Todas las voces y músicas de la Patria Grande

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domingo, 16 de septiembre de 2018

El 16 de septiembre de 1955 se produce la sublevación autodenominada “Revolución Libertadora”,


El 16 de septiembre de 1955 se produce la sublevación autodenominada “Revolución Libertadora”, movimiento encabezado por el general Eduardo Lonardi que derrocó al gobierno constitucional del general Juan Domingo Perón. El 13 de noviembre de 1955, Lonardi sería reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu.

La antesala del infierno


El golpe de septiembre ya tenía el antecedente trágico de los bombardeos a Plaza de Mayo que el 16 de junio de 1955 provocaron centenares muertos, entre ellos muchos niños y civiles inocentes y fue el principio del terror en la Argentina.
En efecto, esa mañana de junio, los aviones de la armada despegaron de Punta Indio y antes del mediodía estaban bombardeando Plaza de Mayo.
Los obreros que había prometido “dar la vida por Perón”, se encaminaron hacia la plaza para cumplir su promesa. No llevaban armas, apenas unos palos y mucho fervor peronista. Fue una verdadera masacre.
Cuando los aviones asesinos huyeron hacia Uruguay para buscar refugio, detrás dejaron un tendal de trescientos cincuenta y cinco muertos y más de seiscientos heridos.
Las causas del golpe
Según el historiador Fermín Chávez, el origen del golpe no tuvo como causa los negociados petroleros con la Standar Oil ni el conflicto con la Iglesia argentina.
Para Chávez el motivo central por el cual Aramburu, Benjamín Menéndez y otros militares, ya venían confabulando desde la segunda mitad de 1950 y principios de 1951 fue que la política del peronismo en el Gobierno había herido profundamente a las minorías oligárquicas y a la burguesía del país, pero también perjudicó ostensiblemente a los intereses británicos.
Si los enemigos internos eran importantes y fuertes, los externos no eran menores. Inglaterra, imperio en decadencia, pero imperio al fin, fue uno de los principales. No es casual que la Marina de Guerra, entonces con una fuerte formación anglófila, con el almirante Isaac Rojas a la cabeza tuviera un papel preponderante en el golpe.
El propio Chávez rescata un viejo y olvidado artículo de Perón del año 1957 donde afirmaba que los ingleses habían sido afectados en sus intereses en nuestro país: (la llamada) “revolución libertadora” trajo la cuarta invasión inglesa.
“Ante la incredulidad de propios y extraños -escribía Perón-, nacionalizamos, comprando y pagándoles, los transportes, puertos, teléfonos, silos y elevadores, frigoríficos, servicios de gas y energía, el Banco Central, creamos la Flota Mercante, que llegó a ser la cuarta del mundo, y dimos al país transportes aéreos. Industrializamos la Nación facilitando la instalación de industrias pesadas. Asimismo, fabricamos gran cantidad de maquinarias y automotores. Así logramos la independencia económica, arrojando por tercera vez al invasor británico”.
En otro párrafo de ese texto decía el General Perón: “Nuestra economía justicialista les resultó desastrosa. Sirva un ejemplo: en textiles y afines importábamos de Inglaterra por un valor de 100 millones de dólares anuales. En 1954, esa cifra se redujo a medio millón anual. Como último bastión, le quedaba nuestro mercado comprador de petróleo. Inglaterra nos vende combustible por valor de 350 millones de dólares por año. Nuestro gobierno había firmado ad referéndum del Congreso de la Nación, un “contrato de locación de servicios” con la Standard Oil de California. Por éste, la compañía norteamericana se comprometía a explorar parte de nuestro subsuelo y extraer el petróleo que hubiera, el que debía ser entregado en su totalidad a YPF para su comercialización”.
Finalmente, el 20 de septiembre Perón se refugió en la embajada del Paraguay y en la cañonera que lo llevó a Asunción. Llovía a cántaros ese día en Buenos Aires, se marchó mojado hasta el alma, con unas pocas ropas y una foto de Evita a lo que sería el comienzo de su largo exilio de casi 18 años.

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