De Bella Vista al mar
Jorge Flores se crió cerca del río y hoy
trabaja junto al mar, es suboficial principal en la Armada Argentina y se
desempeña en un puesto clave dentro del transporte ARA “Bahía San Blas”, es el
suboficial de unidad.
BASE NAVAL PUERTO BELGRANO - Pasaron 26 años
de aquel día que dejó su Bella Vista natal para subir al tren rumbo a Buenos
Aires con el anhelo de ser marino. Cuenta que siempre vuelve a Corrientes, por
sus hermanos, y que continúa en la Armada porque lo motiva aprender.

Cada departamento del buque tiene
encargados de división y de cargo quienes conocen bien a sus equipos y a su
personal, y el suboficial de unidad guarda relación directa con ambos, y
sus superiores.
“El trabajo cotidiano tiene mucho
de organización, y de tomarse el tiempo necesario para conocer en profundidad a
las personas”, dijo el suboficial Flores y resumió su labor en 2 palabras:
charla y papeles. Tomó el cargo hacia fines de febrero, aunque comenzó a
familiarizarse con la función junto al anterior suboficial de destino, a fines
del 2014.
“La noticia fue muy buena, este
cargo es de suma importancia para mi carrera naval como un gran desafío y
responsabilidad; deseo ser útil y cumplir bien con mi función buscando el mejor
rendimiento para el buque”, enfatizó el correntino.
Está conciente que la nueva
actividad le demandará más tiempo que en su anterior destino en el Arsenal
Naval Puerto Belgrano (ARPB) y pospuso sus actividades en la subcomisión del
Hípico de Suboficiales en Puerto Belgrano. “Me gustan mucho los caballos, tengo
los propios porque me crié en el campo”, dijo y contó que al ser soltero, el
hípico se ha convertido en su casa y lo conecta siempre con su infancia.
Corrientes
cerca de su corazón
La localidad de Bella Vista se encuentra sobre
el margen izquierdo del río Paraná a unos 160 kilómetros al sur de Corrientes.
Ahí se crió Jorge, entre barrancas y mucha arboleda.
Los padres de Jorge fallecieron, su mamá hace
muy poco y su padre en el 2007. Contó que es el cuarto de 8 hermanos, y los une
un hermano con Síndrome de Down en quien deposita su mayor atención. También
agregó con orgullo que otro de sus hermanos menores siguió sus pasos e ingresó
a la Armada.
Le gusta el folcklore, el chamamé, y la
milonga surera con letras relativas al campo, “la escucho y me lleva enseguida
a Corrientes”, apuntó. En su hablar no faltan aquellos vocablos de origen
guaraní “que los correntinos sabemos mucho”, se sonríe. Uno de ellos es chipá,
para nombrar cualquier tipo de torta o chipá cuerito como le dicen a la
tortafrita.“Cuando éramos chicos nunca nos faltó nada y me ha sobrado buenos
ejemplos de mis padres. Mi infancia es campesina, hice mi primaria en la
escuela Nº 451 General José María Paz y éramos muchos los chicos que íbamos
caminando unos 5 kilómetros de ida y vuelta al colegio; el que tenía bici era
un millonario”, recordó con gracia. En el campo aprendió a atar los terneros, a
cosechar algodón, y plantar maíz.
“En ningún lugar encuentro el
gusto de esa sopa casera con elementos naturales de huerta y animales de
nuestro corral, que hacía mi mamá o su locro o esa crema de postre que nos
daba; eso extraño mucho”, expresó con añoranza.
Un
correntino en la Armada
Su padre hizo la conscripción en la Infantería
de Marina en Puerto Belgrano. “Creo que inconcientemente, al ver muchas fotos
suyas, trabajando y en formaciones, me llamó la atención y decidí averiguar
cómo ingresar a la Armada. Papá era un hombre que no hablaba mucho, nunca me
comentó sobre las fotografías… era muy poco expresivo y me enteraba de que
estaba orgulloso de mi vida por otras personas o cuando se le iluminaban los
ojos al vernos llegar con mi hermano de uniforme.”
Jorge ingresó en febrero de 1989
con una condición particular, “en ese tiempo, con tener cuarto año del técnico
completo y quinto cursado tuve la posibilidad de ingresar como cabo primero en
comisión salteando jerarquías y años”, contó. Fue una ventaja que no
desaprovechó y como era electromecánico siguió la especialidad en Máquinas y se
especializó en Sistema de Control.
“Me apasiona de la Armada poder
entregar a los jóvenes la experiencia que me enseñaron los que estaban antes de
mí. Considero que tengo mucho que aprender y eso me motiva a seguir en la
Armada”, dijo con humildad. “Servir a la patria es cuidar a mi familia”,
sintetizó.
Aún recuerda con cariño su primer
destino en el cazamina ARA Formosa, “es el que más recuerdo y destaco porque
con mis compañeros compartíamos todo juntos, somos amigos fieles y muchos
compadres, hasta el día de hoy. La Armada es un gran hogar para mí, aquí tengo
hermanos de la vida”, concluyó el marino del litoral.
Por www.gacetamarinera.com.ar
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