El cura gaucho se convirtió en el primer santo argentino.
Dos mil argentinos celebraron en el centro de la Plaza San Pedro.
El cura José Gabriel Brochero ya es santo, el primero
argentino. En un evento histórico, fue el Papa Francisco, quien a las 10.32
(cinco horas menos en la Argentina) encabezó la misa de canonización del
cordobés aclamado por casi 2.000 argentinos presentes en la Basílica de San
Pedro.
Francisco utilizó como es habitual la formula en latín para
proclamar la santidad del sacerdote y pedir que fuese inscripto en los libros
de los santos de la Iglesia. Después se
llevó hacia el altar las reliquias de los nuevos canonizados, que en el caso del
cura Brochero fueron fragmentos del hueso del dedo de una mano.
Los dos chicos que aseguraron haber recibido los milagros de
Brochero estuvieron presentes en la histórica ceremonia: Nicolás Flores llevó
las ofrendas y Camila Brusotti saludó a Francisco junto a la postuladora de la
causa de canonización, Silvia Correale.
La Congregación para las Causas de los Santos había
certificado los milagros que se le atribuyen al cura gaucho en los casos de Nicolás
Flores, un chico de 11 meses que había quedado al borde de la muerte tras
sufrir un severo accidente de tránsito; y de Camila Brusotti, una nena que se
recuperó de lesiones que la habían dejado cerca de la muerte.
LOS ARGENTINOS, PROTAGONISTAS
Alrededor de dos mil argentinos ocuparon el centro de la
Plaza San Pedro, y se hicieron escuchar. Cuando Francisco nombró a Brochero
entre la lista de los beatos, los aplausos se hicieron presentes. Mientras
tanto, desde Villa Cura Brochero, en Córdoba, una multitud seguía emocionada la
ceremonia en el Vaticano.
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