Por Natalia Arenas
Se trata de la panchería que estaba ubicada en la estación
de la línea Mitre del ferrocarril Sarmiento. Su dueño denunció que la
remodelación y puesta en valor que encabeza el ministerio de Transporte no
incluyó a su local y por eso los echaron.
Bastaban 3 pasos y apenas uno ingresaba al hall de la
estación de Retiro, línea Mitre, a la derecha, se encontraba con un clásico de
la comida rápida: la panchería Discapanch.
Cientos de personas pasaban por allí a toda hora: se
sentaban en las banquetas o compraban la comida para llevar. Nada diferente a
lo que sucede en otras casas de comida rápida. Excepto por los empleados:
Discapanch es la única panchería que contrata sólo a discapacitados y excluidos
sociales. “Sólo contrato a personas que no tienen la posibilidad de conseguir
trabajo en otro lugar”, contó en una nota para Diario Popular Saúl Macyszyn, el
fundador y dueño del local.
Desde el año pasado, un enorme cartel se podía ver justo
enfrente de Discapanch. “Muy pronto vas a disfrutar de una nueva estación”,
dice. Es que el ministerio de Transporte y la Operaria Ferroviaria Sociedad del
Estado (SOFSE) pusieron en marcha la remodelación de la estación Retiro. “Las
mejoras incluyen la renovación completa de la infraestructura en pisos, paredes,
ventanales y techos. La espera será mucho más cómoda para los pasajeros, ya que
se colocarán asientos nuevos y toda la cartelería será modernizada para obtener
información accesible y en tiempo real de los servicios”, aseguran en una nota
de prensa. Pero esta modernización no incluye a Discapanch.
Ni bien asumieron las autoridades del nuevo gobierno, a Saúl
lo visitaron para contarle las novedades: iba a tener que adecuarse a la
renovación. Por esos tiempos, las dudas del dueño de Discapanch pasaban por
cómo iba a pagar el aumento del alquiler del local y de todos los servicios.
Pero al pasar los meses, esas dudas se transformaron en miedo: la propuesta ya
no era la adaptación, sino que firme un acta, entregue las llaves y se vaya con
Discapanch a otro lugar.
“Me usurparon el local de Discapanch y lo desarmaron. Ante
mis quejas, me dieron permiso para instalar un Food-Truck (carro de venta de
panchos)”, detalla Saúl. Ese puesto se atiende con un solo empleado. “Yo tengo
10 empleados discapacitados y con problemas sociales, es decir que tengo que
pagar 10 sueldos que van de $13.000 a $22.000”, dice.
Así las cosas, Saúl se encontró trabajando a pérdida. “El
Food Truck obviamente vende menos que un local y no alcanza para pagar todos
los sueldos”. La primera solución que encontró fue dejar de pagar los
impuestos. Pero, claro, ya comenzaron a llegar las notificaciones de la AFIP.
A pesar del desmantelamiento del local, Saúl se negó a
entregar las llaves. Un día, llegó al local y se encontró con que tampoco
estaba el Food Truck. “Lo depositaron en un andén del ferrocarril que está
clausurado, lo rayaron, y para que no volvamos a llevarlo al hall, le cortaron
la cubierta y pincharon la goma”, dice.
“El Gobierno nos quiere fundir, así nos vamos solos, dado
que legalmente no nos pueden echar”, cree Saúl. Se refiere a que las personas
discapacitadas están protegidas por la ley (24.308). Saúl es un emprendedor que
también sufre una discapacidad: le falta un brazo.
Él les prometió a sus empleados pagarles “partes del sueldo”
en febrero y marzo. Pero después, si la situación no se soluciona, no podrá
pagarles más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario