Hacía poco tiempo que el general Juan José Torres había sido
nombrado Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas bolivianas, cuando asumió el
poder por medio de un levantamiento popular, con participación de trabajadores,
organizaciones campesinas, el movimiento universitario y un sector de los
militares nacionalistas -bautizando a esta alianza como los 4 pilares de la
revolución- el 7 de octubre de 1970, estableciendo un gobierno militar de
izquierda nacional.
Sin dudas, ninguno de los militares bolivianos actuales, represores de sus hermanos de raza y de su nación, ha leído este texto escrito por un general patriota, lleno de amor por su pueblo...
Durante su corta gestión, se realizó la nacionalización de
la Mina Matilde y las Colas y Desmontes, la expulsión de los Cuerpos de Paz de
los Estados Unidos, dispuso un aumento presupuestario significativo a las
universidades bolivianas. Su política exterior se caracterizó por ser
pluralista y de respeto por la autodeterminación, tuvo acercamientos con el
Chile de Salvador Allende, con avances importantes en las negociaciones para
una salida al mar, creó la Corporación de Desarrollo (incubadoras de las
empresas estatales bolivianas) y el Banco del Estado (banco de desarrollo),
además de instaurar una alta reposición salarial a los mineros. Rápidamente
-como era de esperar por parte del imperialismo-, Estados Unidos impuso un
bloqueo económico.
Intentó, además, crear un modelo de fortalecimiento y
profundización de la democracia en Bolivia, con la participación popular
directa, mediante el plebiscito, la formación del Consejo de Estado y por medio
de una asamblea nacional con diversas modalidades de representación en su seno.
Para ello durante su gobierno se elaboró la "Constitución Política del
Estado - Gobierno Revolucionario - República de Bolivia - 1971"s hermanos
Fue derrocado por un golpe de estado, el 21 de agosto de
1971, dirigido por Hugo Banzer con el apoyo de militares conservadores
brasileños y parte de la colonia alemana en Bolivia. Partió al exilio, primero
al Perú, después a Chile y finalmente a la Argentina. Fue secuestrado y
asesinado en Buenos Aires el 2 de junio de 1976, en el marco del Plan Cóndor,
que implicaba la colaboración de las dictaduras de Hugo Banzer y Jorge Rafael
Videla, entre otras.
En 1969, escribió el siguiente texto al que tituló “El nuevo
papel de las Fuerzas Armadas”: “La histórica tarea de alcanzar nuestra
independencia económica, por la ruta de nuestra más estrecha unidad nacional,
es piedra angular de toda la doctrina militar boliviana. Comprobamos que la
opresión externa deforma el ser nacional y afecta a todas las clases interesadas
en conformar un verdadero Estado nacional, que se erija sobre bases realmente
independientes. Entendemos nosotros que la Revolución Nacional, sin cortapisas
ni escamoteos, es la forma de obtener la independencia de todos los pueblos que
viven en el mundo gris del subdesarrollo. Por otra parte, debemos advertir que
sin una revolución verazmente nacionalista, sin transformar las estructuras
actuales, y sin una intensa y abierta campaña para enfrentar la dependencia, la
pobreza y la ignorancia, tan sólo se asienta el poder de los que poseen muchos
intereses antinacionales, de los intereses monopolísticos; mientras las Fuerzas
Armadas desempeñan el papel de guardia pretoriana, desvinculada de su pueblo o
contra su pueblo, extrañas a las tremendas realidades que debemos mirar para
superarlas y no para compadecernos o criticarnos mutuamente”.
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