EL INDIO QUE FUE
COMANDANTE MILITAR EN LAS ISLAS MALVINAS
Es
casi desconocido que el misionero guaraní Pablo Areguatí fue comandante militar
de las islas Malvinas, además de protagonista del inicio de la guerra civil en
las Provincias Unidas. Para conmemorar este 2 de Abril, Día de los Veteranos y
Combatientes de Malvinas, es oportuno repasar su historia. Por Pablo Camogli*
El
proceso revolucionario y emancipador que surcó buena parte del continente
americano a comienzos del siglo XIX, cambió la historia con su densidad, su
complejidad y su dinamismo. Para los historiadores, se trata de una época
riquísima en cuanto a su potencial como objeto de estudio, ya que ofrece la
posibilidad de acercarse hacia el pasado desde diversos enfoques y temáticas.
Una de ellas, es seguir las trayectorias de vida de los protagonistas de los
principales hechos ocurridos en aquel tiempo pretérito. En esta ocasión, nos
vamos a adentrar en la vida de Pablo Areguatí, un guaraní que tuvo una parábola
de vida tan fantástica como asombrosa.
En
el transcurso de una década, Areguatí será protagonista del inicio de la guerra
civil en las Provincias Unidas y comandante militar de las islas Malvinas. Esta
insólita trayectoria, amerita la curiosidad de aquellos que buscamos en el
pasado fenómenos individuales que, correctamente contextualizados, permitan
avanzar en la mejor comprensión de la totalidad de ese pasado. En este caso, la
reconstrucción (parcial, claro) de las experiencias de Areguatí, servirán para
profundizar en fenómenos tan complejos como la guerra civil o el conflicto por
nuestras islas Malvinas.
En la guerra civil
No
era Areguatí un misionero más, sino que formaba parte de una cierta elite
existente entre los guaraníes y conformada por aquellos que tenían acceso a los
puestos de la estructura colonial local, como ser, fundamentalmente, miembros
de los cabildos. Pablo provenía de una familia tradicional en San Miguel
Arcángel. Este poblado formaba parte del departamento de San Miguel, también
conocido como las Misiones Orientales. Era hijo de Pascual Areguatí y hermano
de Pedro Antonio, que en 1825 formaría parte de la expedición de los 33 orientales
al mando de Juan Antonio Lavalleja para liberar la Provincia Oriental.
Merced
a su posición familiar, es que habría logrado ingresar en el Colegio de San
Carlos de Buenos Aires, quizás la más importante de las escuelas del
virreinato. Ya de regreso en su región de origen, lo sorprendió la invasión
lusitana sobre las Misiones Orientales de 1801, que forzó el exilio de
numerosos guaraníes hacia los pueblos de la costa occidental del río Uruguay.
Areguatí, junto a su familia se asentó en Mandisoví, el punto más austral de lo
que por entonces era nuestra provincia.
Allí
lo encontró la revolución y el paso de Manuel Belgrano, quien lo nombró alcalde
y comandante de milicias del pueblo, lugar desde el que colaboró con
información sobre los movimientos de los portugueses.
Areguatí
ganará protagonismo a medida en que el ideario federal comienza a expandirse
por el litoral y es adoptado por sus hermanos guaraníes. Quizás debido a su
posición de cierto privilegio por su trayectoria, es que Areguatí se puso del
lado del poder central de Buenos Aires, por lo que “había estado muy activo
procurando contener a los rebeldes, disolviendo sus reuniones y ejerciendo toda
su influencia contra la causa artiguista, ganándose la animosidad de Manduré y
sus lugartenientes” (Poenitz y Poenitz, Misiones provincia guaranítica,
Posadas, Editorial Universitaria, 1998, p. 146).
De
hecho, esta postura de Areguatí le valió el reconocimiento de las autoridades
centrales. El Director Supremo Gervasio Posadas lo ascendió, en julio de 1814,
a capitán de milicia.
Lo
cierto es que esta actitud exacerbó los ánimos y sirvió para profundizar las
diferencias políticas existentes entre los guaraníes federales y los no
federales. Manduré con su gente, sitió y atacó Mandisoví en agosto de 1814,
dando inicio, de esta forma, a la extensa guerra civil que asoló nuestro país
hasta 1884.
En el extremo austral
Luego
de la derrota de los directoriales en Mandisoví, Areguatí logró escapar y pasó
un tiempo en Santa Fe, hasta que recaló en Buenos Aires. Allí se habría
vinculado a sectores comerciales, de la mano de los cuales emprenderá su
increíble periplo malvinense.
Cuando
en la década de 1820 el gobierno de la provincia de Buenos Aires comenzó a
mostrar cierto interés por las posibilidades económicas del mar argentino, el
tema de las Malvinas (que administrativamente dependían de Buenos Aires) se
instaló como un problema a resolver. La mejor forma de ocuparla, era a través
de alguna explotación comercial que pusiera en movimiento a las islas y que
garantizara la presencia humana indispensable para argüir derechos soberanos
sobre ellas.
En
1823 el el gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, le otorgó derechos de
explotación sobre 30 leguas de las Malvinas a un tal Jorge Pacheco. Éste podría
criar ganado y cazar lobos marinos, pero a cambio debía reparar las
instalaciones de Puerto Soledad. Pacheco se asoció para la empresa con Luis
María Vernet. Ambos encararán la tarea de administrar las islas.
En
diciembre de aquel año, Pacheco y Vernet se dirigen al gobernador para
recomendar la designación de Areguatí como comandante militar de las Malvinas
(ver recuadro). De esta forma, se buscaba proteger las inversiones comerciales
y manifestar, con una designación oficial, que la soberanía sobre el
archipiélago recaía sobre la provincia bonaerense. Pocos días después, partió
la expedición.
En
los primeros días de 1814 Areguatí se encontraba en las Malvinas. Hay que
imaginarse las sensaciones que habrá tenido aquel indio guaraní en medio de las
soledades australes, pero todo indica que no disfrutó en demasía. Tan sólo 6
meses después, regresa y no niega a volver a Malvinas. Más allá de la posible
frustración comercial que pudo haber tenido Areguatí (a quien le habían
permitido criar ganado en una porción de tierra), es probable que el crudo
invierno malvinense fuera un factor determinante para su retorno.
Ya
en Buenos Aires, ingresó en la
Aduana y luego trabajó como oficial de justicia. Pero su
nombre quedará en la historia vinculado a dos hechos sensibles de nuestro
pasado: el inicio de la guerra civil y el haber sido el primer comandante
militar de nuestras islas Malvinas.
Foto aprendiendodenuestrofolclore |
Documentos que hacen la historia
En
el Archivo Histórico Nacional de Buenos Aires, descansan miles de documentos a la
espera de algún paciente historiador que los saque a la luz y los integre en un
relato histórico. Uno de esos documentos
es el expediente 18, legajo 48 de la sala IX: 24-5-7 de Guerra y Marina, de
donde extraje parte de la historia de la llegada de Areguatí a Malvinas.
El
documento es una nota presentada por los socios comerciales Jorge Pacheco y
Luis Vernet ante el gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez. Allí, entre
otras cuestiones, se informa que a la expedición a Malvinas la acompaña el “capitán
de Milicia retirado Dn. Pablo Areguatí”. En consideración de ello, solicitan,
“para el respeto de los peones y Buques extranjeros” se lo designe como
“Comandante de aquel punto sin sueldo alguno”.
Asimismo,
comentan que “Areguatí piensa formar de los mismos peones una compañía de
Cívicos con sus Cabos y Sargentos, para darle a esta operación toda la
representación posible en obsequio de una propiedad de la Patria , llevando las armas
y municiones de cuenta de la negociación”.
El documento está firmado al
margen por Rodríguez, quién aprueba lo solicitado el día 18 de diciembre de
1823, día en que un misionero, fue designado para gobernar Malvinas. Una tataranieta del comandante militar
guaraní de las Islas Malvinas, Evangelina Areguati, actualmente es maestra en
la escuela Nº 74 Juan José Valle, de Concordia (Entre Ríos).
*Pablo Camogli es escritor, historiador y
periodista. Nació en Oberá, Misiones, en 1976. Publicó: Misiones, (colaborador)
de Silvia Torres, Manrique Zago, 1994; Batallas por la libertad, Aguilar, 2005;
Batallas por Malvinas, Aguilar, 2007 y Batallas entre hermanos, Aguilar, 2009.
Publicado:abril 2012-FM Universo 94.3-Edid A. Medina-Ramon A. Bohle-
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