consecuencias —tanto positivas como
negativas— para los profesores (…) en Chile y Ecuador, los profesores que
obtienen puntajes sobresalientes en las evaluaciones pueden recibir una
bonificación”. Por todo esto recomiendan “el indicador compuesto utilizado en
Brasil, que es un producto de las calificaciones de las pruebas y los
porcentajes de alumnos aprobados, es un modelo interesante para que consideren
los países”. Esto es toda una provocación cuando los salarios docentes no están
alcanzando para llegar a fin de mes y hace falta tomar más cargos u horas para
pagar las cuentas del tarifazo.
La evaluación externa: más sobrecarga para la docencia y un
adiestramiento para los estudiantes
Otro aspecto muy criticado en los países en donde ha
avanzado este tipo de evaluaciones es la sobrecarga del trabajo de los docentes
y desviación del estudio de los estudiantes. Incluso Diane Ravitch, una de las
responsables de implementar las evaluaciones externas en EEUU durante las
presidencias de Bush y Clinton, considera que el sistema de evaluaciones
externas fracasó: “observando los efectos concretos de estas políticas, cambié
de opinión: ahora considero que la calidad de la enseñanza que reciben los
niños es más importante que los problemas de gestión, de organización o de
evaluación”.
Diane Ravitch en “Multiple choice: Charter School
performance in 16 states” describe el impacto de estas evaluaciones en Estados
Unidos, “en muchas escuelas, la enseñanza común se interrumpe varios meses
antes de la fecha de los exámenes para dar lugar a la preparación intensiva que
se les dedica a estos últimos. Muchos especialistas han determinado que este
trabajo no beneficia a los niños, quienes aprenden a dominar las pruebas más
que las materias correspondientes”. Además, alerta sobre un vaciamiento de
contenidos que implica este tipo de evaluaciones, “la lectura y el cálculo se
volvieron prioritarios (para aprobar). Los docentes, conscientes de que estas
dos materias deciden el futuro de su escuela y por lo tanto de su empleo,
descuidan las otras. La historia, la literatura, la geografía, las ciencias, el
arte, las lenguas extranjeras y la educación cívica son relegadas al rango de
materias secundarias”.
Otro aspecto a tener en cuenta es la sobrecarga del trabajo
docente, que a las obligaciones actuales se les suman las relacionadas con la
evaluación. Por ejemplo, en Chile la evaluación integral combina la observación
de las prácticas de los profesores en el aula, la producción de un portafolio
con la planificación de clases, una autoevaluación, una entrevista con un
colega, y una evaluación realizada por el director de la escuela y el
supervisor pedagógico. Todo al módico precio de querer el bono para llegar a
fin de mes.
Una puerta para los despidos masivos en educación
Sin ningún tipo de tapujos lo explican en Profesores
excelentes, “las evaluaciones docentes generan datos que permiten a los
sistemas escolares lidiar de manera directa y transparente con quienes muestran
repetidamente un desempeño bajo. En Chile, Ecuador y Colombia, y en las nuevas
iniciativas propuestas en Perú y México, los profesores que en las sucesivas
evaluaciones obtienen puntajes en las categorías más bajas del desempeño son
despedidos”.
En Chile incluso se fortaleció el proceso de selección, se
incrementó la autonomía de los directores y se les exigió una mayor rendición
de cuentas: pueden despedir por año hasta el 5% de los profesores de su escuela
por mal desempeño.
Lamentablemente no se trata de elucubraciones. En marzo de
este año en México, durante la presentación de los resultados de la evaluación
2015-2016, el secretario de educación Aurelio Nuño anunció el despido de 3360
docentes, que generó revueltas en el magisterio mexicano.
Una puerta a la privatización de la educación estatal
En este caso no se trata de la problemática del aumento de
la matrícula privada, que también va a ser incentivada por este tipo de
medidas, sino del ingreso directo del sector privado en la educación estatal.
Los ejemplos sobran. En 2008, la revista Time citó que Susan
Neuman, subsecretaria de George W. Bush y promotora de la ley de evaluaciones
norteamericana, señaló que algunos de sus colegas en el gobierno veían esa ley
como un caballo de Troya para promover su agenda de privatización, demostrar el
fracaso de la educación pública y así hacerla estallar un poco.
Por su parte Diane Ravitch señala que “la profesión
magisterial está bajo ataque de aquellos que culpan a los maestros por
condiciones más allá de su control”. También advirtió que “si logran quitar a
los maestros el derecho de negociar el contrato colectivo, silencian sus voces,
con ello eliminan la única fuerza que puede detenerlos. Eso deja el camino
abierto para recortar fondos y para entregar más escuelas públicas a las
cadenas de escuelas chárter. No permitan que lo hagan”. Asimismo, Ravitch, en
un artículo en The Daily Beast, pronosticó que “en los próximos años, los
alumnos estadunidenses serán sometidos a más y más exámenes, la industria de los
exámenes engordará”. Un negocio redondo, a costa del derecho a la educación.
Que el rechazo a la evaluación se transforme en lucha por la
educación pública
Este ataque a la educación pública por medio de evaluaciones
censales, externas, estandarizadas y punitivas que se propone llevar adelante
el gobierno de Macri plantea la posibilidad no solo de tener una posición de
rechazo, sino de repensar los objetivos de la educación pública, los planes de
estudio y la relación de sus contenidos con la sociedad. Es decir, tener una
política ofensiva de pelear por una educación pública que esté realmente al
servicio de los trabajadores y el pueblo pobre.
En este sentido, se hace necesario fortalecer la lucha por
una mejor educación pública, partiendo del reclamo de un aumento inmediato del
presupuesto educativo al 10% del PBI, para implementar un plan de construcción
de escuelas que garanticen el derecho a la educación desde los 45 días y
reformar la jornada laboral docente a 6 horas, con un salario mínimo igual a la
canasta familiar y un tope de 4hs frente al curso, destinando el resto del
tiempo a tareas de corrección, preparación de clases y capacitación en
servicio. Sólo así podremos garantizar las condiciones de enseñanza y de
aprendizaje necesarias.
Por todo lo planteado, es imperioso rechazar el Operativo
“Aprender 2016” parando masivamente y movilizando este 27 de septiembre, para
fortalecer éste y el resto de los reclamos. Al mismo tiempo, es necesario tomar
el plan de lucha en nuestras manos, desarrollando un fuerte y profundo debate y
exigir desde cada asamblea de escuela, distrital o provincial a la conducción
de Ctera un paro nacional de 48 hs. el próximo 18 y 19 de octubre para derrotar
de una vez las reformas neoliberales de Macri y el Banco Mundial.
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