A Jose Julian Solanille la historia lo colocó en un lugar
incomodo: fue el vecino infiel del Campo de Concentración La Perla.
El humilde campesino que ni por asomo Menendez y los
torturadores de La Perla imaginaron que algún día se iba a sentar en un
tribunal para contar y develar lo que sus ojos habían visto.
Recién me informan que Solanille ha muerto y no tenemos
otras palabras más que agradecerle infinitamente a este humilde y decente
campesino que con nada más que su verdad pudo desafiar a la impunidad, el
silencio, el miedo y el todopoderoso Tercer Cuerpo de Ejercito. Para muchos de
nosotros, un héroe.
“A principios de 1976 yo vivía ahí con mi mujer y mis seis
hijos ahí cerquita de la cárcel de La Perla. Desde el 24 de marzo lo que ya
venía viendo empeoró: se llenó de gente la cárcel y empezaron los gritos todas
las noches. Desgarradores gritos todas las noches, señor juez. Mi mujer tenía
miedo, se quería ir de ahí. Pero yo no sabía dónde ir, dónde si ahí tenía
trabajo. Ahí es cuando empecé a ver lo que estos atorrantes, sinvergüenzas,
hijos de mala madre estaban haciendo”...
“Estaba con otro compañero en la Loma del Torito. Habíamos
visto la fosa cavada. Unos cuatro metros por cuatro. Tenían a toda la gente en
dos filas. No sé, eran muchas personas. Como cien. Algunos vestidos, otros
totalmente desnudos. Estaba Menéndez. El había llegado en un (Ford) Falcon
blanco. Yo lo había visto. Sabía que se venía algo grande. Y ahí estaba, con su
fusil. No lo vi disparar. Pero él dio la orden. La gente estaba encapuchada o
vendada o tenían unos anteojos... Los que no tenían nada, los que podían ver,
gritaban. Unos hasta corrieron. Pero los mataron por la espalda. Ahí nos
rajamos con mi amigo. Estábamos cagados de miedo. Nos habíamos arrastrado hasta
arriba de la loma, pero bajamos corriendo. Después se ve que los quemaron.
Tiraron explosivos. El humo con ese olor espantoso se vino para mi casa. Era
insoportable. Mi mujer y mis hijos se quejaban. Era horrible”...
“Quiero decir que donde todos murieron, yo resucité. El año
pasado, el 24 de marzo, cuando fui a La Perla, me infarté. Y si no fuera por
los chicos de HIJOS, no estaría acá. Ellos me salvaron y no me morí por diez
minutos, me dijo el médico. Emiliano Fessia (encargado de ese espacio de la
Memoria) y los chicos me salvaron. Tanta gente que murió ahí y ahí yo resucité”
- Testimonio de Jose Solanille, arriero, vecino del Centro Clandestino de
Detención y Exterminio La Perla y testigo en la megacausa.
Del muro de @Jesús Tejerina
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