11/08/2015 A través de
una serie de testimonios, la Justicia Federal de Corrientes pudo reconstruir
parte de lo que fueron los últimos días en que se vio con vida a la chaqueña
Dora Noriega, una de las víctimas de la Masacre de Margarita Belén perpetrada
el 13 de diciembre de 1976.
Fue en un requerimiento
de instrucción fiscal que provocó el reciente procesamiento con prisión
preventiva de doce exintegrantes de fuerzas de seguridad por su responsabilidad
en crímenes de lesa humanidad cometidos en Corrientes durante la última
dictadura.
El juez a cargo del
Juzgado Federal N°1 de Corrientes, Carlos Soto Dávila, sostuvo que en los 102
casos bajo investigación las víctimas no sólo fueron privadas ilegalmente de
sus libertades personales, sino que también fueron objeto de vejaciones y
apremios ilegales al ser mantenidas en detención clandestinamente para
extraerles declaraciones bajo esas condiciones.
Los testimonios
recolectados permitieron reconstruir el destino de algunas de las víctimas,
como es el caso de la chaqueña Dora Beatriz Noriega, detenida entre los meses
de octubre y noviembre de 1976, alojada y torturada en el centro de detención
que funcionó en el Regimiento de Infantería 9 “Coronel Pagola”.
Aproximadamente, el 12 de diciembre de ese año fue trasladada y asesinada en el
operativo conjunto del Ejército Argentino y la policía de Chaco conocido como
“Masacre de Margarita Belén”.
“Entre otros pude
reconocer interiormente a las siguientes personas: (…)
Dora Noriga o Noriega, a
quien conocí en una asamblea de delegados
estudiantiles de la Facultad de Arquitectura”, declaró Carlos Achar
Carlomagno. “Dorita se encontraba embarazada y muy débil; después supe que a
causa de las torturas el bebé había muerto y como no se lo sacaron se le pudrió
adentro, ella también figura como desaparecida”, comentó.
Por su parte, Lilian
Ruth Losada, al ser preguntada respecto de si tuvo oportunidad de reconocer
alguna otra persona que estuviera detenida en el Regimiento N°9 respondió que
si. “Vi a una persona que ya conocía en el baño. Puede decirnos quien era: Dora
Noriega”, contó. ¿En que circunstancia la vio y como la vio a ella?, se le
preguntó. “Nosotros cuando queríamos ir al baño llamábamos al soldado y el
soldado venía a buscarnos, a veces nos decía que espere un momento, yo supongo
que no podían ir dos personas juntas al baño, y un día coincidimos, tal vez
haya sido un error el encuentro, nosotras vivimos casi 3 años juntas siendo
estudiantes, y, ella estaba muy mal, muy lastimada, muy débil, hablamos pocas
palabras, me dijo ‘mirá lo que me hicieron…’”, dijo.
Por su parte, José Pedro Almirón, contó parte
de la charla que tuvo con el compañero de militancia de Nora, el “Mono” Vargas,
quien también había sido secuestrado por las fuerzas armadas. “Le digo ‘Mono
que pasó, que te pasó’. Me dice: “Si, me agarraron, me pegaron mucho, me
torturaron, me van a matar”, me dice. “No, Mono, que te van a matar, yo estoy
vivo acá’, le digo, que pasó, me dice ‘la detuvieron a mi novia también, le
detuvieron a mi novia, a la Dorita Noriega”.
La
historia de Nora
Según recuerda el sitio
de la Comisión Provincial por la Memoria del Chaco, Dora Noriega nació en
General San Martín, el 13 de noviembre de 1952. Concurrió a la Escuela Primaria
N° 44 de esa localidad. Cuando cursaba 3° grado comenzó a vender pastelitos,
flanes y alfajores que preparaba su madre para ayudar a la situación económica
humilde de la familia. Para su formación secundaria asistió al Bachillerato
“Esteban Echeverría”, también de San Martín, de donde egresó con el título de
Bachiller Biológico.
En 1972 fue a vivir a
la ciudad de Corrientes con un grupo de amigas de la secundaria, y con algunas
de ellas compartió una pensión por un tiempo. Si bien se inscribió en otras
carreras, finalmente comenzó a estudiar Bioquímica en la Universidad Nacional
del Nordeste. Visitaba a sus padres en General San Martín.
En el año 1974 decidió
mudarse a un departamento situado en la zona céntrica de la ciudad de
Corrientes. En esa época, Dora comenzó a
militar en la Juventud Universitaria Peronista, y luego en Montoneros.
En ese tiempo debieron
abandonar el departamento, que días después fue allanado. Para mediados de
dicho año, Dora estaba en pareja con un compañero de militancia, el “Mono”
Vargas. En este período, Dora avanzó en su compromiso con la organización, pese
a la situación difícil del país.
En septiembre de 1976
volvió a Corrientes, luego de visitar a su madre, y desde entonces no tuvo más
contacto con su familia. Una versión indica que por esta época ella estaba
recientemente embarazada. Posiblemente haya vivido en la clandestinidad en
distintos lugares durante ese tiempo: Misiones, Resistencia, Córdoba. Desde
esta última provincia envió a su madre una postal.
Fue secuestrada por
fuerzas pertenecientes al Ejército Argentino entre octubre y noviembre de 1976.
Estuvo detenida-desaparecida en dependencias del Regimiento 9 de Infantería
“Coronel Pagola” en la ciudad capital de Corrientes. Allí la mantuvieron hasta
los primeros días del mes de diciembre de dicho año. En este lugar fue vista
por varias personas. Su antigua compañera de departamento, también detenida
allí, la vio en el baño de ese lugar; se cruzaron en un momento y Dora le dijo:
“Siempre juntas”.
Una detenida en el
Regimiento relata en su testimonio judicial que conoció a Dora en el
cautiverio. Destaca que a pesar de estar muy golpeada, cuando le preguntó a
Dora cómo estaba ella respondió con fuerza que se encontraba bien. Esta
compañera de detención cuenta que una noche, entre el 10 y 13 de diciembre de
1976, Dora fue sacada del Regimiento bajo las órdenes del oficial de
Inteligencia Horacio Losito para un supuesto traslado. Desde esa noche no se
supo más de ella.
El domicilio de sus
padres sufrió varios allanamientos por parte del personal de la Gendarmería,
incluso después de la desaparición de Dora; en ellos se llevaron todas las
fotos y cartas de ella y de su hermano mayor. Dora y su compañero el “Mono”
Vargas permanecen desaparecidos.
Chaco Día por Día
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