La noticia de que fue levantada la excomunión la recibió
este martes 1 de noviembre, su hermano Mario Alfredo Marturet (90) en el
despacho privado del arzobispo de Corrientes monseñor Andrés Stanovnik en
presencia de este y el vicario general de la Arquidiócesis de Corrientes, padre
José Billordo.
A mediados de agosto del año 1970 se tuvo la notificación
oficial de que la Sacra Rota Romana había confirmado la pena de excomunión
fulminada por el arzobispo de Corrientes, monseñor Francisco Vicentín, durante
la última Semana Santa, contra el sacerdote "tercermundista" Raúl
Marturet.
Corría el mes de agosto del año 1970 la ciudad de
Corrientes, la provincia, el país entero, se conmovieron ante la noticia de
que, en el Vaticano, un tribunal especial formado por tres miembros de la Sacra
Rota Romana había confirmado la pena de excomunión, formulada contra el
sacerdote Raúl Oscar Marturet, por el arzobispo de ésta, monseñor Francisco
Vicentin. En realidad el padre Marturet estaba separado de la Iglesia, de hecho,
desde la última Semana Santa, pero su excomunión era privativa de la Sede
Apostólica, según el Derecho Canónico. El tribunal romano confirmó el anatema
de monseñor Vicentin. Y, como suele, decirse: ‘Roma locuta, causa finita’
(cuando Roma habla, la causa termina).” Revista Así
El Padre Raúl Oscar Marturet nació en Mocoretá, Monte
Caseros, el 21 de agosto de 1925. Hizo la escuela primaria en Chajarí (Entre
Ríos) en el colegio de los Hermanos Maristas y más tarde, después de trabajar
en el campo con sus hermanos, viajó a Buenos Aires, donde fue obrero
metalúrgico y oficinista.
De regreso en Corrientes integró el Consejo de Educación y
el Banco Popular y se sumió en el sacerdocio, al que ya se había sentido
inclinado en su niñez.
Tenía 24 años cuando el 15 de diciembre de 1957, en Monte
Caseros, se ordenó.
Su vida
‘Por ser ejemplo de amor, tesón y coherencia entre sus
dichos y sus hechos’, ciudadanos correntinos impulsaron un proyecto de
ordenanza para que el municipio de Capital nombre a una de las plazas de la
ciudad como Raúl Oscar Marturet, en homenaje al sacerdote tercermundista
excomulgado y perseguido que inspiró a cientos de correntinos por sus firmes
convicciones sociales veinte años atrás.
El Padre Raúl Oscar
Marturet nació en Mocoretá, Monte Caseros, el 21 de agosto de 1925. Hizo la
escuela primaria en Chajarí (Entre Ríos) en el colegio de los Hermanos Maristas
y más tarde, después de trabajar en el campo con sus hermanos, viajó a Buenos
Aires, donde fue obrero metalúrgico y oficinista.
De regreso en Corrientes integró el Consejo de Educación y
el Banco Popular y se sumió en el sacerdocio, al que ya se había sentido
inclinado en su niñez.
Recuerdan del padre sus cercanos su dinamismo, su permanente
deseo de hacer, su interés hacia el prójimo, su incalificable defensa de los
más débiles, su profunda fe.
Tenía 24 años cuando el 15 de diciembre de 1957, en Monte
Caseros, se ordenó. Luego tuvo como destino Santo Tomé, donde permaneció por
dos años.
A pesar del breve tiempo, muchos santotomeños aún dan
testimonio ‘de su quehacer en esa ciudad, donde nunca pasó sin dejar huella’.
Dijo Marturet al escritor y periodista Darwi Berti durante
una entrevista en 1969: ‘Comprendí que el asistencialismo, la caridad, eso de
‘entregar lo que sobra’, como dicen los llamados de las damas de beneficencia,
debía rechazarlo porque era indigno. Sentí la necesidad de dar conciencia a la
gente…En la Capilla de San Pablo fundé una fábrica de escobas para juntar
fondos para crear una escuela, al mismo tiempo que enseñaba a la e un oficio
concreto y útil’.
Con cuatro sacerdotes luego se amistó y emprenderían el
Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM): Belisario (‘Pucho’)
Tiscornia, Luis Niella, Gavino Casco y Luis María Babín.
Juntos se abocaron a la tarea de ‘Aggiornarse’ estudiando el
Concilio Vaticano II (1962-1965), Documento de Puebla, etc. prepararon sermones
en conjunto con un grupo de laicos ‘preocupados’ por temas sociales o gremiales
que les informaban sobre la realidad socioeconómica de la provincia, según
cuenta Gavino Casco en su libro ‘Yo fui testigo’.
Sin embargo, por su militancia social, fueron tildados de
rebeldes, violentos.
De Santo Tomé fue trasladado a Corrientes por el Arzobispo
Vicentín, donde dirigió el internado de estudiantes, Pensionado Católico. A la
vez, fue designado párroco de la Iglesia ‘Santa Ana de los Guácaras’.
Luego, el Padre Marturet -como aún se lo llama – fue
destinado a la capilla -ahora Parroquia- San Juan Basutista, hasta que en la
Semana Santa de 1970 cuando expulsado de allí por el alto prelado al ser
excomulgado junto a dos compañeros.
Esta drástica medida siguió a una acción de ‘amparo’
tramitada por Marturet ante el Juez Raúl Otero, como recurso ante un constante
asedio policial y el espionaje. El avance de las investigaciones incluyeron el
arresto domiciliario del propio Arzobispo.
A estas alturas ya el conflicto había tomado ribetes
nacionales. La excomunión del Padre Marturet significó un hito, un antes y un después
en la Iglesia Católica de Corrientes.
Los militante cristianos – y discípulos- Vicente ‘Cacho’
Ayala y Osvaldo Grande Elizalde, acompañados por sus barrios, comenzaron una
huelga de hambre que llevaron hasta las adyacencias de la Capilla y levantaron
a pedido de Marturet por el deterioro de uno de los huelguistas.
Sin embargo, la Iglesia no retrotrajo la excomunión.
Marturet, que albergaba a estudiantes perseguidos fue
excomulgado a principios de los 70. ‘El obispo de Corrientes había comunicado a
Marturet que sería trasladado porque según las autoridades eclesiásticas su
vida y la otros curas obreros corrían peligro’, según el relato que se lee en
‘Che, mataron al enano’ de María Laura Riba (una historia del correntinazo).
Pero Marturet presentó un recurso de amparo, que provocó la citación del
mismísimo obispo Vicentín: ‘Vea Marturet, no imaginamos nunca que usted
llegaría tan lejos’, dijo una de las autoridades eclesiásticas según cita ese
libro.’Horas más tarde Marturet recibía una nota con sellos y firma. Había sido
excomulgado’
La historia de Marturet incluso hasta al famoso novelista
Graham Greene que llegó a Corrientes para entrevistarlo y, con su vida escribir
la novela ‘El cónsul Honorario’, llevada más tarde al cine. También fue
visitado por el periodista Rodolfo Walsh, asesinado más tarde por la dictadura.
Desde entonces, se dedicó al periodismo y fue un brillante
cronista parlamentario. A la vez ocupó la Secretaría Gremial del Sindicato de
Prensa.
En los años duros de la represión, fue capaz de cobijar en
su domicilio a amigos perseguidos, a los que entibió con su entrega y cariño
sin límites. Asimismo supo construir una familia adoptiva, por lo que llegó a
ser abuelo.
Marturet murió el 15 de abril de 1989. Por su humildad,
inteligencia y férreas convicciones, sin embargo, hoy no pocos lo recuerdan.
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