Fogoneado por la derecha oriental, EE UU aconsejó extremar
cuidados al visitar el "paisito", que retrucó con temas como la
xenofobia, el racismo y el uso de armas.
Por Andrés Gaudin
11 de Agosto de 2019
Estados Unidos volvió a desempolvar su anacrónico manual de
intromisiones en los asuntos internos de los demás. Esta vez fue el turno de
Uruguay, un país con el que había tenido, apenas, algunas escaramuzas
diplomáticas desde que los sudamericanos se independizaron, allá por 1825. Esta
vez, aunque ahora los actores tratan de relativizar las cosas, la injerencia
fue tan burda que dejó sus huellas. Lo dicho, dicho está.
El gobierno de Tabaré
Vázquez violó lo que ha sido casi una norma –recibir la patada y callar el
dolor–, y reaccionó con firmeza y en un tono entre crítico e irónico. La Casa
Blanca no está acostumbrada a recibir este tipo de cachetadas.
El canciller Rodolfo Nin Novoa, un hombre al que en el
propio Frente Amplio gobernante sindican como excesivamente moderado, fue el
encargado de responder a la recomendación que Washington les transmitió a sus
súbditos en cuanto a los cuidados que deben tener de ahora en adelante cuando
piensen viajar al "peligroso" Uruguay. Palabras más, palabras menos,
recordó que las agresiones y las intromisiones en los asuntos ajenos han sido
una constante en la historia de la gran potencia. Y, sobre todo, recordó que
con su política de permisividad hacia los amantes de las armas, los racistas y
los xenófobos, el gobierno de EE UU no tiene autoridad moral para juzgar a
nadie.
El 2 de agosto, el Departamento de Estado divulgó un
comunicado en el que señaló que "los crímenes violentos, robos armados,
robos de vehículos y rapiñas se han incrementado en todo el país y ocurren en
áreas urbanas visitadas por personal de la Embajada, tanto de día como de
noche" (¿prostíbulos, salas de juego clandestinas?), lo que hace que los
viajeros deban tener mayores cuidados ante la criminalidad. Por eso, "Uruguay
pasó del Nivel 1 al Nivel 2 de recomendaciones, de la toma de precauciones
normales al incremento de esas precauciones". En materia de seguridad,
quedó en el mismo nivel de los superlativamente violentos Brasil y Colombia.
Según aclaró la Embajada, las estadísticas que le permitieron llegar a esa
conclusión fueron suministradas por la Fundación Propuesta, una colateral de
Vamos Uruguay, el sector ultraderechista del Partido Colorado liderado por el
senador Pedro Bordaberry, hijo del fallecido dictador Juan María Bordaberry.
Propuesta fue, además, la que aportó los datos que le sirvieron al senador
Jorge Larrañaga (Partido Nacional o Blanco) para darle forma al proyecto de
reforma constitucional que se plebiscitará el 20 de octubre, junto con la
elección presidencial. Ese proyecto, al que la Embajada y la dirigencia de EE
UU elogiaron tanto, busca incrementar las penas de los culpables de cualquier
delito y endurecer el combate a la violencia, valiéndose incluso de las FF AA.
El 5 de agosto, la cancillería uruguaya retrucó. "El
Ministerio de Relaciones Exteriores alerta a los compatriotas que viajen a EE
UU a extremar las precauciones ante la creciente ola de violencia
indiscriminada, en su mayor parte por crímenes de odio, entre los cuales el
racismo y la discriminación, que costaron la vida a más de 250 personas en los
primeros siete meses de este año". Agregó: "Ante la imposibilidad de
las autoridades (de EE UU) de prevenir estas situaciones debido, entre otros
factores, a la posesión indiscriminada de armas, se aconseja evitar los lugares
donde se producen concentraciones de personas (…), y no concurrir con menores a
esos lugares". Chau Disney World. Valiéndose del índice de Ceoworld
Magazine 2019 y otras estadísticas globales, Nin Novoa recordó: no hay ninguna
ciudad uruguaya entre las primeras 50 más violentas del mundo, mientras EE UU
tiene a tres entre las 20 extremadamente críticas: Detroit (Michigan),
Baltimore (Maryland) y Alburquerque (Nuevo México).
Acción y reacción, efecto boomerang. Como se le llame, la actitud
intervencionista y el hecho de que en los días previos dos masacres colectivas
hayan dejado 29 muertos en Texas y en Ohio, replicaron intensamente en EE UU.
El 7 de agosto, The New York Times dedicó una nota de tapa para destacar que en
la vuelta a clases, tras las vacaciones de verano, los artículos más demandados
por los padres son las mochilas blindadas, que se venden entre 100 y 200
dólares. "Tiene paneles reforzados que te protegen de las balas",
"Cómprala, nuestra mochila aumentará tus posibilidades de
supervivencia", es uno de los discursos de venta de Yasir Sheikh, director
de Guard Dog, un gigantes del negocio de la seguridad. Ese mismo día el
cineasta Michael Moore (Bowling for Columbine) elogió a Nin Novoa en sus redes
sociales y reprodujo el comunicado de la cancillería entre sus millones de
seguidores en Twitter e Instagram.
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