1. Crisis económica
Ya son más de tres décadas que la
calidad de vida de la clase trabajadora en Estados Unidos va empeorando. Esto
solo se agravó con la crisis económica del 2008 en la cual aún más familias se
sumergieron en la pobreza extrema. La juventud que hoy vive en los Estados
Unidos es la primera generación en más de 50 años para la cual su prospecto
económico es peor que el de sus padres. Esta condición fue producto de las
políticas neoliberales y de globalización tanto de administraciones del partido
Republicano como Demócrata. La des-industrialización que se llevó a cabo en
ciudades y estados que dependían económicamente de aquellas industrias que
NAFTA permitió salir en busca de mano de obra más barata, dejaron atrás miles
de comunidades deprimidas económicamente y éstas son precisamente, en muchos
casos, las que salieron con fuerza a apoyar a Donald Trump. Como si la falta de
posibilidades económicas no fuera suficiente, las fábricas ahora ausentes
dejaron atrás en muchas de estas comunidades altos niveles de sustancias
tóxicas que contaminan tanto el agua como la tierra, así creando ciudades
fantasma con familias en condiciones de pobreza y serios problemas de salud.
Ideología enraizada
Durante su historia, en los
Estados Unidos, se construyó la poderosa ideología del “excepcionalismo
americano”. Ella dice que este es el país en el cual la prosperidad no tiene
límites y en el cual se le ha desarrollado el nivel más avanzado y privilegiado
de democracia y libertad. Entre otras cosas, enfatiza que no hay otra sociedad
mejor y más avanzada que ésta y que el pueblo Americano es superior y un
ejemplo de desarrollo para el mundo entero. Sin embargo, las condiciones de
vida en años recientes no apoyan este discurso. Durante los años 1930’s hasta
1970’s la clase media del país era grande y crecía cada año, contaba con una
calidad de vida cómoda y con seguridad económica, fruto de tanto una economía
en crecimiento y un movimiento sindical fuerte, como también políticas públicas
del estado de bienestar. Con el desgaste de todo aquello, vino abajo la calidad
de vida de los trabajadores pero aun así los políticos y los medios de
comunicación continuaron estimulando la ideología del “excepcionalismo”. Sin embargo, el pueblo no come ideas, sino
comida y lo que la combinación de esta ideología y las condiciones objetivas
que no la sustentan ha creado es un fuerte resentimiento e ira en el seno del
pueblo Americano, particularmente de raza Anglo-Sajona. Y como ya se ha
repetido en muchas ocasiones en la historia, esta ira que tiene fundamentos
reales en las condiciones materiales de la gente, es fácil de manipular y
convertir en odio en contra migrantes y otras minorías que parecen en el último
periodo haberse beneficiado- aunque tampoco lo fueron.
Pérdida de confianza en las
instituciones de la elite
La guerra en Irak, los tratados
de libre comercio, la crisis económica del 2008 y la subsecuente decisión del
Presidente Obama de rescatar a los bancos de la quiebra, han creado una
desconfianza desde el pueblo a las instituciones que lo gobiernan. El voto por
Trump, más que por las políticas que el promovía, se basaba en un rechazo
iracundo por aquellas instituciones. Esto se evidencia por las muchas declaraciones
de manifestantes en los llamados “Trump rallies”. Decían apoyarlo por no ser
político, por ser alguien que hablaba la verdad sin tapujos, por ser enemigo
del poder establecido y de los medios de comunicación. Fue casi como decir, el
enemigo de mi enemigo, es mi amigo. Trump supo muy bien (a pesar de nunca ser
tomado en serio) proyectar esa falsa imagen de campeón de los pobres, enemigo
del status quo. Por el otro lado, Hillary Clinton representaba de manera
contundente el statu quo. Desde tiempo ha sido una candidata muy poco popular
que parece representar lo peor de la corrupción profunda del sistema político.
Es interesante mencionar que a pesar de que se reduce a ‘racismo’ el apoyo a
Trump, muchos condados que hace 8 años votaron por Obama, ahora votaron por
Trump. Esto es porque en su momento Obama parecía ser ese candidato que no
representaba el poder establecido de las instituciones que el pueblo rechazaba.
Por el mismo motivo, Bernie Sanders, político de Izquierda y odiado por la
elite política del país, arrasó con tanta popularidad en las elecciones
primarias del partido Demócrata.
4. Partido Demócrata
En las últimas horas, desde que
se declara la victoria de Trump se ha especulado sobre la posibilidad de que
Bernie Sanders hubiera tenido más capacidad de derrotar a Trump. No se puede
saber a ciencia cierta, pero lo que sí es claro es que el partido Demócrata no
supo entender el descontento del pueblo especialmente en el interior del país.
Se obstinó por apoyar con lealtad a la máquina política Clinton, sin importar
el bajísimo nivel de popularidad que carga por mucho tiempo. Aún más que eso,
el partido que en algún momento representaba (con sus límites) la defensa de
los derechos laborales, el apoyo a políticas públicas de inclusión social y las
reformas que buscaban manejar o controlar el capital financiero para evitar
abuso, no es el mismo. El partido Demócrata ha venido cambiando lentamente
durante los últimos 40 años en los cuales ha optado por apoyar la globalización
y el neoliberalismo, defender el poder concentrado del capital financiero y los
bancos y administrar la crisis en vez de ofrecer propuestas para salir de ella.
Se ha definido entonces por su discurso sobre la diversidad, promoviendo el
acceso de minorías a la meritocracia, buscando reformas que permitan la
incorporación de ellos/ellas al sistema Capitalista. La diversidad y las
políticas que buscan hacer frente a la desigualdad en base a raza, género y
etnia son importantes y necesarias. Sin embargo esta postura también busca evitar
entrar en discusión sobre la creciente desigualdad de clase que cada vez es más
aguda e innegable. Bernie Sanders contó con apoyo popular precisamente porque
dialogaba sobre el problema explosivo de la desigualdad social. Aun con Obama
como Presidente, la riqueza de los mega ricos ha aumentado y la pobreza solo
crece. Clinton, como defensora del statu quo y de las elites que se han
beneficiado de este orden, evitó hasta verse obligada a hacerlo, a tocar este
tema. Sin embargo, Trump, aunque con un discurso a base de mentiras y fundado
en odio, si tocó el tema de la desigualdad.
5. La ausencia de una Izquierda
La izquierda de los Estados
Unidos aun no construye un proyecto que, a la vez que reúna a la clase
trabajadora, ofrezca propuestas para salir de la crisis. Junto con el partido
Demócrata, muchas figuras y espacios de organización de la Izquierda se han
enfocado en el tema de la diversidad y el acceso a oportunidad para mujeres,
Afro-descendientes y otros grupos minoritarios. Es sumamente problemático que
existe dentro de la misma izquierda un rechazo y odio en contra de la clase
trabajadora de raza Anglo-Sajona. Esta división es histórica y tiene mucho que
ver con la manera como el pobre de raza Anglo ha sido manipulado con discurso
racista, para mantener una sociedad de clases. Durante el movimiento por los
Derechos Civiles, especialmente, se fomentó un odio por todo lo que no es Anglo
y esto ha servido hasta el día de hoy para dividir a la clase trabajadora.
Desafortunadamente, inclusive la Izquierda en muchos casos no ha tenido la
capacidad de ver que el enemigo no es el trabajador en condiciones de pobreza,
sino la desigualdad real que el sistema ha creado y los intereses políticos que
buscan manipularlo. Se ve en esta elección, también, una aguda división entre
las ciudades de las costas Este y Oeste y el interior del país. Esta división
regional no es solo de raza (siendo que las ciudades tienden a contar con más
diversidad por raza y etnia) sino de clase. La gran concentración de pobreza existe
en estas comunidades del interior, que no se ven representadas por una
Izquierda que, salvo algunas excepciones, no ha buscado dialogar con ellas.
6. Medios de comunicación
Los medios de comunicación, bajo
el control casi total de las elites que han creado la desigualdad que azota el
país, tienen poco vínculo con la realidad. A través de los años, con algunas
excepciones, se han negado a reportar sobre la condición económica que se vive
en Estados Unidos, repitiendo más bien
la ideología del gran capital. Para esto, se ha aferrado en culpar a los
pobres de raza Anglo por sus posturas “nacionalistas”, “atrasadas” y “racistas”
por los problemas que el país ha enfrentado. Esta dinámica se dio también en el
Reino Unido también durante el llamado “Brexit”. También, los mismos medios
contribuyeron a que Trump no se tomara en serio como candidato lo cual le
permitió de cierta manera sorprender al país con los resultados de esta semana.
Sin duda alguna la elección de
Donald Trump para Presidente de los Estados Unidos es motivo de rabia y
desilusión entre muchos. Aquellos que somos inmigrantes sentimos que se viene
un periodo largo de inseguridad; no sabemos qué podemos esperar de un nuevo
presidente que nos hizo ver como responsables de muchos de los problemas por
los que pasa el país, que promovió el odio en contra de nuestras comunidades
que sin embargo también fueron afectadas por las políticas que realmente
crearon los problemas que se viven el día de hoy.
Pero tenemos un papel histórico y
un llamado a enfrentar esta crisis no con miedo sino con propuestas y con
unidad. Un proceso de auto-critica es necesario y debemos evaluar si responder
a odio con más odio nos ayuda en algo. Podemos continuar cayendo en la división
histórica de la clase que este país ha usado para gobernar o podemos tomar este
momento para cambiar de camino, estimular la unidad y responder al odio que
nace de la desesperación, con verdadera solidaridad de clase.
Stephanie Weatherbee Brito es
mexicana, radicada en EUA, militante del Movimiento Sindical en California y
participa de la Articulación de los Movimientos Sociales hacia el ALBA.
http://www.alainet.org/es/articulo/181634
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