OPINIÓN 21 DE NOVIEMBRE DE 2019 POR COLABORADOR
El ingeniero Félix Sanguinetti quedará en la historia
automotriz argentina como el más grande profesional que supimos tener, en lo
que fuera aquella epopeya de pensar, diseñar y fabricar un camión liviano que
preste servicios en el campo
Este vehículo argentino viajó mucho más allá de lo que se
imaginaron sus creadores, porque saliendo de los rastrojos a la vez avanzó
sobre cada ciudad ciudades, adaptándose para todo tipo de labores.
Félix Sanguinetti trabajó desde el primer día junto al
ingeniero Raúl Gómez en la IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del
Estado), poniendo manos a la obra en la construcción de lo que luego se
denominó Rastrojero, y en cuestión de dos meses sacaron a la calle un 1ro de
Mayo de 1952 al prototipo de este camión liviano de diseño y construcción
nacional, el que a pedido del presidente Juan Domingo Perón, a través del
Brigadier Juan Ignacio San Martín a cargo de la IAME, se fabricó a partir de
piezas sacadas de unos 2.500 tractores Empire, los que habían llegado a nuestro
país a partir de una compensación de la balanza comercial entre Estados Unidos
de América y Argentina, luego de la Segunda Guerra Mundial.
El ingeniero Gómez se retiró de la IAME en el año 1956, con
motivo de lo que fuera el estallido de la Revolución de 1955, denominada como
la “Revolución Libertadora”, remitiéndose a prestar servicios en la empresa
fabricante de la amortiguadores Fric Rot Gabriel, pero el ingeniero Sanguinetti
se quedó, por lo que desde el primer Rastrojero sacado en 1952 hasta el último
producido en 1980 pasaron por sus manos. Todos los Rastrojeros, indudablemente
se llevaron una parte de la magia y la sabiduría de Don Félix. Y estamos en
condiciones de decir que es el más grande profesional de la industria
automotriz argentina, porque no ha habido ningún otro vehículo que se haya
producido en masa ni haya prestado tantos servicios como estos benditos
camiones livianos, los que ayudaron desde su creación hasta hoy en día a cada
familia en Argentina y el exterior del país a desarrollarse económicamente.
Raúl Gómez mencionó alguna vez durante una entrevista: ““Me
pidieron que dijera algunas cosas sobre el Rastrojero. Debo reconocer que desde
que presente mi renuncia en IAME a fines de abril de 1956 y me trasladé a
Rosario el 2 de mayo, hasta la fecha había recordado muchas veces a los que
fueron mis jefes y mis compañeros de trabajo, pero nunca había recordado mi
actuación en Rastrojero hasta que el Ingeniero Sanguinetti, a principios del
año 2000 me pidió que escribiera lo que yo recordara de esa historia. Desde
entonces han sido muchas las veces en que me han preguntado y he debido hablar
del tema”.
Y refiriéndonos al viaje final de Félix Sanguinetti, no
dudamos que se fue con su gran amigo Raúl Gómez, ya que ambos corrieron varias
carreras de regularidad por aquellos años de gloria, y las ganaron, a bordo de
un Rastrojero.
Félix a quien tuve la maravillosa posibilidad de entrevistar
periodísticamente se fue en su último viaje, estando acompañado ayer durante su
despedida a los 99 años de edad por su hija María del Carmen, y sus nietos
Claudia y Marcos Corral, a quienes también tuve la oportunidad de conocer
personalmente el año pasado en Córdoba. Por ello acompaño en el sentimiento por
esta pérdida a toda la familia en este momento de tristeza.
Desde hace mucho tiempo Félix Sanguinetti está en la
historia argentina, como uno de los más grandes creadores de la industria
automotriz.
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