Una investigación confirma que
todas las grandes capitales subsidian el pasaje del Metro y otros transportes.
El PRO, aislado del mundo.
Luego de que el ministro de
Hacienda de la Ciudad, Néstor Grindetti, anunciara que no habrá partidas
destinadas a subsidiar el sistema de subterráneo en el proyecto de ley de
presupuesto del próximo año, Roberto Pianelli, secretario general de la Asociación
Gremial de Trabajadores del Subte y el Premetro (AGTSyP), comentó: “No debe
haber ciudad en el mundo (…) que no subsidie su transporte público, por lo
menos las grandes ciudades (…). Esto es así porque se sabe que el transporte
público no es sólo el lucro (…) sino que tiene que ver con cuestiones
colaterales al negocio, que tiene que ver con lo que se le brinda a la
sociedad”.
En la gran mayoría de las
ciudades del mundo se subsidia el transporte público, en diferentes
proporciones y formas. Así lo señala la introducción de un informe de Nicolás
Estupiñán y otros investigadores del Banco Mundial sobre el tema: “Como
observación general, los subsidios están omnipresentes en el sector del
transporte”.
“Los costos operacionales
cubiertos por las tarifas [N. de R.: que pagan los usuarios] son menos del 50%
en todas las áreas metropolitanas”, concluyó un estudio comparativo realizado
por la Autoridad de Transporte Metropolitana (ATM) de Barcelona presentado en
febrero de 2010, que consideró a Ámsterdam, Berlín, Bruselas, Madrid, París y
Barcelona. En Estados Unidos, por otro lado, las grandes ciudades también
tienen sistemas subsidiados en al menos un 40 por ciento.
El nivel de gobierno que aporta
los fondos varía en las distintas jurisdicciones. «En Bruselas y Berlín
provienen en su totalidad de las administraciones regionales, mientras que en
el caso de Ámsterdam el 96% de las contribuciones proviene del Estado.
Barcelona, Madrid y París Ile-de-France obtienen sus fondos del Estado, la
administración local y regional, aunque las contribuciones regionales son
particularmente importantes», asegura el informe de ATM.
Las fuentes de financiamiento
varían también. En París, por ejemplo, una parte del transporte público es
subsidiada con un impuesto específico a empresas que cuentan con más de nueve
empleados. En Londres, se invierte en transporte público lo recaudado por un
impuesto cobrado a los automovilistas de la ciudad.
Existen diferentes razones para
subsidiar el transporte público. Una de ellas es la equidad social, que busca
garantizar el acceso de todos los ciudadanos al transporte. Otra es fomentar el
uso del transporte público por sobre otros medios menos eficientes en términos
de uso de recursos no renovables, de espacio y de infraestructura, y más contaminantes.
Si bien subsidiar el transporte
público es una práctica común, existen diferencias en cómo se procede. Entre
los diferentes sistemas, según enumera el informe “El ABC de los subsidios al
transporte” del Centro de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento
(CIPPEC), se cuentan: las transferencias monetarias directas a ciertos
usuarios; las tarifas diferenciales para ciertas categorías, como jubilados o
estudiantes; los vales de transporte, en los que el empleador paga una parte
del sueldo en vouchers; y los subsidios condicionados a la oferta, que se pagan
a las empresas prestatarias según ciertos indicadores como cantidad de
pasajeros transportados. Este último es el sistema que se utiliza actualmente
en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Cada mecanismo presenta
diferentes inconvenientes y grados de progresividad: algunos son más efectivos
en el objetivo de beneficiar a quienes más lo necesitan que otros. Los sistemas
que transfieren fondos a la demanda, si toman en cuenta los ingresos de los
usuarios, pueden ser más efectivos que los que lo hacen a la oferta, como es el
caso del subte y de los trenes metropolitanos.
En el caso particular de la
Argentina, “el Estado subsidia de manera poco eficiente en términos de equidad
social, al hacerlo a través de la oferta y no tener en cuenta los ingresos de
la persona”, señaló Paula Szenkman, coordinadora del Programa de Integración
Global y Desarrollo Productivo del CIPPEC, y agregó: “La introducción de la
tarjeta SUBE podría ayudar a focalizar los subsidios y volverlos más
progresivos, todo depende de cómo se implemente.”
por Chequeado.com
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