El proyecto de ley de Cambiemos que entró nuevamente al
Senado, busca que los contratos sean secretos y garanticen la ganancia de los
contratistas. El proyecto trata de darle una alternativa a las licitaciones
públicas, en la que el Estado se saca de encima el costo del proyecto, porque
pasa al privado.
El Congreso debate la propuesta de participación público
privado, que busca privatizar la obra pública. El texto obtuvo media sanción en
Diputados, con cambios, por lo que retornó al Senado, donde se espera
convertirse en ley.
El espíritu del proyecto trata de darle una alternativa a
las licitaciones públicas, en la que el Estado se saca de encima el costo del
proyecto, porque pasa al privado. La empresa debe fondearse con préstamos
bancarios, lo que encarece el costo total, ya que las tasas que pueda conseguir
siempre serán siempre más elevadas que el interés que se le cobra al Estado.
Debido al "riesgo" que corren los empresarios, la
futura ley les garantiza las ganancias. Como contraparte, el Estado les permite
recaudar por un mínimo de 30 años (prorrogable). Es decir, que si el
contratista construye una autopista, le aseguran la concesión de los peajes por
tres décadas.
Para sumarle al oscurantismo, los contratos se regirán por
el secreto comercial e industrial. El secretismo gobernará incluso el
seguimiento que realizarán los organismos de control y una flamante bicameral
que se creará para tal fin. "La comisión, sus miembros y empleados deberán
garantizar la confidencialidad de la información, sumiendo las
responsabilidades correspondientes por su divulgación", reza el artículo
30 del proyecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario